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Ezequiel 13

Ezequiel 13: Una Lucha Entre la Verdad y la Mentira Espiritual

No hay duda de que uno de los temas más urgentes en el libro de Ezequiel es la falsedad espiritual. Y eso se hace evidente al llegar al capítulo 13. Aquí no estamos ante un mensaje genérico de juicio, sino ante una condenación directa a aquellos que se atrevieron a hablar en nombre de Dios sin haber sido enviados por Él.

En ese momento, mientras ministro en medio del exilio babilónico, recibo una nueva palabra del Señor. Esta vez, dirigida a los falsos profetas que andaban diciendo cosas como “Ha hablado Jehová”, cuando en realidad, Dios no había dicho nada. Incluso peor: les anunciaban paz al pueblo cuando todo indicaba que la guerra estaba por venir.

Profetas que Andan Tras su Propio Espíritu

La acusación es clara desde el primer verso: “¡Ay de los profetas insensatos, que andan en pos de su propio espíritu, y nada han visto!” No estaban recibiendo visiones auténticas. No estaban interpretando ninguna revelación divina. Más bien, estaban improvisando. Inventándose mensajes. Diciendo lo que la gente quería escuchar, no lo que necesitaba oír.

Y créeme, esto no solo pasaba en aquella época. Hoy también hay quienes se presentan como portavoces de Dios pero lo único que transmiten es su propia voluntad disfrazada de espiritualidad. Les llaman “profetas”, “visionarios”, incluso “reveladores”, pero sus palabras no tienen fundamento bíblico ni autoridad moral.

Ezequiel compara a estos charlatanes espirituales con zorras en el desierto. Animales astutos, sigilosos, que aprovechan la oscuridad para moverse. Así actuaban ellos: engañando, manipulando, buscando beneficios personales mientras hacían creer que tenían un ministerio legítimo.

La Muralla Recubierta con Barro Mojado

Una de las imágenes más impactantes del capítulo es la del muro recubierto con barro mojado. Alguio intenta construir algo sólido, resistente… pero otros vienen y lo cubren con una capa débil, inestable.

Dios me dice que así era la situación en Jerusalén. Había quien decía que todo estaba bien, que la ciudad era segura, que no había peligro. Pero esa paz era falsa. Esa seguridad era una ilusión. Esos “profetas” estaban dando falsas esperanzas a un pueblo que necesitaba arrepentirse, no justificaciones.

Pero entonces viene la tormenta. Literal y simbólicamente. Vendrán lluvias torrenciales, granizo y viento huracanado. Y cuando eso pase, ¿qué quedará de esa muralla? Nada. Quedará en ruinas, expuesta, con su fundamento al descubierto. Y entonces los mismos que dijeron: “Esto está seguro”, tendrán que responder: “¿Dónde está la protección que prometimos?”

Hoy también hay muchos que construyen sobre bases débiles. Que venden prosperidad sin santidad. Que anuncian bendiciones sin exigir obediencia. Que predicen victoria sin mencionar el sacrificio. Pero tarde o temprano, llegan las pruebas. Las crisis. Las tormentas. Y solo lo genuino resiste. Lo demás cae como castillo de naipes.

Mujeres Profetisas que Cazan Almas con Vendas Mágicas

Pero no termina ahí. El mensaje continúa, esta vez dirigido específicamente a ciertas mujeres profetisas que estaban involucradas en prácticas engañosas. Ellas usaban vendas mágicas y velos encantados para imponer control espiritual sobre la gente.

Dios las llama a dar cuentas. Porque no solo están explotando emocionalmente al pueblo, sino que literalmente están “cazando almas”. Están usando herramientos vacíos de poder real para manipular, para crear dependencia, para obtener beneficios materiales.

“Por puñados de cebada y pedazos de pan”, dice Dios, “vosotros matáis a los que no deben morir, y mantenéis con vida a los que no deben vivir”. Esto es grave. Estos no son errores inocentes. Son decisiones conscientes destinadas a confundir, a desviar, a engañar.

No Más Visiones Vanas, No Más Adivinaciones Mentirosas

El capítulo cierra con una declaración contundente: “No veréis más visión vana, ni practicaréis más adivinación; y libraré mi pueblo de vuestra mano”.

Es decir, Dios va a actuar. Va a poner fin al engaño. Va a liberar a Su pueblo de manos que no eran dignas de confianza. Porque el verdadero propósito de un siervo de Dios no es dominar al pueblo, sino guiarlo hacia la verdad. No es enriquecerse personalmente, sino edificar colectivamente.

Este mensaje no solo tiene valor histórico, sino aplicable hoy. Muchos, dentro y fuera de las iglesias, siguen usando técnicas engañosas para mantener influencia sobre otros. Prometen sanidades sin restitución moral. Ofrecen liberaciones sin confrontación del pecado. Hablan de avivamiento sin examinar la conciencia.

Pero Ezequiel 13 nos recuerda que eso no puede durar para siempre. Dios no permite que el error prevalezca indefinidamente. En su tiempo, Él levanta profetas verdaderos, rompe sistemas falsos, restaura almas atrapadas.

Reflexiona: ¿Quién Está Guiándote?

Al final del día, la pregunta no es solo: “¿Qué profetas están hablando?”, sino: “¿A quién estás escuchando?” Porque todos tenemos influencias espirituales, todos seguimos a alguien. El punto es asegurarnos de que esos líderes realmente vienen de parte de Dios.

Si alguien te dice que todo está bien cuando tu corazón está alejado de Él, tal vez sea hora de replantearte. Si alguien te promete bendiciones sin costo, sin entrega, sin cruz que cargar… ten cuidado. Porque eso no es evangelio. Es falso mensaje.

Ezequiel 13 no es un capítulo cómodo. Pero sí es necesario. Nos ayuda a discernir entre el verdadero ministerio profético y la impostura religiosa. Entre una palabra que libera y una que controla. Entre un mensaje que humilla y otro que eleva.

Comparte este artículo con alguien que necesite recordar que no toda voz que habla en nombre de Dios es de Dios.

Texto integro del Libro de la biblia Ezequiel capítulo: 13

Ezequiel 13
Condenación de los falsos profetas
1Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
2Hijo de hombre, profetiza contra los profetas de Israel que profetizan, y di a los que profetizan de su propio corazón: Oíd palabra de Jehová.
3Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de los profetas insensatos, que andan en pos de su propio espíritu, y nada han visto!
4Como zorras en los desiertos fueron tus profetas, oh Israel.
5No habéis subido a las brechas, ni habéis edificado un muro alrededor de la casa de Israel, para que resista firme en la batalla en el día de Jehová.
6Vieron vanidad y adivinación mentirosa. Dicen: Ha dicho Jehová, y Jehová no los envió; con todo, esperan que él confirme la palabra de ellos.
7¿No habéis visto visión vana, y no habéis dicho adivinación mentirosa, pues que decís: Dijo Jehová, no habiendo yo hablado?
8Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto vosotros habéis hablado vanidad, y habéis visto mentira, por tanto, he aquí yo estoy contra vosotros, dice Jehová el Señor.
9Estará mi mano contra los profetas que ven vanidad y adivinan mentira; no estarán en la congregación de mi pueblo, ni serán inscritos en el libro de la casa de Israel, ni a la tierra de Israel volverán; y sabréis que yo soy Jehová el Señor.
10Sí, por cuanto engañaron a mi pueblo, diciendo: Paz, no habiendo paz; y uno edificaba la pared, y he aquí que los otros la recubrían con lodo suelto,
11di a los recubridores con lodo suelto, que caerá; vendrá lluvia torrencial, y enviaré piedras de granizo que la hagan caer, y viento tempestuoso la romperá.
12Y he aquí cuando la pared haya caído, ¿no os dirán: ¿Dónde está la embarradura con que la recubristeis?
13Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Haré que la rompa viento tempestuoso con mi ira, y lluvia torrencial vendrá con mi furor, y piedras de granizo con enojo para consumir.
14Así desbarataré la pared que vosotros recubristeis con lodo suelto, y la echaré a tierra, y será descubierto su cimiento, y caerá, y seréis consumidos en medio de ella; y sabréis que yo soy Jehová.
15Cumpliré así mi furor en la pared y en los que la recubrieron con lodo suelto; y os diré: No existe la pared, ni los que la recubrieron,
16los profetas de Israel que profetizan acerca de Jerusalén, y ven para ella visión de paz, no habiendo paz, dice Jehová el Señor.
17Y tú, hijo de hombre, pon tu rostro contra las hijas de tu pueblo que profetizan de su propio corazón, y profetiza contra ellas,
18y di: Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de aquellas que cosen vendas mágicas para todas las manos, y hacen velos mágicos para la cabeza de toda edad, para cazar las almas! ¿Habéis de cazar las almas de mi pueblo, para mantener así vuestra propia vida?
19¿Y habéis de profanarme entre mi pueblo por puñados de cebada y por pedazos de pan, matando a las personas que no deben morir, y dando vida a las personas que no deben vivir, mintiendo a mi pueblo que escucha la mentira?
20Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra vuestras vendas mágicas, con que cazáis las almas al vuelo; yo las libraré de vuestras manos, y soltaré para que vuelen como aves las almas que vosotras cazáis volando.
21Romperé asimismo vuestros velos mágicos, y libraré a mi pueblo de vuestra mano, y no estarán más como presa en vuestra mano; y sabréis que yo soy Jehová.
22Por cuanto entristecisteis con mentiras el corazón del justo, al cual yo no entristecí, y fortalecisteis las manos del impío, para que no se apartase de su mal camino, infundiéndole ánimo,
23por tanto, no veréis más visión vana, ni practicaréis más adivinación; y libraré mi pueblo de vuestra mano, y sabréis que yo soy Jehová.

Resumen del capítulo 13 del libro de Ezequiel

El capítulo 13 del Libro de Ezequiel presenta un mensaje profético centrado en la crítica a los falsos profetas y profetisas que estaban engañando al pueblo de Israel con mensajes engañosos y visiones falsas. Este capítulo destaca la importancia de discernir entre la verdad y la mentira, así como la responsabilidad de los líderes espirituales de transmitir mensajes genuinos de Dios.

La narrativa comienza con una condena directa a los profetas y profetisas falsos que están “tejiendo velos mágicos” para cubrir la verdad y engañar al pueblo. Estos falsos profetas eran comparados con zorros que se infiltran en medio de las ruinas, sugiriendo su astucia y su habilidad para engañar al pueblo vulnerable.

El énfasis en los “velos mágicos” apunta a la idea de que estos falsos profetas estaban creando ilusiones y distorsiones que ocultaban la realidad espiritual. En lugar de abordar la verdad y confrontar el pecado del pueblo, estaban proporcionando una apariencia de seguridad y paz que no tenía base en la realidad.

Dios, a través de Ezequiel, denuncia fuertemente a estos falsos profetas y profetisas, diciendo que han engañado a su pueblo al hacerles creer que todo está bien cuando, de hecho, están al borde del juicio divino debido a su rebelión persistente.

La narrativa se centra en el destino de los “velos mágicos” y cómo serán arrancados por Dios. Esta imagen simboliza la exposición de la falsedad y la revelación de la verdad divina. La acción de arrancar los velos está destinada a despojar a estos falsos profetas de su engaño y revelar la realidad de la situación espiritual del pueblo.

El capítulo también destaca la gravedad de las mentiras de estos falsos profetas al comparar sus acciones con la construcción de un muro endeble y frágil. En lugar de edificar y fortalecer la relación del pueblo con Dios, estos líderes espirituales estaban construyendo ilusiones y obstáculos que finalmente conducirían a la destrucción.

La segunda parte del capítulo se dirige específicamente a las profetisas falsas, quienes eran comparadas con aves que volaban para atrapar almas. Estas mujeres estaban propagando engaños y falsas visiones que tenían consecuencias desastrosas para el pueblo. Dios, a través de Ezequiel, anuncia su juicio sobre estas mujeres y declara que sus “almohadillas mágicas” y “vuelos de aves” no tendrán éxito en preservar la vida del pueblo.

En resumen, el capítulo 13 de Ezequiel es una denuncia enérgica contra los falsos profetas y profetisas que estaban engañando al pueblo de Israel con mensajes y visiones engañosas. La metáfora de los “velos mágicos”, el endeble muro y las acciones simbólicas enfatizan la falsedad y la destructividad de sus palabras. Dios revela que estos líderes espirituales no podrán proteger al pueblo de la venida del juicio divino y que sus ilusiones serán desenmascaradas. Este capítulo subraya la importancia de la verdad y la integridad en la enseñanza espiritual, así como la responsabilidad de los líderes de conducir al pueblo hacia la fidelidad y la verdadera relación con Dios.

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