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Corintios 1: 4

1 Corintios 4: El Verdadero Ministerio Según el Corazón de Dios

En 1 Corintios 4, Pablo aborda un tema crucial: el verdadero significado del ministerio cristiano. Los corintios habían caído en el error de juzgar a los siervos de Dios según criterios humanos, envanecidos por su propia sabiduría y posición. Pero Pablo les recuerda: el ministerio no es sobre fama, poder o reconocimiento, sino sobre fidelidad, humildad y sufrimiento por Cristo.

Los Siervos y Administradores de los Misterios de Dios

Pablo comienza definiendo el papel de un ministro del Evangelio: “Téngannos los hombres por servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios” (v.1). No son líderes autónomos, sino mayordomos encargados de manejar lo que Dios les ha confiado.

Y hay un requisito fundamental: la fidelidad (v.2). No importa cuán elocuente, carismático o influyente sea un siervo de Dios—lo que cuenta es si ha sido fiel con lo que se le ha encomendado.

Pablo incluso declara que ni siquiera él mismo se juzga (v.3), porque el único juez válido es el Señor (v.4). Esto nos enseña que no debemos evaluar a los ministros según nuestras opiniones, sino esperar al día en que Cristo revele las intenciones del corazón (v.5).

La Advertencia Contra el Orgullo Espiritual

Los corintios habían empezado a gloriarse en sus líderes (como Pablo o Apolos) y a menospreciar a otros. Pero Pablo les hace una pregunta demoledora: “¿Qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?” (v.7).

Todo—don espiritual, conocimiento, posición—viene de Dios. No hay lugar para el orgullo. Algunos en Corinto actuaban como si ya lo hubieran alcanzado todo: “Ya estáis saciados, ya estáis ricos, sin nosotros reináis” (v.8). Pero Pablo, con ironía, les muestra su verdadera condición: estaban espiritualmente engreídos, mientras los apóstoles sufrían por el Evangelio.

El Contraste Entre la Gloria Humana y el Sufrimiento Apostólico

Pablo describe el verdadero costo del ministerio:

  • “Hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres” (v.9).
  • “Padecemos hambre, sed, desnudez, abofeteados, sin morada fija” (v.11).
  • “Trabajamos con nuestras manos, nos maldicen, y bendecimos; padecemos persecución, y la soportamos” (v.12).
  • “Hemos venido a ser como la escoria del mundo, el desecho de todos” (v.13).

Mientras los corintios buscaban honor y comodidad, los apóstoles vivían en debilidad, desprecio y persecución. Pero Pablo no se queja—lo considera un privilegio (v.10).

Hoy, muchos buscan un evangelio de prosperidad y éxito, pero el modelo bíblico es claro: el verdadero ministerio implica sacrificio.

Un Llamado a la Imitación y la Corrección Paternal

Pablo no escribe para avergonzarlos, sino para amonestarlos como a hijos amados (v.14). Él fue quien les engendró en Cristo (v.15), y por eso les dice: “Os ruego que me imitéis” (v.16).

Para guiarlos mejor, les envía a Timoteo, su hijo espiritual fiel (v.17). Pero también advierte a los que están envanecidos, pensando que Pablo nunca volvería (v.18). Él promete ir pronto, y entonces se verá no sus palabras, sino su poder (v.19-20).

El Reino de Dios no se demuestra con discursos elocuentes, sino con poder transformador (v.20). Y Pablo les da a elegir: ¿quieren que venga con vara de disciplina o con amor y mansedumbre? (v.21).

Lecciones Para la Iglesia Hoy

  1. El ministerio es mayordomía, no protagonismo. No se trata de quién tiene más seguidores, sino de quién es más fiel.
  2. El orgullo espiritual es una trampa. Todo lo que tenemos es por gracia; nada merecemos.
  3. El sufrimiento es parte del camino. Si queremos servir a Cristo, debemos estar dispuestos a ser incomprendidos, rechazados y hasta despreciados.
  4. La verdadera autoridad espiritual se ejerce con amor. Pablo corrige, pero lo hace como un padre que ama a sus hijos.

Que este capítulo nos lleve a reevaluar nuestro corazón: ¿Buscamos gloria humana o la aprobación de Dios? ¿Estamos dispuestos a sufrir por Cristo, o solo queremos comodidad?

Al final, el Reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder. Y ese poder se manifiesta en vidas transformadas, humildad genuina y amor sacrificial.

Texto integro del Libro de la biblia Corintios 1 capítulo: 4

1 Corintios 4
El ministerio de los apóstoles
1Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios.
2Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel.
3Yo en muy poco tengo el ser juzgado por vosotros, o por tribunal humano; y ni aun yo me juzgo a mí mismo.
4Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado; pero el que me juzga es el Señor.
5Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios.
6Pero esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor de vosotros, para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito, no sea que por causa de uno, os envanezcáis unos contra otros.
7Porque ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?
8Ya estáis saciados, ya estáis ricos, sin nosotros reináis. ¡Y ojalá reinaseis, para que nosotros reinásemos también juntamente con vosotros!
9Porque según pienso, Dios nos ha exhibido a nosotros los apóstoles como postreros, como a sentenciados a muerte; pues hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres.
10Nosotros somos insensatos por amor de Cristo, mas vosotros prudentes en Cristo; nosotros débiles, mas vosotros fuertes; vosotros honorables, mas nosotros despreciados.
11Hasta esta hora padecemos hambre, tenemos sed, estamos desnudos, somos abofeteados, y no tenemos morada fija.
12Nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos; nos maldicen, y bendecimos; padecemos persecución, y la soportamos.
13Nos difaman, y rogamos; hemos venido a ser hasta ahora como la escoria del mundo, el desecho de todos.
14No escribo esto para avergonzaros, sino para amonestaros como a hijos míos amados.
15Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tendréis muchos padres; pues en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio.
16Por tanto, os ruego que me imitéis.
17Por esto mismo os he enviado a Timoteo, que es mi hijo amado y fiel en el Señor, el cual os recordará mi proceder en Cristo, de la manera que enseño en todas partes y en todas las iglesias.
18Mas algunos están envanecidos, como si yo nunca hubiese de ir a vosotros.
19Pero iré pronto a vosotros, si el Señor quiere, y conoceré, no las palabras, sino el poder de los que andan envanecidos.
20Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder.
21¿Qué queréis? ¿Iré a vosotros con vara, o con amor y espíritu de mansedumbre?

Resumen del capítulo 4 del libro de Corintios 1

El cuarto capítulo de la Primera Epístola a los Corintios, 1 Corintios 4, continúa abordando las cuestiones relacionadas con el liderazgo en la iglesia y la actitud de los creyentes hacia los líderes espirituales. En este capítulo, el apóstol Pablo ofrece una perspectiva más profunda sobre el papel de los apóstoles y la necesidad de una evaluación correcta y humilde de su servicio.

Pablo comienza expresando que los apóstoles son “siervos de Cristo y administradores de los misterios de Dios”. Este título enfatiza la función de los líderes cristianos como servidores y administradores de los secretos divinos, responsables ante Dios por la fidelidad en su ministerio. Los apóstoles, según Pablo, deben ser considerados como siervos de Cristo, no como jueces a los que se les pueda evaluar con criterios humanos superficiales.

El apóstol también menciona que la característica más importante en un siervo de Cristo es la fidelidad. Se destaca que no es relevante ser juzgado por los demás ni por uno mismo, ya que es Dios quien evalúa la sinceridad y la fidelidad del corazón. Pablo señala la importancia de no hacer juicios prematuros sobre el servicio de los líderes, ya que solo Dios tiene una comprensión completa de sus motivaciones y acciones.

Pablo emplea lenguaje irónico al decir que él y los demás apóstoles son “espectáculo para el mundo, para los ángeles y para los hombres”. Utiliza esta ironía para resaltar cómo, desde una perspectiva externa, los apóstoles pueden parecer débiles y despreciados, pero en realidad están cumpliendo la voluntad de Dios y son importantes para la obra del Reino. Esta paradoja refuerza la idea de que la verdadera valía y significado de la labor apostólica no se evalúan según los estándares del mundo.

El apóstol aborda la arrogancia y la actitud divisionista que persiste en la comunidad de Corinto al identificarse con ciertos líderes. Les pregunta a los corintios: “¿quién te hace sobresalir?” y destaca que todo lo que tienen, incluida su fe, es un regalo de Dios. Esta enseñanza refuerza la idea de la dependencia de Dios y la necesidad de humildad en la relación con los líderes espirituales.

Pablo también utiliza el contraste para ilustrar la diferencia entre su situación y la de los corintios. Mientras él sufre persecuciones y padecimientos por su fe, los corintios parecen estar disfrutando de una vida cómoda y próspera. Esta comparación busca provocar una reflexión sobre la verdadera naturaleza del discipulado y la fidelidad a Cristo, independientemente de las circunstancias externas.

El capítulo concluye con un llamado a imitar a Pablo como padre espiritual. El apóstol exhorta a los corintios a seguir su ejemplo y les recuerda que él los ha engendrado en Cristo a través del evangelio. Destaca que el Reino de Dios no consiste en palabras sino en poder, refiriéndose a la manifestación del poder divino a través de la obra del Espíritu Santo en la vida de los creyentes.

En resumen, 1 Corintios 4 aborda la cuestión del liderazgo en la iglesia y la necesidad de una perspectiva adecuada hacia los líderes espirituales. Pablo destaca la importancia de la fidelidad, la dependencia de Dios y la humildad en el servicio. Además, utiliza el lenguaje irónico y el contraste para ilustrar la diferencia entre los estándares del mundo y los valores del Reino. Este capítulo sigue siendo relevante para los creyentes hoy en día, recordándoles la importancia de una evaluación adecuada de los líderes espirituales y la necesidad de imitar a aquellos que sirven fielmente en el Reino de Dios.

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