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1 Samuel 6

1 Samuel 6: El regreso del arca: Cómo Dios mostró Su santidad entre los filisteos y su pueblo

Hubo un tiempo en que el arca del pacto, símbolo de la presencia de Jehová, estuvo fuera del control de Israel. Capturada por los filisteos tras una humillante derrota militar, parecía que todo estaba perdido. Pero como vimos en capítulos anteriores, Dios no se quedó callado. Ni ausente ni derrotado, usó incluso a naciones paganas para mostrar Su poder, Su santidad y Su propósito.

Ahora, en 1 Samuel capítulo 6, veremos cómo el arca regresa al territorio israelita. No como un trofeo recuperado, sino como un recordatorio de quién es Dios. Un Dios que no puede ser manipulado, que no puede ser usado como un amuleto, pero que tampoco permite que otros pueblos lo menosprecien.

Siete meses de aflicción y lección divina

Los filisteos tuvieron que vivir en carne propia las consecuencias de tener ante sí algo que pertenecía exclusivamente al Dios de Israel. Desde Asdod hasta Ecrón, cada ciudad que recibió el arca experimentó plagas terribles. Heridas dolorosas, muerte, miedo constante. ¿El mensaje? Nadie puede tratar a Dios con ligereza.

Después de tanto sufrimiento, los líderes filisteos deciden actuar. Convocan a sus sacerdotes y adivinos para buscar una solución. “¿Qué haremos del arca del Dios de Israel?” —esa pregunta marca un punto crucial. Ya no es cuestión de orgullo nacional, ni de guerra ganada. Es cuestión de supervivencia.

Sus asesores les recuerdan una historia conocida: cómo Dios trató a Egipto. La misma plaga que diezmó tierras egipcias ahora azotaba sus ciudades. Y por eso les dan un consejo claro: “no la enviéis vacía”. Hay que pagar una expiación. No como si pudieran comprar el favor divino, sino como reconocimiento de que están tratando con un Ser superior.

Una ofrenda simbólica y un viaje inesperado

Siguiendo este consejo, los filisteos preparan cinco imágenes de oro de sus heridas y cinco ratones de oro, referidos a las plagas que han sufrido. Luego construyen un carro nuevo y toman dos vacas fuertes que nunca han sido uncidas. Les quitan sus becerros y atan las vacas al carro, mientras el arca es colocada sobre él junto con la ofrenda.

Es una prueba interesante: si las vacas van directamente hacia Beth-semes, entonces será evidente que fue Jehová quien causó todas estas calamidades. Si se desvían, significará que fue casualidad. Pero sucede algo sorprendente: las vacas caminan recto, sin desviarse, bramando todo el camino. Los príncipes filisteos las siguen hasta el límite de Beth-semes, confirmándose así que esto no fue casualidad.

Este episodio muestra que incluso animales pueden cumplir la voluntad divina cuando son usados con fe y propósito. No necesitaban sabiduría ni entendimiento humano. Solo dirección divina.

El arca vuelve… pero no todo cambia

Cuando el arca llega a Beth-semes, el pueblo está emocionado. Están segando trigo cuando levantan la vista y ven el arca. Felices, celebran su regreso. Rápidamente ofrecen sacrificios, matan las vacas en holocausto, y colocan el arca sobre una gran piedra.

Pero aquí viene otra lección dura. Algunos hombres de Beth-semes, curiosos o arrogantes, miran dentro del arca. No con reverencia, sino con descaro. Y Dios reacciona: mata a cincuenta mil setenta hombres. Una muerte masiva que sacude a toda la comunidad. El pueblo entra en luto, preguntándose: “¿Quién podrá estar delante de Jehová el Dios santo?”

Esa pregunta debería resonar en nosotros hoy. Porque muchas veces tratamos a Dios con familiaridad sin santidad. Pensamos que podemos acercarnos sin respeto, sin preparación, sin arrepentimiento. Pero Dios es santo. Y aunque nos ama, no tolera la irreverencia.

Lecciones claras sobre la presencia de Dios

Lo que vemos en este capítulo no es solo una historia antigua. Es un recordatorio actual:

  • Dios no es un objeto de posesión, sino una presencia viva.
  • No se puede usar a Dios para fines personales, como intentaron los israelitas al traer el arca pensando en victorias militares.
  • Ni siquiera los incrédulos escapan de Su presencia, como comprobaron los filisteos.
  • La verdadera expiación no es material, sino espiritual. Las ofrendas de oro fueron un gesto, pero lo que realmente importa es el corazón quebrantado.

El arca no era lo importante. Lo importante era lo que representaba: la relación entre Dios y Su pueblo. Y cuando esa relación no es honrada, vienen consecuencias.

¿Estás listo para recibir la presencia de Dios?

A veces también nosotros pasamos temporadas alejados de Dios. No por exilio físico, sino por distancia espiritual. Tenemos la Biblia, tenemos enseñanza, pero ¿realmente mantenemos un corazón rendido ante Él?

El regreso del arca no restauró automáticamente a Israel. No hubo un avivamiento generalizado. Hubo respeto, sí, pero también miedo. Y eso nos lleva a preguntarnos: ¿estoy yo dispuesto a recibir la presencia de Dios con reverencia? ¿O solo quiero tener cerca algo religioso, sin permitir que transforme mi vida?

Si este artículo te ayudó a reflexionar sobre quién es Dios y cómo debemos acercarnos a Él, compártelo con alguien que también necesite escucharlo hoy.

Texto integro del Libro de 1 Samuel capítulo: 6
1 Samuel capítulo 6

Capítulo 6

Y ESTUVO el arca de Jehová en la tierra de los Filisteos siete meses.
2 Entonces los Filisteos, llamando los sacerdotes y adivinos, preguntaron: ¿Qué haremos del arca de Jehová? Declaradnos cómo la hemos de tornar á enviar á su lugar.
3 Y ellos dijeron: Si enviáis el arca del Dios de Israel, no la enviéis vacía; mas le pagaréis la expiación: y entonces seréis sanos, y conoceréis por qué no se apartó de vosotros su mano.
4 Y ellos dijeron: ¿Y qué será la expiación que le pagaremos? Y ellos respondieron: Conforme al número de los príncipes de los Filisteos, cinco hermorroides de oro, y cinco ratones de oro, porque la misma plaga que todos tienen, tienen también vuestros príncipes.
5 Haréis pues las formas de vuestras hemorroides, y las formas de vuestros ratones que destruyen la tierra, y daréis gloria al Dios de Israel: quizá aliviará su mano de sobre vosotros, y de sobre vuestros dioses, y de sobre vuestra tierra.
6 Mas ¿por qué endurecéis vuestro corazón, como los Egipcios y Faraón endurecieron su corazón? Después que los hubo así tratado, ¿no los dejaron que se fuesen, y se fueron?
7 Haced pues ahora un carro nuevo, y tomad luego dos vacas que críen, á las cuales no haya sido puesto yugo, y uncid las vacas al carro, y haced tornar de detrás de ellas sus becerros á casa.
8 Tomaréis luego el arca de Jehová, y la pondréis sobre el carro; y poned en una caja al lado de ella las alhajas de oro que le pagáis en expiación: y la dejaréis que se vaya.
9 Y mirad: si sube por el camino de su término á Beth-semes, él nos ha hecho este mal tan grande; y si no, seremos ciertos que su mano no nos hirió, nos ha sido accidente.
10 Y aquellos hombres lo hicieron así; pues tomando dos vacas que criaban, unciéronlas al carro, y encerraron en casa sus becerros.
11 Luego pusieron el arca de Jehová sobre el carro, y la caja con los ratones de oro y con las formas de sus hemorroides.
12 Y las vacas se encaminaron por el camino de Beth-semes, é iban por un mismo camino andando y bramando, sin apartarse ni á diestra ni á siniestra: y los príncipes de los Filisteos fueron tras ellas hasta el término de Beth-semes.
13 Y los de Beth-semes segaban el trigo en el valle; y alzando sus ojos vieron el arca, y holgáronse cuando la vieron.
14 Y el carro vino al campo de Josué Beth-semita, y paró allí porque allí había una gran piedra; y ellos cortaron la madera del carro, y ofrecieron las vacas en holocausto á Jehová.
15 Y los Levitas bajaron el arca de Jehová, y la caja que estaba junto á ella, en la cual estaban las alhajas de oro, y pusiéronlas sobre aquella gran piedra; y los hombres de Beth-semes sacrificaron holocaustos y mataron víctimas á Jehová en aquel día.
16 Lo cual viendo los cinco príncipes de los Filisteos, volviéronse á Ecrón el mismo día.
17 Estas pues son las hemorroides de oro que pagaron los Filisteos á Jehová en expiación: por Asdod una, por Gaza una, por Ascalón una, por Gath una, por Ecrón una;
18 Y ratones de oro conforme al número de todas las ciudades de los Filisteos pertenecientes á los cinco príncipes, desde las ciudades fuertes hasta las aldeas sin muro; y hasta la gran piedra sobre la cual pusieron el arca de Jehová, piedra que está en el campo de Josué Beth-semita hasta hoy.
19 Entonces hirió Dios á los de Beth-semes, porque habían mirado en el arca de Jehová; hirió en el pueblo cincuenta mil y setenta hombres. Y el pueblo puso luto, porque Jehová le había herido de tan gran plaga.
20 Y dijeron los de Beth-semes: ¿Quién podrá estar delante de Jehová el Dios santo? ¿y á quién subirá desde nosotros?
21 Y enviaron mensajeros á los de Chîriath-jearim, diciendo: Los Filisteos han vuelto el arca de Jehová: descended pues, y llevadla á vosotros.

Resumen del capítulo 6 del libro de 1 Samuel

El capítulo 6 del libro de 1 Samuel en la Biblia continúa la narrativa relacionada con el arca de la alianza, su devolución por parte de los filisteos y sus consecuencias. Aquí tienes un resumen exhaustivo del capítulo 6:

El capítulo 6 comienza con los filisteos enfrentando las consecuencias de tener el arca de la alianza en su poder. La plaga continúa afectando a la población de las ciudades filisteas, y los filisteos están ansiosos por devolver el arca a los israelitas. Para asegurarse de que están tomando la decisión correcta, consultan a sus sacerdotes y adivinos.

Los sacerdotes y adivinos filisteos sugieren que se devuelva el arca junto con una ofrenda de expiación para aplacar la ira del Dios de Israel. Proponen hacer cinco imágenes de las plagas que han afectado a los filisteos, como ratones y tumores, y colocarlas junto al arca como una ofrenda. Los filisteos siguen esta sugerencia y preparan la ofrenda.

Luego, los filisteos colocan el arca en un carro tirado por dos vacas lecheras recién separadas de sus crías y las envían en dirección a Israel. Si las vacas siguen el camino hacia Bet-semes, una ciudad israelita, esto se interpretará como una señal de que la plaga ha sido enviada por el Dios de Israel, y los filisteos sabrán que deben devolver el arca.

Las vacas efectivamente siguen el camino hacia Bet-semes, y los habitantes de la ciudad ven la llegada del arca con alegría. Sin embargo, por curiosidad o irreverencia, algunos de los habitantes miran dentro del arca y son castigados por Dios, muriendo cincuenta mil setenta hombres. Esto lleva a que los habitantes de Bet-semes teman la presencia del arca y pidan que sea llevada a otro lugar.

El arca es entonces trasladada a Quiriat Yearim, donde permanece por un tiempo, y su presencia es un motivo de alegría para los israelitas. El capítulo 6 concluye con una mención de Samuel, quien se ha convertido en un profeta reconocido en Israel y continúa liderando al pueblo en la adoración y la obediencia al Señor.

En resumen, el capítulo 6 de 1 Samuel narra cómo los filisteos, afectados por la plaga debido a la presencia del arca, deciden devolverla a los israelitas junto con una ofrenda de expiación. La forma en que las vacas guían el arca a Bet-semes se interpreta como un signo divino. Sin embargo, algunos israelitas son castigados por mirar dentro del arca, lo que lleva a su traslado a Quiriat Yearim. Este capítulo ilustra la creencia en la santidad del arca y cómo Dios castiga la irreverencia hacia ella, así como la creciente influencia de Samuel en Israel.

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