1 Samuel 2 | BibliaClic Saltar al contenido

1 Samuel 2

1 Samuel 2: El cántico de Ana y la caída de los sacerdotes: Un nuevo tiempo comienza

Detrás de cada oración sincera late una promesa esperando ser cumplida. Y en 1 Samuel capítulo 2, vemos no solo la voz de una madre transformada por la gracia divina, sino también el inicio del declive moral de la casa de Eli, cuyos hijos no solo deshonraron su linaje, sino que provocaron a Dios mismo.

El libro continúa con un canto inolvidable: el de Ana, aquella mujer que clamó al Señor con dolor de alma, prometiendo dedicarle al niño que tanto deseaba. Tiempo después, tras dar a luz a Samuel y entregarlo al servicio del templo, regresa a Silo, no como mujer abatida, sino como sierva exaltada. Su cántico es una mezcla poderosa de alabanza, profecía y justicia divina.

El cántico de Ana: Una proclamación eterna

“Mi corazón se regocija en Jehová… mi boca se ensanchó sobre mis enemigos”.

Éste no es un canto privado lleno de emoción fugaz. Es un himno teológico que resuena más allá de su momento personal. En él, Ana declara verdades que van desde lo humano hasta lo celestial:

  • Jehová juzga: Él levanta al pobre y humilla al arrogante.
  • Él da vida y muerte: no hay otro santo como Él.
  • Él enriquece y empobrece: no hay refugio fuera de Su presencia.
  • Él levanta al menesteroso: y lo hace sentarse entre príncipes.
  • Su Mesías está en camino: porque cierra su cántico con una profecía que apunta hacia el futuro Rey prometido.

Este cántico no solo es una respuesta emocional a la esterilidad superada, sino una confirmación de que Dios no olvida las peticiones hechas en fe genuina.

La corrupción en el templo: Hijos impíos y sacerdotes rebeldes

Mientras Samuel crecía en la presencia de Jehová, sirviendo vestido de lino en el tabernáculo, los hijos de Eli —Ofni y Finees— se habían convertido en un problema tan grave que afecta incluso la relación del pueblo con Dios.

El texto no usa eufemismos: son llamados “hombres impíos”, y su pecado era grave: “tomaban por fuerza la carne del sacrificio antes de quemar el sebo”. Además, dormían con las mujeres que velaban a la entrada del tabernáles de reunión. Esto no solo violaba el orden sagrado, sino que menospreciaba los sacrificios del Señor.

Cuando Eli, anciano y consciente de sus faltas, intenta corregirlos, ¿qué hacen? Nada. No escuchan. Por eso el versículo dice algo escalofriante: “porque Jehová los quería matar”. Su juicio estaba sellado.

Una palabra severa y profética contra Eli

Mientras todo esto ocurría, un varón de Dios se acerca a Eli para anunciarle una sentencia irreversible. Le recuerda cómo fue elegido de entre todas las tribus, ungido como sacerdote, y cómo le fueron dados los sacrificios para sustento justo. Pero ahora, la casa de Eli pagará por su arrogancia.

“¿Por qué honráis á vuestros hijos más que á mí…?” es la pregunta clave. Porque cuando el templo se corrompe, el altar deja de ser lugar de encuentro con Dios, y se convierte en fuente de vergüenza espiritual.

Y entonces llega la advertencia definitiva:

“Yo cortaré tu brazo, y el brazo de la casa de tu padre… yo me suscitaré un sacerdote fiel, que ande delante de mi ungido todos los días”.

Esto marca el fin de un sistema religioso corrupto, y el nacimiento de una nueva era. De hecho, este capítulo sugiere que el propio sistema sacerdotal estaba decayendo, mientras que un joven consagrado, Samuel, comenzaría a caminar bajo la unción invisible de Dios.

Samuel: Un niño que anda delante de Dios y los hombres

El contraste es brutal. Mientras los hijos de Eli arrastran el nombre de Dios por el barro de sus acciones, Samuel crece en la inocencia de la niñez y en la sabiduría del Espírmite del Señor.

Dice claramente el texto: “Y el joven Samuel iba creciendo, y era agradable á Jehová y á los hombres”.

Este niño no come de los sacrificios robados, no duerme donde no debe, no reclama privilegios vacíos. Sencillamente anda en rectitud, aún sin tener mucha edad para darse cuenta del peso de su vocación.

Cada año, su madre le lleva una túnica pequeña, una prenda simbólica de cuidado maternal, pero también de entrega constante al propósito divino. Y Eli, aunque cansado por la corrupción de su propia casa, bendice al matrimonio de Elcana y Anna, reconociendo que el favor del Señor está sobre ellos.

Lecciones para hoy: Entre la fidelidad y la decadencia

Este capítulo nos invita a reflexionar profundamente:

  • La adoración verdadera no depende de rituales, sino del corazón: Ana no tenía posición oficial, pero su cántico sigue siendo una de las páginas más bellas de toda la Biblia.
  • La corrupción en el templo mata vocaciones: Ofni y Finees no solo perdieron sus vidas; también contaminaron al pueblo y truncaron la autoridad espiritual legítima.
  • Dios no tolera la irreverencia en quienes están cerca de Él: ser sacerdote no salva, si no hay obediencia.
  • Él siempre tiene un plan para restaurar Su presencia: aunque Eli vea morir a su linaje, Dios ya tiene preparado un nuevo sacerdocio, uno fiel, que andará conforme a Su corazón.

Si este artículo resonó contigo, compártelo con alguien que necesite entender cómo Dios actúa incluso en medio de sistemas rotos, y cómo puede usar a un niño consagrado para derribar dinastías de maldad.

Texto integro del Libro de 1 Samuel capítulo: 2
1 Samuel capítulo 2

Capítulo 2

Y ANNA oró y dijo: Mi corazón se regocija en Jehová, Mi cuerno es ensalzado en Jehová; Mi boca se ensanchó sobre mis enemigos, Por cuanto me alegré en tu salud.
2 No hay santo como Jehová: Porque no hay ninguno fuera de ti; Y no hay refugio como el Dios nuestro.
3 No multipliquéis hablando grandezas, altanerías; Cesen las palabras arrogantes de vuestra boca; Porque el Dios de todo saber es Jehová, Y á él toca el pesar las acciones.
4 Los arcos de los fuertes fueron quebrados, Y los flacos se ciñeron de fortaleza.
5 Los hartos se alquilaron por pan: Y cesaron los hambrientos: Hasta parir siete la estéril, Y la que tenía muchos hijos enfermó.
6 Jehová mata, y él da vida: El hace descender al sepulcro, y hace subir.
7 Jehová empobrece, y él enriquece: Abate, y ensalza.
8 El levanta del polvo al pobre, Y al menesteroso ensalza del estiércol, Para asentarlo con los príncipes; Y hace que tengan por heredad asiento de honra: Porque de Jehová son las columnas de la tierra, Y él asentó sobre ellas el mundo.
9 El guarda los pies de sus santos, Mas los impíos perecen en tinieblas; Porque nadie será fuerte por su fuerza.
10 Delante de Jehová serán quebrantados sus adversarios, Y sobre ellos tronará desde los cielos: Jehová juzgará los términos de la tierra, Y dará fortaleza á su Rey, Y ensalzará el cuerno de su Mesías.
11 Y Elcana se volvió á su casa en Ramatha; y el niño ministraba á Jehová delante del sacerdote Eli.
12 Mas los hijos de Eli eran hombres impíos, y no tenían conocimiento de Jehová.
13 Y la costumbre de los sacerdotes con el pueblo era que, cuando alguno ofrecía sacrificio, venía el criado del sacerdote mientras la carne estaba á cocer, trayendo en su mano un garfio de tres ganchos;
14 Y hería con él en la caldera, ó en la olla, ó en el caldero, ó en el pote; y todo lo que sacaba el garfio, el sacerdote lo tomaba para si. De esta manera hacían á todo Israelita que venía á Silo.
15 Asimismo, antes de quemar el sebo, venía el criado del sacerdote, y decía al que sacrificaba: Da carne que ase para el sacerdote; porque no tomará de ti carne cocida, sino cruda.
16 Y si le respondía el varón, Quemen luego el sebo hoy, y después toma tanta como quisieres; él respondía: No, sino ahora la has de dar: de otra manera yo la tomaré por fuerza.
17 Era pues el pecado de los mozos muy grande delante de Jehová; porque los hombres menospreciaban los sacrificios de Jehová.
18 Y el joven Samuel ministraba delante de Jehová, vestido de un ephod de lino.
19 Y hacíale su madre una túnica pequeña, y traíasela cada año, cuando subía con su marido á ofrecer el sacrificio acostumbrado.
20 Y Eli bendijo á Elcana y á su mujer, diciendo: Jehová te dé simiente de esta mujer en lugar de esta petición que hizo á Jehová. Y volviéronse á su casa.
21 Y visitó Jehová á Anna, y concibió, y parió tres hijos, y dos hijas. Y el joven Samuel crecía delante de Jehová.
22 Eli empero era muy viejo, y oyó todo lo que sus hijos hacían á todo Israel, y como dormían con las mujeres que velaban á la puerta del tabernáculo del testimonio.
23 Y díjoles: ¿Por qué hacéis cosas semejantes? Porque yo oigo de todo este pueblo vuestros malos procederes.
24 No, hijos míos; porque no es buena fama la que yo oigo: que hacéis pecar al pueblo de Jehová.
25 Si pecare el hombre contra el hombre, los jueces le juzgarán; mas si alguno pecare contra Jehová, ¿quién rogará por él? Mas ellos no oyeron la voz de su padre, porque Jehová los quería matar.
26 Y el joven Samuel iba creciendo, y adelantando delante de Dios y delante de los hombres.
27 Y vino un varón de Dios á Eli, y díjole: Así ha dicho Jehová: ¿No me manifesté yo claramente á la casa de tu padre, cuando estaban en Egipto en casa de Faraón?
28 Y yo le escogí por mi sacerdote entre todas las tribus de Israel, para que ofreciese sobre mi altar, y quemase perfume, y trajese ephod delante de mí; y dí á la casa de tu padre todas las ofrendas de los hijos de Israel.
29 ¿Por qué habéis hollado mis sacrificios y mis presentes, que yo mandé ofrecer en el tabernáculo; y has honrado á tus hijos más que á mí, engordándoos de lo principal de todas las ofrendas de mi pueblo Israel?
30 Por tanto, Jehová el Dios de Israel dice: Yo había dicho que tu casa y la casa de tu padre andarían delante de mí perpetuamente; mas ahora ha dicho Jehová: Nunca yo tal haga, porque yo honraré á los que me honran, y los que me tuvieren en poco, serán viles.
31 He aquí vienen días, en que cortaré tu brazo, y el brazo de la casa de tu padre, que no haya viejo en tu casa.
32 Y verás competidor en el tabernáculo, en todas las cosas en que hiciere bien á Israel; y en ningún tiempo habrá viejo en tu casa.
33 Y no te cortaré del todo varón de mi altar, para hacerte marchitar tus ojos, y henchir tu ánimo de dolor; mas toda la cría de tu casa morirá en la edad varonil.
34 Y te será por señal esto que acontecerá á tus dos hijos, Ophni y Phinees: ambos morirán en un día.
35 Y yo me suscitaré un sacerdote fiel, que haga conforme á mi corazón y á mi alma; y yo le edificaré casa firme, y andará delante de mi ungido todos los días.
36 Y será que el que hubiere quedado en tu casa, vendrá á postrársele por un dinero de plata y un bocado de pan, diciéndole: Ruégote que me constituyas en algún ministerio, para que coma un bocado de pan.

Resumen del capítulo 2 del libro de 1 Samuel

El capítulo 2 del libro de 1 Samuel en la Biblia es un capítulo importante que presenta el cántico de Ana, la madre de Samuel, y continúa la narrativa de la historia de Samuel y el sacerdote Eli. A continuación, se presenta un resumen exhaustivo del capítulo 2:

El capítulo 2 comienza con el cántico de Ana, que es una expresión de gratitud y alabanza a Dios por haberle dado un hijo, Samuel. En su cántico, Ana habla de cómo Dios ha revertido su aflicción y la ha llenado de alegría al darle un hijo. Ella elogia la grandeza y la santidad de Dios, describiéndolo como el único que juzga y exalta a las personas, derriba a los poderosos y levanta a los humildes. Ana también destaca cómo Dios cuida de los justos y protege a sus fieles.

El cántico de Ana tiene un tono profético y apocalíptico, anticipando la victoria de Dios sobre sus enemigos y la exaltación de su ungido (posiblemente refiriéndose a un futuro rey mesiánico). El cántico de Ana es una parte importante de la tradición bíblica y se asemeja a los salmos de alabanza y acción de gracias.

Después del cántico de Ana, el capítulo 2 cambia su enfoque hacia los hijos de Eli, los sacerdotes corruptos de Silo. Se describe cómo los hijos de Eli, Hofni y Finees, eran impíos y cometían actos inmorales en el tabernáculo, deshonrando el servicio sacerdotal. A pesar de las advertencias de un hombre de Dios no identificado, los hijos de Eli no se arrepienten y continúan en su maldad.

El capítulo advierte sobre las graves consecuencias que enfrentarán los hijos de Eli debido a su pecado y cómo la casa de Eli será juzgada por Dios. Se profetiza que su descendencia morirá jóvenes y que Dios establecerá un sacerdote fiel para sí mismo.

El capítulo concluye con una mención de cómo Samuel, el hijo de Ana, crece y encuentra favor ante Dios y ante los hombres, sirviendo como asistente del sacerdote Eli en el tabernáculo.

En resumen, el capítulo 2 de 1 Samuel comienza con el cántico de gratitud y alabanza de Ana por el don de su hijo, Samuel, y luego se enfoca en la impiedad de los hijos de Eli y las consecuencias que enfrentarán por sus acciones pecaminosas. También establece la creciente importancia de Samuel en la narrativa y su favor ante Dios. Este capítulo aborda temas de justicia divina y el contraste entre los justos y los impíos en el contexto de la religión y el sacerdocio en Israel.

Rate this post