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Ezequiel 46

Ezequiel 46: La Restauración del Culto y la Santidad

Cuando nos adentramos en los capítulos 43 a 46 del libro de Ezequiel, no estamos simplemente analizando un antiguo texto profético, sino que estamos explorando una de las visiones más impactantes sobre la presencia divina y la restauración del culto verdadero en toda la Biblia. Estos capítulos representan un contraste marcado con el contenido anterior, ya que pasan de profecías de juicio a descripciones detalladas de restauración y esperanza para Israel.

El Retorno de la Gloria Divina al Templo

En Ezequiel 43, uno de los momentos más significativos comienza cuando Dios dice: “Me llevó luego a la puerta, a la puerta que mira hacia el oriente; y he aquí la gloria del Dios de Israel, que venía del oriente”. Esta imagen contrasta profundamente con lo que Ezequiel había visto anteriormente en su ministerio, cuando la gloria de Dios abandonaba el templo (Ezequiel 10-11) como preludio al juicio sobre Judá.

La descripción de la gloria divina es intensa e impresionante: “su sonido era como el sonido de muchas aguas, y la tierra resplandecía a causa de su gloria”. Esta manifestación de la presencia divina recuerda otras teofanías bíblicas, particularmente la visión inicial de Ezequiel junto al río Quebar (Ezequiel 1), estableciendo una conexión entre el inicio de su ministerio y esta revelación final.

Lo primero que llama la atención es la dirección desde la cual viene la gloria de Dios: el oriente. Esta es una dirección simbólica importante en la Biblia, asociada tanto con el exilio (alejamiento de la presencia de Dios) como con la restauración (regreso a la comunión con Él). La gloria divina regresa por donde había partido, señal de completa restauración.

La Entrada Triunfal de la Presencia Divina

La narrativa continúa con una acción dramática: “la gloria de Jehová entró en la casa por la vía de la puerta que daba al oriente”. Esta entrada no es casual ni discreta, sino un retorno triunfal de la presencia divina al templo. El resultado inmediato es transformador: “y me alzó el Espíritu y me llevó al atrio interior; y he aquí que la gloria de Jehová llenó la casa”.

Este llenamiento de la gloria divina contrasta marcadamente con el estado del templo durante los días de Ezequiel, cuando estaba siendo profanado por idolatrías y pecados abominables (Ezequiel 8-11). Ahora, en esta visión restauradora, el templo vuelve a ser el lugar de la morada permanente de Dios entre Su pueblo.

Desde la casa, oímos la voz de Dios declarar: “Hijo de hombre, este es el lugar de mi trono, el lugar donde posaré las plantas de mis pies, en el cual habitaré entre los hijos de Israel para siempre”. Esta afirmación sentaba las bases para una nueva relación entre Dios y Su pueblo, fundamentada no en el pecado y la ruptura, sino en la santidad y la fidelidad divina.

Dios no solo anuncia Su presencia permanente, sino también Su intención de evitar la repetición de la historia de apostasía: “nunca más profanará la casa de Israel mi santo nombre, ni ellos ni sus reyes, con sus fornicaciones, ni con los cuerpos muertos de sus reyes en sus lugares altos”. Esta promesa sugiere un cambio profundo en el corazón mismo del pueblo, preparado para una relación diferente con su Creador.

Las Leyes del Templo y la Restauración del Culto Verdadero

A continuación, encontramos instrucciones específicas sobre cómo debe ser el nuevo templo y cómo se debe llevar a cabo el culto: “Y oí uno que me hablaba desde la casa; y un varón estaba junto a mí… y me dijo: Hijo de hombre, muestra a la casa de Israel esta casa, y avergüéncanse de sus pecados; y midan el diseño de ella”.

Estas leyes no son meramente arquitectónicas, sino profundamente espirituales. Dios enfatiza la importancia de mantener la santidad en la forma en que Su pueblo Le worshipping: “si se avergonzaren de todo lo que han hecho, hazles entender el diseño de la casa, su disposición, sus salidas y sus entradas, y todas sus formas, y todas sus descripciones, y todas sus configuraciones, y todas sus leyes”.

El énfasis en la santidad del templo es constante: “esta es la ley de la casa: Sobre la cumbre del monte, el recinto entero, todo en derredor, será santísimo”. Este no es un espacio común, sino un lugar especial designado para la presencia especial de Dios.

La Puerta Oriental Sellada: Un Misterio Profético

En Ezequiel 44, encontramos una de las imágenes más misteriosas y significativas de toda la Biblia: “Me hizo volver hacia la puerta exterior del santuario, la cual mira hacia el oriente; y estaba cerrada. Y me dijo Jehová: Esta puerta estará cerrada; no se abrirá, ni entrará por ella hombre, porque Jehová Dios de Israel entró por ella; estará, por tanto, cerrada”.

Esta puerta, por la cual entró la gloria de Dios al templo, queda sellada permanentemente, excepto para una figura única: “en cuanto al príncipe, por ser el príncipe, él se sentará allí para comer pan delante de Jehová; por el vestíbulo de la puerta entrará, y por ese mismo camino saldrá”. Esta restricción singular sugiere una dignidad real y sagrada sin precedentes.

La imagen de una puerta cerrada pero viva con la presencia divina ha generado siglos de interpretación teológica. Algunos ven en ello una referencia a la virginidad perpetua de María en la tradición católica, otros ven una anticipación de la encarnación de Cristo, y otros ven simplemente una declaración poderosa sobre la inaccesibilidad de Dios aparte de Su revelación propia.

Las Ordenanzas del Culto Restaurado

En Ezequiel 45, encontramos regulaciones detalladas sobre cómo debe ser el servicio religioso en este nuevo orden: “Cuando repartáis por suertes la tierra en heredad, apartaréis una porción para Jehová, que le consagraréis en la tierra, de longitud de veinticinco mil cañas y diez mil de ancho; esto será santificado en todo su territorio alrededor”.

Estas medidas no son meramente topográficas, sino simbólicas de un orden restaurado: “de esto será para el santuario quinientas cañas de longitud y quinientas de ancho, en cuadro alrededor; y cincuenta codos en derredor para sus ejidos”. Todo está diseñado para enfatizar la santidad del espacio dedicado exclusivamente al culto a Dios.

Dios establece normas claras sobre justicia y equidad: “Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Basta ya, oh príncipes de Israel! Dejad la violencia y la rapiña. Haced juicio y justicia; quitad vuestras imposiciones de sobre mi pueblo, dice Jehová el Señor”. La reforma religiosa va acompañada necesariamente de reforma moral y social.

Se establecen principios económicos basados en la justicia: “Balanzas justas, efa justo, y bato justo tendréis. El efa y el bato serán de una misma medida… y el siclo será de veinte geras”. La integridad en los asuntos económicos es vista como parte inseparable del culto aceptable a Dios.

El Culto Diario y las Fiestas Restablecidas

En Ezequiel 46, encontramos detalles sobre el culto diario y las celebraciones festivas: “Así ha dicho Jehová el Señor: La puerta del atrio interior que mira al oriente estará cerrada los seis días de trabajo, y el día de reposo se abrirá; se abrirá también el día de la luna nueva”. Este ritmo sagrado introduce estructura y orden en la vida religiosa del pueblo.

El papel del príncipe en el culto es claramente definido: “el holocausto que el príncipe ofrecerá a Jehová en el día de reposo será seis corderos sin defecto, y un carnero sin tacha”. Hay un equilibrio entre liderazgo civil y responsabilidad espiritual.

Las regulaciones sobre ofrendas y sacrificios son precisas: “con cada carnero una ofrenda de un efa, y con cada cordero una ofrenda conforme a sus posibilidades, y un hin de aceite con el efa”. La generosidad y la proporcionalidad son principios clave en la devoción material al Señor.

Una Visión de Esperanza para Hoy

Aunque leemos estos capítulos desde una distancia histórica y cultural enorme, su mensaje fundamental sigue siendo relevante: Dios desea morar con Su pueblo, pero esa presencia requiere santidad, arrepentimiento y obediencia. Las visiones del templo en Ezequiel 43-46 no son solo descripciones arquitectónicas, sino promesas de restauración, de cercanía divina y de una relación renovada entre Dios y aquellos que Le pertenecen.

Si deseas comprender mejor cómo estos antiguos diseños se conectan con nuestra fe actual, o cómo cristianos a través de los siglos han interpretado estas revelaciones sobre la presencia divina, comparte este artículo con alguien que busque profundizar en las riquezas de la Palabra de Dios y su relevancia para nuestro tiempo actual.

Texto integro del Libro de la biblia Ezequiel capítulo: 46

Ezequiel 46
1Así ha dicho Jehová el Señor: La puerta del atrio interior que mira al oriente estará cerrada los seis días de trabajo, y el día de reposo se abrirá; se abrirá también el día de la luna nueva.
2Y el príncipe entrará por el camino del portal de la puerta exterior, y estará en pie junto al umbral de la puerta mientras los sacerdotes ofrezcan su holocausto y sus ofrendas de paz, y adorará junto a la entrada de la puerta; después saldrá; pero no se cerrará la puerta hasta la tarde.
3Asimismo adorará el pueblo de la tierra delante de Jehová, a la entrada de la puerta, en los días de reposo y en las lunas nuevas.
4El holocausto que el príncipe ofrecerá a Jehová en el día de reposo será seis corderos sin defecto, y un carnero sin tacha;
5y por ofrenda un efa con cada carnero; y con cada cordero una ofrenda conforme a sus posibilidades, y un hin de aceite con el efa.
6Mas el día de la luna nueva, un becerro sin tacha de la vacada, seis corderos, y un carnero; deberán ser sin defecto.
7Y hará ofrenda de un efa con el becerro, y un efa con cada carnero; pero con los corderos, conforme a sus posibilidades; y un hin de aceite por cada efa.
8Y cuando el príncipe entrare, entrará por el camino del portal de la puerta, y por el mismo camino saldrá.
9Mas cuando el pueblo de la tierra entrare delante de Jehová en las fiestas, el que entrare por la puerta del norte saldrá por la puerta del sur, y el que entrare por la puerta del sur saldrá por la puerta del norte; no volverá por la puerta por donde entró, sino que saldrá por la de enfrente de ella.
10Y el príncipe, cuando ellos entraren, entrará en medio de ellos; y cuando ellos salieren, él saldrá.
11Y en las fiestas y en las asambleas solemnes será la ofrenda un efa con cada becerro, y un efa con cada carnero; y con los corderos, conforme a sus posibilidades; y un hin de aceite con cada efa.
12Mas cuando el príncipe libremente hiciere holocausto u ofrendas de paz a Jehová, le abrirán la puerta que mira al oriente, y hará su holocausto y sus ofrendas de paz, como hace en el día de reposo; después saldrá, y cerrarán la puerta después que saliere.
13Y ofrecerás en sacrificio a Jehová cada día en holocausto un cordero de un año sin defecto; cada mañana lo sacrificarás.
14Y con él harás todas las mañanas ofrenda de la sexta parte de un efa, y la tercera parte de un hin de aceite para mezclar con la flor de harina; ofrenda para Jehová continuamente, por estatuto perpetuo.
15Ofrecerán, pues, el cordero y la ofrenda y el aceite, todas las mañanas en holocausto continuo.
16Así ha dicho Jehová el Señor: Si el príncipe diere parte de su heredad a sus hijos, será de ellos; posesión de ellos será por herencia.
17Mas si de su heredad diere parte a alguno de sus siervos, será de él hasta el año del jubileo, y volverá al príncipe; mas su herencia será de sus hijos.
18Y el príncipe no tomará nada de la herencia del pueblo, para no defraudarlos de su posesión; de lo que él posee dará herencia a sus hijos, a fin de que ninguno de mi pueblo sea echado de su posesión.
19Me trajo después por la entrada que estaba hacia la puerta, a las cámaras santas de los sacerdotes, las cuales miraban al norte, y vi que había allí un lugar en el fondo del lado de occidente.
20Y me dijo: Este es el lugar donde los sacerdotes cocerán la ofrenda por el pecado y la expiación; allí cocerán la ofrenda, para no sacarla al atrio exterior, santificando así al pueblo.
21Y luego me sacó al atrio exterior, y me llevó por los cuatro rincones del atrio; y en cada rincón había un patio.
22En los cuatro rincones del atrio había patios cercados, de cuarenta codos de longitud y treinta de ancho; una misma medida tenían los cuatro.
23Y había una pared alrededor de ellos, alrededor de los cuatro, y abajo fogones alrededor de las paredes.
24Y me dijo: Estas son las cocinas, donde los servidores de la casa cocerán la ofrenda del pueblo.

Resumen del capítulo 46 del libro de Ezequiel

El capítulo 46 del Libro de Ezequiel presenta una continuación de la visión del templo y aborda cuestiones adicionales relacionadas con el culto y las festividades en el contexto de la nueva sociedad y el templo restaurado. La narrativa sigue siendo guiada por el hombre de bronce y se centra en las regulaciones detalladas para las festividades, el culto público y la adoración en el templo renovado.

El capítulo comienza con la descripción de las puertas del templo. Se destaca que la puerta oriental permanecerá cerrada durante los seis días laborables, pero se abrirá los días de reposo y las festividades. Esta disposición simboliza la importancia de reservar ciertos momentos para la adoración y el descanso en el contexto de la vida comunitaria.

Se detalla el sacrificio ofrecido por el príncipe en los días de reposo y festividades. El príncipe, como líder representativo del pueblo, ofrece un sacrificio especial como una expresión de devoción y adoración. La disposición de este sacrificio destaca la importancia del liderazgo en la promoción de la adoración y la obediencia religiosa.

La visión también aborda las regulaciones para la adoración pública en el templo. Durante las festividades, se establece que el pueblo deberá presentarse ante el Señor en el templo con ofrendas y regalos. La necesidad de la participación comunitaria en la adoración destaca la importancia de la colectividad en la expresión de la fe y la relación con Dios.

El capítulo describe la importancia de la equidad en la adoración y el acceso al templo. Se menciona que nadie debe salir por la misma puerta por la que entró, asegurando que todos tengan acceso igualitario y justo al templo. Esta disposición destaca la preocupación por la justicia y la igualdad en la participación en el culto religioso.

La visión aborda la cuestión de las ofrendas voluntarias durante las festividades. Se destaca que el pueblo puede presentar ofrendas voluntarias según su capacidad y su deseo. Esta disposición resalta la importancia del corazón voluntario en la adoración y subraya la relación entre la expresión sincera de la fe y la respuesta divina.

El capítulo también aborda la disposición de las habitaciones de los sacerdotes y el príncipe en el templo. Se menciona que el príncipe tendrá una entrada especial al templo durante las festividades y los días de reposo. Esto refleja la importancia del liderazgo en la adoración y la necesidad de una conexión estrecha entre el líder y la comunidad en el contexto religioso.

La visión concluye con la descripción de la cocina en el templo, donde se prepararán las ofrendas voluntarias y las ofrendas del pueblo. La atención a estos detalles prácticos resalta la importancia de la preparación adecuada de las ofrendas y subraya la conexión entre el culto litúrgico y las prácticas cotidianas en el templo.

Es fundamental reconocer que la interpretación de estas regulaciones puede variar, y algunos pueden considerarlas prescripciones literales para una futura sociedad o un nuevo templo, mientras que otros pueden interpretarlas simbólicamente, resaltando su significado espiritual y ético.

En resumen, el capítulo 46 de Ezequiel proporciona regulaciones detalladas para las festividades, el culto público y la adoración en el contexto de la nueva sociedad y el templo restaurado. La visión destaca la importancia de la equidad, la participación comunitaria y el liderazgo en la adoración. También enfatiza la necesidad de la expresión sincera de la fe y la conexión entre la vida religiosa y las prácticas cotidianas en el templo. Esta visión ofrece una visión práctica y ética para la vida comunitaria en el contexto de una sociedad centrada en la adoración y la relación con lo divino.

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