Milagros y Enseñanzas de Jesús en Mateo 9: Fe, Sanidad y Misericordia
El capítulo 9 del Evangelio de Mateo es un relato poderoso que muestra la autoridad de Jesús para perdonar pecados, sanar enfermedades y llamar a los pecadores al arrepentimiento. Cada milagro y enseñanza revela un aspecto profundo de su misión en la tierra. Vamos a explorar estos momentos clave y su significado para nuestra vida hoy.
Jesús Sana a un Paralítico y Perdona sus Pecados
Todo comienza cuando llevan a un paralítico ante Jesús. En lugar de decirle inmediatamente: “Levántate y anda”, Jesús sorprende a todos al declarar: “Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados”. Los escribas, escandalizados, piensan que está blasfemando. Pero Jesús, conociendo sus corazones, les hace una pregunta reveladora: “¿Qué es más fácil, decir: ‘Tus pecados son perdonados’ o ‘Levántate y anda’?”.
Para demostrar su autoridad divina, ordena al paralítico levantarse, tomar su camilla y caminar. El hombre obedece, dejando a la multitud asombrada. Este milagro no solo muestra el poder sanador de Cristo, sino también su autoridad para perdonar pecados, algo que solo Dios puede hacer.
El Llamamiento de Mateo: Jesús Viene por los Pecadores
Después de este milagro, Jesús llama a Mateo, un recaudador de impuestos (considerado traidor y pecador en esa época). Mateo no duda: deja su puesto de trabajo y lo sigue. Más tarde, en una cena en su casa, muchos publicanos y pecadores se reúnen con Jesús.
Los fariseos critican esta asociación, pero Jesús responde con una de sus frases más conocidas: “No son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos”. Su misión no era congregar a los justos, sino llamar a los pecadores al arrepentimiento. Este pasaje nos recuerda que la misericordia de Dios es para todos, sin importar nuestro pasado.
Jesús y la Cuestión del Ayuno: Un Nuevo Pacto
Los discípulos de Juan el Bautista preguntan por qué los seguidores de Jesús no ayunan como ellos o los fariseos. La respuesta de Cristo es fascinante: “¿Pueden los invitados a la boda estar de luto mientras el novio está con ellos?”.
Jesús usa dos ilustraciones poderosas: “Nadie remienda un vestido viejo con tela nueva” y “No se echa vino nuevo en odres viejos”. Con esto, enseña que su mensaje trae una nueva era, un nuevo pacto que no puede encajarse en las estructuras religiosas antiguas. El ayuno, en ese momento, no era necesario porque Él, el Mesías, estaba presente.
Milagros de Sanidad: Fe que Transforma
El resto del capítulo está lleno de milagros asombrosos:
- La mujer con flujo de sangre: Llevaba doce años sufriendo, pero al tocar el borde del manto de Jesús, es sanada. Él le dice: “Tu fe te ha salvado”.
- La hija de Jairo: Aunque la niña había muerto, Jesús afirma que solo está dormida. Entra, la toma de la mano, y ella resucita.
- Dos ciegos recuperan la vista: Clamando “¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David!”, Jesús los sana diciendo: “Conforme a vuestra fe os sea hecho”.
- Un mudo endemoniado habla: Jesús expulsa al demonio, y el hombre recupera el habla, dejando a todos maravillados.
Cada milagro refuerza una verdad: la fe en Jesús trae transformación.
La Misericordia de Jesús y la Necesidad de Obreros
El capítulo cierra con Jesús recorriendo ciudades, enseñando, predicando y sanando. Al ver a las multitudes, siente compasión porque están “como ovejas sin pastor”. Entonces dice a sus discípulos: “La mies es mucha, pero los obreros pocos”.
Esta frase sigue vigente hoy. La necesidad de compartir el mensaje de Cristo es urgente, y Él nos invita a orar por más obreros para su cosecha.
Mateo 9 es un recordatorio de que Jesús vino a sanar, perdonar y llamar a todos a su gracia. Su poder sigue transformando vidas, y su misericordia nunca se agota. ¿Estamos dispuestos a seguirlo como Mateo, confiar como la mujer enferma o clamar como los ciegos? La respuesta puede cambiar todo.
Texto integro del Libro de la biblia Mateo capítulo: 9
Mateo 9
Jesús sana a un paralítico
1Entonces, entrando Jesús en la barca, pasó al otro lado y vino a su ciudad.
2Y sucedió que le trajeron un paralítico, tendido sobre una cama; y al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados.
3Entonces algunos de los escribas decían dentro de sí: Este blasfema.
4Y conociendo Jesús los pensamientos de ellos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones?
5Porque, ¿qué es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda?
6Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dice entonces al paralítico): Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa.
7Entonces él se levantó y se fue a su casa.
8Y la gente, al verlo, se maravilló y glorificó a Dios, que había dado tal potestad a los hombres.
Llamamiento de Mateo
9Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y se levantó y le siguió.
10Y aconteció que estando él sentado a la mesa en la casa, he aquí que muchos publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron juntamente a la mesa con Jesús y sus discípulos.
11Cuando vieron esto los fariseos, dijeron a los discípulos: ¿Porqué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores?
12Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos.
13Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento.
La pregunta sobre el ayuno
14Entonces vinieron a él los discípulos de Juan, diciendo: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan?
15Jesús les dijo: ¿Acaso pueden los que están de bodas tener luto entre tanto que el esposo está con ellos? Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces ayunarán.
16Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura.
17Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conservan juntamente.
La hija de Jairo, y la mujer que tocó el manto de Jesús
18Mientras él les decía estas cosas, vino un hombre principal y se postró ante él, diciendo: Mi hija acaba de morir; mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá.
19Y se levantó Jesús, y le siguió con sus discípulos.
20Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto;
21porque decía dentro de sí: Si tocare solamente su manto, seré salva.
22Pero Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado. Y la mujer fue salva desde aquella hora.
23Al entrar Jesús en la casa del principal, viendo a los que tocaban flautas, y la gente que hacía alboroto,
24les dijo: Apartaos, porque la niña no está muerta, sino duerme. Y se burlaban de él.
25Pero cuando la gente había sido echada fuera, entró, y tomó de la mano a la niña, y ella se levantó.
26Y se difundió la fama de esto por toda aquella tierra.
Dos ciegos reciben la vista
27Pasando Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: ¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David!
28Y llegado a la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dijeron: Sí, Señor.
29Entonces les tocó los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho.
30Y los ojos de ellos fueron abiertos. Y Jesús les encargó rigurosamente, diciendo: Mirad que nadie lo sepa.
31Pero salidos ellos, divulgaron la fama de él por toda aquella tierra.
Un mudo habla
32Mientras salían ellos, he aquí, le trajeron un mudo, endemoniado.
33Y echado fuera el demonio, el mudo habló; y la gente se maravillaba, y decía: Nunca se ha visto cosa semejante en Israel.
34Pero los fariseos decían: Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios.
La mies es mucha
35Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
36Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.
37Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos.
38Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.
Resumen del capítulo 9 del libro de Mateo
El capítulo 9 del Evangelio según Mateo presenta una serie de relatos que resaltan la autoridad y el poder de Jesús para perdonar pecados, sanar enfermedades y llamar a discípulos. Este capítulo refleja la compasión y el propósito redentor de Jesús, mostrando cómo su presencia transforma vidas y desafía las normas religiosas establecidas.
El capítulo comienza con Jesús perdonando y sanando a un paralítico. Algunos escribas acusan a Jesús de blasfemia al reclamar el poder de perdonar pecados, una prerrogativa que consideran exclusiva de Dios. Jesús responde demostrando su autoridad al sanar al paralítico, evidenciando así que tiene el poder tanto para perdonar pecados como para realizar milagros físicos.
Luego, Jesús se encuentra con Mateo, un recaudador de impuestos, a quien invita a seguirlo. Este acto de elegir a un recaudador de impuestos, considerado un pecador y marginado social, escandaliza a los fariseos. Jesús responde diciendo que no ha venido por los justos, sino por los pecadores, subrayando su misión de llamar a aquellos que reconocen su necesidad de redención.
Una mujer enferma de flujo de sangre se acerca a Jesús con la esperanza de ser curada. Al tocar el borde de su manto, recibe sanidad instantánea. Este episodio destaca la fe de la mujer y la capacidad de Jesús para sanar incluso a través de un contacto aparentemente insignificante.
El capítulo 9 también incluye la resurrección de la hija de Jairo. Jesús llega a la casa de Jairo, un líder de la sinagoga, donde la gente llora la muerte de su hija. Jesús, sin hacer caso de las burlas de los presentes, entra y resucita a la niña, mostrando su poder sobre la muerte y su disposición a intervenir en situaciones desesperadas.
Jesús continúa sanando a los ciegos y expulsando demonios, demostrando su dominio sobre las enfermedades físicas y espirituales. Al hacerlo, se compadece de las multitudes que parecen estar perdidas y sin dirección, comparándolas con ovejas sin pastor. Este pasaje revela la preocupación pastoral de Jesús por aquellos que necesitan orientación y liderazgo espiritual.
El capítulo concluye con Jesús llamando a sus discípulos y enviándolos a proclamar el evangelio y sanar enfermos. Jesús instruye a sus seguidores a ser obreros de la mies, destacando la urgencia de la labor evangelística y la necesidad de trabajar en la cosecha espiritual.
En resumen, el capítulo 9 de Mateo destaca la autoridad, compasión y misión de Jesús. Desde la curación del paralítico hasta la resurrección de la hija de Jairo, este capítulo presenta una serie de milagros que revelan el poder divino de Jesús sobre la enfermedad, el pecado y la muerte. Asimismo, muestra su disposición a asociarse con aquellos considerados marginados por la sociedad, como recaudadores de impuestos y pecadores. Jesús no solo realiza milagros físicos, sino que también busca la restauración espiritual y la redención de aquellos que reconocen su necesidad de él. El llamado a los discípulos al final del capítulo refleja la continuidad de la misión de Jesús a través de sus seguidores, que son enviados a proclamar el evangelio y participar en la obra redentora de Dios en el mundo.