Marcos 14: Traición, Devoción y la Hora más Oscura de Jesús
Marcos 14 es un capítulo de contrastes brutales: una mujer unge a Jesús con perfume costoso mientras Judas conspira para venderlo; Jesús instituye la Santa Cena mientras Pedro jura no negarlo, pero lo hace horas después. Aquí vemos amor sacrificial, traición desgarradora y el comienzo del camino hacia la cruz. Cada escena nos confronta con una pregunta: ¿Dónde estaríamos nosotros en esta historia?
La Unción en Betania: Una Ofrenda Extravagante
En casa de Simón el leproso, una mujer rompe un frasco de “nardo puro de mucho precio” (equivalente a un año de salario) y lo derrama sobre Jesús. Los discípulos protestan: “¡Qué desperdicio! Podría haberse vendido para dar a los pobres.”
Pero Jesús la defiende: “Buena obra me ha hecho… se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura.” Esta mujer entendió lo que los discípulos no: Jesús estaba por morir. Su gesto fue un acto de adoración radical, un reconocimiento de su identidad como Mesías. Hoy, ¿somos calculadores en nuestra devoción, o estamos dispuestos a “derrochar” amor por Cristo?
Judas: El Beso que Traicionó al Hijo de Dios
Mientras la mujer unge a Jesús, “Judas Iscariote, uno de los doce”, negocia con los líderes religiosos: “¿Qué me daréis si os lo entrego?” (Mateo 26:15). Treinta monedas de plata—el precio de un esclavo (Éxodo 21:32)—fueron suficientes para vender al Salvador.
Judas no era un extraño; era un discípulo cercano. Su traición nos recuerda que el pecado más peligroso no siempre viene de enemigos declarados, sino de corazones que se enfriaron gradualmente.
La Última Cena: Sangre del Nuevo Pacto
Jesús celebra la Pascua con sus discípulos, pero le da un nuevo significado:
- El pan: “Esto es mi cuerpo.”
- El vino: “Esta es mi sangre del nuevo pacto, derramada por muchos.”
Esta no era una metáfora. Jesús estaba señalando su muerte inminente como el verdadero Cordero Pascual (1 Corintios 5:7). Cada vez que tomamos la Santa Cena, recordamos que nuestra salvación costó la vida del Hijo de Dios.
Getsemaní: Angustia, Soledad y Sumisión
En el huerto, Jesús confiesa: “Mi alma está muy triste, hasta la muerte.” Ora tres veces: “Aparta de mí esta copa… pero no lo que yo quiero, sino lo que tú.” Mientras Él suda “como grandes gotas de sangre” (Lucas 22:44), los discípulos duermen.
Aquí vemos la humanidad plena de Cristo. No era un mártir estoico, sino un hombre que temía la cruz pero eligió obedecer. Su oración es el modelo perfecto de sumisión al Padre.
El Arresto: La Noche que Cambió la Historia
Judas llega con una turba armada y lo identifica con un beso—símbolo máximo de traición. Pedro reacciona con violencia (cortando la oreja de un siervo), pero Jesús lo detiene: “¿Vengo como ladrón, con espadas?” Sabía que su arresto cumplía las Escrituras (Isaías 53:7).
Los discípulos huyen, incluido “un joven” (posiblemente Marcos) que escapa desnudo, dejando atrás su túnica. El detalle es simbólico: todos abandonaron a Jesús, dejando todo por salvarse.
El Juicio Farsa y la Negación de Pedro
En un juicio ilegal (de noche, con testigos falsos), Jesús calla hasta que el sumo sacerdote pregunta: “¿Eres tú el Cristo?” Su respuesta es clara: “Yo soy; y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios.” Es suficiente para condenarlo por “blasfemia”.
Mientras tanto, Pedro—quien juró morir por Jesús—lo niega tres veces antes de que cante el gallo. Su llanto amargo muestra el dolor de fallarle al Señor. Pero hay esperanza: Jesús ya había orado por él (Lucas 22:32).
Marcos 14 Hoy: ¿Cómo Respondemos al Llamado de Cristo?
Este capítulo nos confronta con decisiones cruciales:
- ¿Adoramos como la mujer de Betania? ¿O nos preocupamos más por el “costo” de seguir a Jesús?
- ¿Somos leales como Jesús en Getsemaní? ¿O buscamos evitar el sufrimiento a toda costa?
- ¿Reconocemos nuestra fragilidad como Pedro? Su negación nos recuerda que sin Cristo, somos capaces de lo peor.
La historia no termina aquí. La traición, el miedo y la muerte pronto serán vencidos por la resurrección. Pero hoy, Marcos 14 nos grita: ¡Despierta! Como Jesús dijo a Pedro: “Velad y orad, para que no entréis en tentación.” (v. 38). ¿Estamos haciendo lo mismo?
Texto integro del Libro de la biblia Marcos capítulo: 14
Marcos 14
El complot para prender a Jesús
1Dos días después era la pascua, y la fiesta de los panes sin levadura; y buscaban los principales sacerdotes y los escribas cómo prenderle por engaño y matarle.
2Y decían: No durante la fiesta para que no se haga alboroto del pueblo.
Jesús es ungido en Betania
3Pero estando él en Betania, en casa de Simón el leproso, y sentado a la mesa, vino una mujer con un vaso de alabastro de perfume de nardo puro de mucho precio; y quebrando el vaso de alabastro, se lo derramó sobre su cabeza.
4Y hubo algunos que se enojaron dentro de sí, y dijeron: ¿Para qué se ha hecho este desperdicio de perfume?
5Porque podía haberse vendido por más de trescientos denarios, y haberse dado a los pobres. Y murmuraban contra ella.
6Pero Jesús dijo: Dejadla, ¿por qué la molestáis? Buena obra me ha hecho.
7Siempre tendréis a los pobres con vosotros, y cuando queráis les podréis hacer bien; pero a mí no siempre me tendréis.
8Esta ha hecho lo que podía; porque se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura.
9De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella.
Judas ofrece entregar a Jesús
10Entonces Judas Iscariote, uno de los doce, fue a los principales sacerdotes para entregárselo.
11Ellos, al oírlo, se alegraron, y prometieron darle dinero. Y Judas buscaba oportunidad para entregarle.
Institución de la Cena del Señor
12El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, cuando sacrificaban el cordero de la pascua, sus discípulos le dijeron: ¿Dónde quieres que vayamos a preparar para que comas la pascua?
13Y envió dos de sus díscipulos, y les dijo:Id a la ciudad, y os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle,
14y donde entrare, decid al señor de la casa: El Maestro dice: ¿Dónde está el aposento donde he de comer la pascua con mis discípulos?
15Y él os mostrará un gran aposento alto ya dispuesto; preparad para nosotros allí.
16Fueron sus discípulos y entraron en la ciudad, y hallaron como les había dicho; y prepararon la pascua.
17Y cuando llegó la noche, vino él con los doce.
18Y cuando se sentaron a la mesa, mientras comían, dijo Jesús: De cierto os digo que uno de vosotros, que come conmigo, me va a entregar.
19Entonces ellos comenzaron a entristecerse, y a decirle uno por uno: ¿Seré yo? Y el otro: ¿Seré yo?
20El, respondiendo, les dijo: Es uno de los doce, el que moja conmigo en el plato.
21A la verdad el Hijo del Hombre va, según está escrito de él, mas ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido.
22Y mientras comían, Jesús tomó pan y bendijo, y lo partió y les dio, diciendo: Tomad, esto es mi cuerpo.
23Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio; y bebieron de ella todos.
24Y les dijo: Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada.
25De cierto os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo en el reino de Dios.
Jesús anuncia la negación de Pedro
26Cuando hubieron cantado el himno, salieron al monte de los Olivos.
27Entonces Jesús les dijo: Todos os escandalizaréis de mí esta noche; porque escrito está: Heriré al pastor, y las ovejas serán dispersadas.
28Pero después que haya resucitado, iré delante de vosotros a Galilea.
29Entonces Pedro le dijo: Aunque todos se escandalicen, yo no.
30Y le dijo Jesús: De cierto te digo que tú, hoy, en esta noche, antes que el gallo haya cantado dos veces, me negarás tres veces.
31Mas él con mayor insistencia decía: Si me fuere necesario morir contigo, no te negaré. También todos decían lo mismo.
Jesús ora en Getsemaní
32Vinieron, pues, a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que yo oro.
33Y tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse.
34Y les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad.
35Yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oró que si fuese posible, pasase de él aquella hora.
36Y decía: Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú.
37Vino luego y los halló durmiendo; y dijo a Pedro: Simón, ¿duermes? ¿No has podido velar una hora?
38Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.
39Otra vez fue y oró, diciendo las mismas palabras.
40Al volver, otra vez los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño; y no sabían qué responderle.
41Vino la tercera vez, y les dijo: Dormid ya, y descansad. Basta, la hora ha venido; he aquí, el Hijo del Hombre es entregado en manos de los pecadores.
42Levantaos, vamos; he aquí, se acerca el que me entrega.
Arresto de Jesús
43Luego, hablando él aún, vino Judas, que era uno de los doce, y con él mucha gente con espadas y palos, de parte de los principales sacerdotes y de los escribas y de los ancianos.
44Y el que le entregaba les había dado señal, diciendo: Al que yo besare, ése es; prendedle, y llevadle con seguridad.
45Y cuando vino, se acercó luego a él, y le dijo: Maestro, Maestro. Y le besó.
46Entonces ellos le echaron mano, y le prendieron.
47Pero uno de los que estaban allí, sacando la espada, hirió al siervo del sumo sacerdote, cortándole la oreja.
48Y respondiendo Jesús, les dijo: ¿Como contra un ladrón habéis salido con espadas y con palos para prenderme?
49Cada día estaba con vosotros enseñando en el templo, y no me prendisteis; pero es así, para que se cumplan las Escrituras.
50Entonces todos los discípulos, dejándole, huyeron.
El joven que huyó
51Pero cierto joven le seguía, cubierto el cuerpo con una sábana; y le prendieron;
52mas él, dejando la sábana, huyó desnudo.
Jesús ante el concilio
53Trajeron, pues, a Jesús al sumo sacerdote; y se reunieron todos los principales sacerdotes y los ancianos y los escribas.
54Y Pedro le siguió de lejos hasta dentro del patio del sumo sacerdote; y estaba sentado con los alguaciles, calentándose al fuego.
55Y los principales sacerdotes y todo el concilio buscaban testimonio contra Jesús, para entregarle a la muerte; pero no lo hallaban.
56Porque muchos decían falso testimonio contra él, mas sus testimonios no concordaban.
57Entonces levantándose unos, dieron falso testimonio contra él, diciendo:
58Nosotros le hemos oído decir: Yo derribaré este templo hecho a mano, y en tres días edificaré otro hecho sin mano.
59Pero ni aun así concordaban en el testimonio.
60Entonces el sumo sacerdote, levantándose en medio, preguntó a Jesús, diciendo: ¿No respondes nada? ¿Qué testifican éstos contra ti?
61Mas él callaba, y nada respondía. El sumo sacerdote le volvió a preguntar, y le dijo: ¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?
62Y Jesús le dijo: Yo soy; y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.
63Entonces el sumo sacerdote, rasgando su vestidura, dijo: ¿Qué más necesidad tenemos de testigos?
64Habéis oído la blasfemia; ¿qué os parece? Y todos ellos le condenaron, declarándole ser digno de muerte.
65Y algunos comenzaron a escupirle, y a cubrirle el rostro y a darle de puñetazos, y a decirle: Profetiza. Y los alguaciles le daban de bofetadas.
Pedro niega a Jesús
66Estando Pedro abajo, en el patio, vino una de las criadas del sumo sacerdote;
67y cuando vio a Pedro que se calentaba, mirándole, dijo: Tú también estabas con Jesús el nazareno.
68Mas él negó, diciendo: No le conozco, ni sé lo que dices. Y salió a la entrada; y cantó el gallo.
69Y la criada, viéndole otra vez, comenzó a decir a los que estaban allí: Este es de ellos.
70Pero él negó otra vez. Y poco después, los que estaban allí dijeron otra vez a Pedro: Verdaderamente tú eres de ellos; porque eres galileo, y tu manera de hablar es semejante a la de ellos.
71Entonces él comenzó a maldecir, y a jurar: No conozco a este hombre de quien habláis.
72Y el gallo cantó la segunda vez. Entonces Pedro se acordó de las palabras que Jesús le había dicho: Antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces. Y pensando en esto, lloraba.
Resumen del capítulo 14 del libro de Marcos
El capítulo 14 del Evangelio según Marcos es una narración crucial que se centra en los eventos que preceden y acompañan la traición y arresto de Jesús. Este capítulo establece el escenario para los eventos finales que llevarán a la crucifixión y resurrección de Jesús, marcando un punto culminante en la narrativa del Evangelio.
El capítulo comienza con Jesús siendo ungido en Betania, en casa de Simón el leproso. Una mujer, conocida como María, unge la cabeza de Jesús con un perfume costoso. Aunque algunos presentes expresan indignación por el aparente desperdicio del valioso perfume, Jesús defiende a María, declarando que ha hecho esto en preparación para su sepultura. Este acto simboliza la anticipación de la muerte de Jesús y subraya su consagración y propósito divino.
En este contexto, Judas Iscariote, uno de los discípulos, se acerca a los principales sacerdotes con la intención de traicionar a Jesús. Judas se ofrece a entregar a Jesús por treinta piezas de plata, lo que desencadena una serie de eventos que llevan directamente a la Última Cena.
La narrativa se traslada a la preparación de la Pascua, y Jesús envía a dos de sus discípulos para que preparen el lugar donde celebrarán la cena pascual. Durante la cena, Jesús revela que uno de los discípulos lo traicionará. Los discípulos quedan consternados, y cada uno pregunta, “¿Soy yo, Señor?” Este momento refleja la tensión y el desconcierto entre los seguidores de Jesús, así como la predicción específica de Jesús sobre la traición de uno de sus cercanos.
Jesús instituye la Cena del Señor, el sacramento que conmemora su muerte y sacrificio. Al tomar pan y vino, Jesús simboliza su cuerpo y sangre como elementos que representan la nueva alianza que será sellada con su sacrificio en la cruz. Este acto establece un recordatorio perpetuo para los creyentes sobre el significado profundo de la redención a través de la muerte de Jesús.
Luego, Jesús predice la negación de Pedro, indicando que antes de que el gallo cante dos veces, Pedro lo habrá negado tres veces. Esta predicción se cumple más tarde en el capítulo cuando, durante el arresto de Jesús, Pedro niega conocerlo en tres ocasiones, tal como Jesús había anticipado.
El capítulo concluye con la agonía de Jesús en el Getsemaní. Jesús lleva consigo a Pedro, Santiago y Juan y comienza a experimentar profunda angustia y tristeza. Jesús ora a Dios, expresando su deseo de que la copa de su sufrimiento sea apartada, pero sometiéndose a la voluntad divina. Este momento revela la humanidad de Jesús y su sometimiento total a la voluntad de Dios, incluso en medio de la angustia y la anticipación del sufrimiento extremo que está por venir.
En resumen, el capítulo 14 de Marcos establece un escenario intensamente dramático y simbólico para los eventos finales de la vida de Jesús. Desde la unción en Betania hasta la traición de Judas, la Última Cena, la predicción de la negación de Pedro y la agonía en el Getsemaní, cada episodio contribuye al desarrollo de la narrativa que culminará en la crucifixión y resurrección de Jesús. Este capítulo presenta tanto la fidelidad de María al ungir a Jesús en preparación para su muerte como la traición de Judas, lo que destaca la complejidad de las respuestas humanas a la obra redentora de Cristo. La institución de la Cena del Señor se convierte en un acto fundamental de conmemoración y celebración para la comunidad cristiana, recordando el sacrificio de Jesús y su victoria sobre la muerte. El capítulo 14 de Marcos establece un puente crucial hacia los eventos culminantes que se desarrollarán en los capítulos finales del Evangelio.