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Juan: 10

Juan 10: Jesús, el Buen Pastor y la Puerta de las Ovejas

La Parábola del Redil y el Significado Espiritual

En Juan 10, Jesús nos presenta una de las metáforas más poderosas de las Escrituras: la del Buen Pastor y las ovejas. Comienza advirtiendo que quien no entra por la puerta del redil, sino que salta por otro lado, es un ladrón. Esta imagen no es solo pastoral, sino profundamente espiritual. Jesús es la puerta, el único acceso legítimo a la salvación.

Las ovejas reconocen la voz de su pastor y lo siguen, pero huyen de los extraños. Así ocurre con los creyentes: escuchamos la voz de Cristo en Su Palabra y la distinguimos de las falsas doctrinas. Los fariseos no entendieron esta alegoría, pero Jesús la aclara: “Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo” (Juan 10:9).

Jesús, el Buen Pastor que Da Su Vida

Jesús no solo es la puerta, sino también el Pastor que protege y guía. Mientras los falsos líderes (asalariados) huyen ante el peligro, Él da Su vida por las ovejas. Este es el corazón del Evangelio: Cristo murió voluntariamente por nosotros.

Además, Jesús habla de “otras ovejas que no son de este redil” (Juan 10:16), una referencia a los gentiles que serían incluidos en el pueblo de Dios. Un solo rebaño, un solo Pastor—esta es la unidad que Cristo establece.

La Reacción de los Judíos y la Divinidad de Cristo

Los líderes religiosos se escandalizan cuando Jesús afirma: “Yo y el Padre uno somos” (Juan 10:30). Para ellos, esto era blasfemia, pero Jesús defiende Su deidad citando el Salmo 82: “Yo dije: dioses sois”. Si la Escritura llama “dioses” a jueces humanos, ¿cómo acusan a quien el Padre santificó y envió?

Jesús apela a Sus obras como testimonio: “Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis” (Juan 10:37). Sus milagros confirmaban Su identidad, pero muchos prefirieron la incredulidad.

La Promesa de Vida Eterna y Seguridad en Cristo

Una de las declaraciones más reconfortantes de este capítulo es: “Mis ovejas oyen mi voz… y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás” (Juan 10:27-28). Nadie puede arrebatarnos de la mano de Cristo ni del Padre. Esta es la seguridad del creyente: nuestra salvación no depende de nuestra fuerza, sino de la fidelidad de Dios.

Siguiendo la Voz del Buen Pastor

Juan 10 nos muestra a Cristo como el único camino, el Pastor amoroso y el Dios encarnado. En un mundo lleno de voces confusas, debemos afinar nuestro oído espiritual para seguir solo a Jesús.

Si este artículo te ha ayudado a entender mejor el significado de Juan 10, el Buen Pastor y la puerta de las ovejas, compártelo con alguien que necesite recordar la seguridad que tenemos en Cristo. ¡Él es fiel, y Su voz nunca nos guiará mal!


Texto integro del Libro de la biblia Juan capítulo: 10

Juan 10
Parábola del redil
1De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y salteador.
2Mas el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es.
3A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca.
4Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz.
5Mas al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.
6Esta alegoría les dijo Jesús; pero ellos no entendieron qué era lo que les decía.
Jesús, el buen pastor
7Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas.
8Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas.
9Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.
10El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
11Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas.
12Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa.
13Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas.
14Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,
15así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.
16También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.
17Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar.
18Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.
19Volvió a haber disensión entre los judíos por estas palabras.
20Muchos de ellos decían: Demonio tiene, y está fuera de sí; ¿por qué le oís?
21Decían otros: Estas palabras no son de endemoniado. ¿Puede acaso el demonio abrir los ojos de los ciegos?
Los judíos rechazan a Jesús
22Celebrábase en Jerusalén la fiesta de la dedicación. Era invierno,
23y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón.
24Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.
25Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí;
26pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho.
27Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,
28y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.
29Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.
30Yo y el Padre uno somos.
31Entonces los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle.
32Jesús les respondió: Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis?
33Le respondieron los judíos, diciendo: Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios.
34Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois?
35Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada),
36¿al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy?
37Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis.
38Mas si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre.
39Procuraron otra vez prenderle, pero él se escapó de sus manos.
40Y se fue de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde primero había estado bautizando Juan; y se quedó allí.
41Y muchos venían a él, y decían: Juan, a la verdad, ninguna señal hizo; pero todo lo que Juan dijo de éste, era verdad.
42Y muchos creyeron en él allí.

Resumen del capítulo 10 del libro de Juan

El décimo capítulo del Evangelio según Juan presenta el discurso de Jesús sobre ser el buen Pastor y las ovejas. Este capítulo, compuesto por 42 versículos, explora las relaciones entre Jesús, las ovejas (sus seguidores) y los que pretenden liderar a las ovejas. A través de estas metáforas pastoriles, Jesús revela su papel como el único y verdadero Pastor, contrastándolo con los líderes religiosos que no tienen el mismo cuidado y amor por el rebaño.

El capítulo inicia con la afirmación de Jesús: “De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y salteador” (Juan 10:1, RV). Aquí, Jesús se presenta como el acceso legítimo al rebaño de Dios, en contraste con aquellos que buscan obtener influencia o control de manera ilegítima.

Jesús utiliza la metáfora del pastor y las ovejas para ilustrar su relación con sus seguidores. Él es el buen Pastor que cuida, guía y sacrifica su vida por las ovejas. Las ovejas, que representan a aquellos que reconocen y siguen la voz de Jesús, conocen al Pastor y le siguen. Jesús establece una relación íntima y protectora con sus seguidores, destacando su amor y cuidado por ellos.

En contraste, Jesús habla de los “asalariados”, aquellos que no tienen un verdadero compromiso con el rebaño, sino que buscan su propio interés. Cuando enfrentan peligro, los asalariados abandonan las ovejas, ya que su lealtad no es genuina. Jesús critica a los líderes religiosos de su tiempo, señalando que no son verdaderos pastores, ya que no cuidan adecuadamente del pueblo de Dios.

La metáfora del pastor se amplía cuando Jesús declara ser la puerta de las ovejas. “Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos” (Juan 10:9, RV). Aquí, Jesús presenta la idea de que él es la única entrada legítima al reino de Dios. Aquellos que entran por él encontrarán salvación y pastos abundantes, experimentando una vida en plenitud.

El capítulo 10 también incluye la enseñanza de Jesús sobre su relación con el Padre. Jesús afirma que él y el Padre son uno, subrayando su unidad en naturaleza y propósito divino. Esta afirmación provoca una reacción fuerte entre los líderes religiosos judíos, quienes lo acusan de blasfemia y buscan apedrearlo. Jesús responde destacando las obras milagrosas que ha realizado en nombre del Padre como testimonio de su identidad divina.

El discurso culmina con Jesús afirmando su capacidad para dar vida eterna a sus ovejas y su invulnerabilidad frente a cualquier intento de arrebatarlas de su mano o la mano del Padre. Esta afirmación refuerza la seguridad y la confianza que los seguidores de Jesús pueden tener en su relación con él.

En resumen, el capítulo 10 del Evangelio según Juan presenta el poderoso discurso de Jesús sobre ser el buen Pastor y la puerta de las ovejas. A través de estas metáforas pastoriles, Jesús ilustra su relación íntima y protectora con sus seguidores, contrastándola con la falta de compromiso y amor genuino de los líderes religiosos de su tiempo. Además, destaca su unidad con el Padre y su capacidad para otorgar vida eterna y seguridad a aquellos que le siguen. Este capítulo revela la naturaleza única y divina de Jesús como el único camino hacia la salvación y la plenitud de vida.

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