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Oseas: 3

Texto integro del Libro de la biblia Oseas capítulo: 3

Oseas 3
Oseas y la adúltera
1Me dijo otra vez Jehová: Ve, ama a una mujer amada de su compañero, aunque adúltera, como el amor de Jehová para con los hijos de Israel, los cuales miran a dioses ajenos, y aman tortas de pasas.
2La compré entonces para mí por quince siclos de plata y un homer y medio de cebada.
3Y le dije: Tú serás mía durante muchos días; no fornicarás, ni tomarás otro varón; lo mismo haré yo contigo.
4Porque muchos días estarán los hijos de Israel sin rey, sin príncipe, sin sacrificio, sin estatua, sin efod y sin terafines.
5Después volverán los hijos de Israel, y buscarán a Jehová su Dios, y a David su rey; y temerán a Jehová y a su bondad en el fin de los días.

Resumen del capítulo 3 del libro de Oseas

El capítulo 3 del libro de Oseas continúa desarrollando la poderosa metáfora del matrimonio que ha sido central en este libro profético del Antiguo Testamento. Este capítulo es notable por su breve pero impactante narrativa, que proporciona una representación visual y dramática de la relación entre Dios e Israel.

La historia comienza con una instrucción divina dirigida nuevamente al profeta Oseas. En esta ocasión, se le ordena amar a su esposa infiel, Gomer, a pesar de su continuada infidelidad y vida deshonesta. Esta instrucción refleja la relación divina con el pueblo de Israel, que ha sido infiel al pacto con Dios al entregarse a la idolatría y otras formas de rebelión.

La narrativa toma un giro sorprendente cuando Oseas recibe la orden de comprar a su esposa, que aparentemente se encuentra en una situación de esclavitud o degradación. Oseas obedece la orden divina y compra a Gomer por una pequeña suma de plata y una medida de cebada. Este acto de compra simboliza la redención y la restauración, ya que Oseas busca restaurar a su esposa a su posición original a pesar de sus faltas.

La historia de Oseas y Gomer se convierte en una poderosa parábola que ilustra el amor redentor de Dios hacia su pueblo. La compra de Gomer representa la redención divina, donde Dios busca restaurar a Israel a pesar de su infidelidad. La pequeña suma de plata y la medida de cebada sugieren la gracia y la misericordia divina, ya que Dios paga un precio simbólico para liberar a su pueblo de la esclavitud del pecado y la idolatría.

Este acto de redención lleva consigo una instrucción adicional: Oseas le dice a Gomer que permanezca con él y que no sea infiel. Este llamado a la fidelidad refleja la llamada constante de Dios a Israel para que se aparte de la idolatría y se comprometa fielmente con Él. La relación entre Oseas y Gomer se convierte en una metáfora viva de la relación entre Dios e Israel, donde la fidelidad es fundamental para la restauración y la reconciliación.

El capítulo 3 concluye con una mirada hacia el futuro, donde se describe la situación del pueblo de Israel. Se menciona que los israelitas vivirán durante muchos días sin rey, sin príncipe, sin sacrificio, sin estatua, sin efod y sin terafim. Este período de privación y carencia es interpretado por algunos como un tiempo de arrepentimiento y purificación para Israel, que finalmente regresará y buscará al Señor y a David, su rey.

La referencia a David como rey sugiere una conexión con la promesa mesiánica, señalando hacia la venida del Mesías. La mención de un tiempo de privación también implica que el pueblo de Israel, a través de la disciplina divina, llegará a comprender la importancia de su relación con Dios y buscará sinceramente su restauración.

En resumen, el capítulo 3 de Oseas destaca el tema central del amor redentor de Dios a través de la historia de Oseas y Gomer. La compra de la esposa por parte del profeta simboliza la redención divina, la gracia y la misericordia que Dios ofrece a pesar de la infidelidad del pueblo. La llamada a la fidelidad y la referencia al tiempo futuro sugieren la posibilidad de arrepentimiento y restauración para Israel. Este capítulo refuerza el mensaje central del libro de Oseas, subrayando la paciencia divina, el amor redentor y la esperanza de restauración a pesar de las transgresiones.