Isaías: 54

Isaías 55
Misericordia gratuita para todos
1A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche.
2¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura.
3Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David.
4He aquí que yo lo di por testigo a los pueblos, por jefe y por maestro a las naciones.
5He aquí, llamarás a gente que no conociste, y gentes que no te conocieron correrán a ti, por causa de Jehová tu Dios, y del Santo de Israel que te ha honrado.
6Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano.
7Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.
8Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.
9Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.
10Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come,
11así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.
12Porque con alegría saldréis, y con paz seréis vueltos; los montes y los collados levantarán canción delante de vosotros, y todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso.
13En lugar de la zarza crecerá ciprés, y en lugar de la ortiga crecerá arrayán; y será a Jehová por nombre, por señal eterna que nunca será raída.

El capítulo 54 de Isaías es una continuación del tema del Siervo del Señor y presenta una visión de restauración y prosperidad para Jerusalén. Utiliza la imagen de una mujer estéril que se convierte en madre para ilustrar la transformación que experimentará la ciudad. A continuación, se presenta un resumen estructurado del capítulo:

Introducción:
El capítulo 54 de Isaías comienza con un llamado a la estéril, representada como la esposa del Señor, a regocijarse y expandir su morada porque Dios hará algo grandioso y maravilloso.

Versículos 1-3: La Maternidad de la Ciudad Desolada:
La imagen de una mujer estéril que se regocija porque se le promete una descendencia numerosa se utiliza como metáfora para Jerusalén. La ciudad, que ha sido desolada, será restaurada y experimentará un crecimiento abundante. Se compara la expansión de la tienda y las cortinas de la mujer con la futura expansión y prosperidad de Jerusalén.

Versículos 4-6: La Compasión y la Restauración Divina:
Dios, representado como el esposo de Jerusalén, habla de su compasión y promete una restauración después de la aflicción. Aunque Jerusalén ha sido abandonada y afligida, Dios la llamará con gran compasión y misericordia. Se compara el periodo de desolación con el abandono momentáneo de una esposa, pero Dios promete que Su amor y pacto son eternos.

Versículos 7-10: La Promesa de Noche de Angustia y la Alianza Inquebrantable:
Dios compara Su abandono temporal de Jerusalén con la angustia de una noche, pero anuncia que Su misericordia volverá. Establece una alianza inquebrantable y compara Su amor con el de un esposo hacia su esposa. La promesa es que las aguas del diluvio no inundarán la tierra, y la alianza de paz no será removida.

Versículos 11-17: La Ciudad Embellecida y Protegida:
El capítulo concluye con una descripción de la ciudad embellecida y protegida. Se utiliza la imagen de piedras preciosas y fundamentos sólidos para ilustrar la prosperidad y la seguridad de Jerusalén. Dios promete que los hijos de la ciudad serán enseñados por Él mismo, y la justicia y la paz estarán con la ciudad.

Conclusión:

El capítulo 54 de Isaías presenta una visión de restauración y prosperidad para Jerusalén después de un período de desolación. Utiliza la metáfora de una mujer estéril que se convierte en madre para ilustrar la transformación y el crecimiento abundante que experimentará la ciudad. La compasión y la misericordia de Dios son destacadas, junto con la promesa de una alianza inquebrantable que garantiza la seguridad y la paz. La imagen de Jerusalén embellecida y protegida con fundamentos sólidos refuerza la idea de que la restauración no solo será cuantitativa, sino también cualitativa. Este capítulo encaja en la temática más amplia de Isaías sobre la redención y la fidelidad de Dios hacia Su pueblo, ofreciendo esperanza y consuelo en medio de la adversidad.