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Jueces 11

Jueces 11: Jefté y su Voto

En este capítulo del libro de Jueces, observamos cómo Dios levantó a Jefté, un hombre marginado y rechazado por su propia familia, para liderar a Israel contra los amonitas. Este relato subraya la importancia de la fe en medio de la adversidad, el poder de los votos hechos a Dios y las consecuencias de nuestras promesas. A través de estos eventos, encontramos principios espirituales que destacan la necesidad de confiar plenamente en Dios, actuar con sabiduría y reconocer Su soberanía sobre todas las cosas.

El Llamado de Jefté

El texto describe cómo los israelitas enfrentaron la opresión de los amonitas durante dieciocho años. Cuando decidieron volver a Jehová, buscaron a Jefté, un líder valiente pero marginado, para que los guiara en la batalla. Aunque Jefté había sido expulsado por sus hermanastros debido a disputas sobre la herencia, su habilidad militar y sabiduría lo hicieron indispensable en ese momento de crisis.

Jefté accedió a liderar a Israel bajo una condición: que si Dios le daba la victoria, él sería reconocido como jefe. Los ancianos aceptaron, y Jefté asumió el liderazgo con la bendición divina.

Este episodio refleja cómo Dios utiliza a personas inesperadas para cumplir Sus propósitos, independientemente de su pasado o circunstancias.

El Mensaje a los Amonitas

Antes de ir a la guerra, Jefté intentó resolver el conflicto mediante la diplomacia. Envió mensajeros al rey de los amonitas para explicar que Israel no había usurpado su tierra durante la conquista, sino que la había tomado de los amorreos después de que estos se negaran a permitirles el paso pacífico. Además, señaló que Israel había poseído esa tierra durante trescientos años sin que los amonitas reclamaran nada.

Sin embargo, el rey de los amonitas rechazó el razonamiento de Jefté, dejando claro que la única solución sería la guerra.

Este diálogo muestra cómo Jefté actuó con justicia y prudencia antes de recurrir a la violencia, buscando evitar derramamiento de sangre innecesario.

El Voto de Jefté

Confundido entre la necesidad de liderazgo espiritual y la urgencia de la batalla, Jefté hizo un voto imprudente a Dios:

“Si entregares á los amonitas en mi mano, cualquiera que saliere de las puertas de mi casa á recibirme cuando yo volviere de los amonitas en paz, será de Jehová, y ofrecerlo he en holocausto.”

Dios honró la fe de Jefté y le dio una gran victoria sobre los amonitas. Sin embargo, al regresar a su casa, su hija, única hija, salió a recibirlo con tambores y danzas. Al verla, Jefté se desgarró las vestiduras, comprendiendo las implicaciones de su voto.

La historia concluye con la hija aceptando su destino con dignidad y pidiendo dos meses para lamentarse en los montes con sus compañeras antes de cumplir el voto.

Este episodio destaca cómo los votos hechos a Dios deben ser considerados cuidadosamente, ya que tienen consecuencias eternas.

Lecciones sobre Fe y Sabiduría

Este capítulo nos enseña importantes principios espirituales aplicables a nuestra vida diaria:

  1. La Importancia de Confiar en Dios: La fe en medio de la adversidad puede traer grandes victorias, incluso cuando las circunstancias parecen imposibles.
  2. El Peso de los Votos Hechos a Dios: Debemos ser cuidadosos al hacer promesas a Dios, ya que Él las toma en serio y espera que las cumplamos.
  3. La Justicia y la Diplomacia: Antes de actuar con fuerza, debemos buscar soluciones pacíficas y justas a los conflictos.
  4. Las Consecuencias de Nuestras Decisiones: Las acciones impulsivas pueden tener repercusiones duraderas, tanto para nosotros como para quienes nos rodean.

Te invito a compartir este estudio con otros creyentes interesados en comprender mejor el ejemplo de Jefté y cómo podemos aplicar estos principios en nuestras vidas. Al difundir estas verdades, ayudamos a otros a aprender de la sabiduría bíblica y comprometerse más profundamente con el servicio divino.

Texto integro del Libro de Jueces capítulo: 11
Jueces capítulo 11

Capítulo 11

EXISTÍA entonces Jephté, Galaadita, hombre valiente, hijo de una ramera, al cual había engendrado Galaad.
2 Y la mujer de Galaad también le había parido hijos; los cuales cuando fueron grandes, echaron fuera á Jephté, diciéndole: No heredarás en la casa de nuestro padre, porque eres bastardo.
3 Huyendo pues Jephté á causa de sus hermanos, habitó en tierra de Tob; y juntáronse con él hombres ociosos, los cuales con él salían.
4 Y aconteció que después de días los hijos de Ammón hicieron guerra contra Israel:
5 Y como los hijos de Ammón tenían guerra contra Israel, los ancianos de Galaad fueron para volver á Jephté de tierra de Tob;
6 Y dijeron á Jephté: Ven, y serás nuestro capitán, para que peleemos con los hijos de Ammón.
7 Y Jephté respondió á los ancianos de Galaad: ¿No me habéis vosotros aborrecido, y me echasteis de la casa de mi padre? ¿por qué pues venís ahora á mí cuando estáis en aflicción?
8 Y los ancianos de Galaad respondieron á Jephté: Por esta misma causa tornamos ahora á ti, para que vengas con nosotros, y pelees contra los hijos de Ammón, y nos seas cabeza á todos los que moramos en Galaad.
9 Jephté entonces dijo á los ancianos de Galaad: Si me volvéis para que pelee contra los hijos de Ammón, y Jehová los entregare delante de mí, ¿seré yo vuestra cabeza?
10 Y los ancianos de Galaad respondieron á Jephté: Jehová oiga entre nosotros, si no hiciéremos como tú dices.
11 Entonces Jephté vino con los ancianos de Galaad, y el pueblo lo eligió por su cabeza y príncipe; y Jephté habló todas sus palabras delante de Jehová en Mizpa.
12 Y envió Jephté embajadores al rey de los Ammonitas, diciendo: ¿Qué tienes tú conmigo que has venido á mí para hacer guerra en mi tierra?
13 Y el rey de los Ammonitas respondió á los embajadores de Jephté: Por cuanto Israel tomó mi tierra, cuando subió de Egipto, desde Arnón hasta Jaboc y el Jordán; por tanto, devuélvelas ahora en paz.
14 Y Jephté tornó á enviar otros embajadores al rey de los Ammonitas,
15 Para decirle: Jephté ha dicho así: Israel no tomó tierra de Moab, ni tierra de los hijos de Ammón:
16 Mas subiendo Israel de Egipto, anduvo por el desierto hasta el mar Bermejo, y llegó á Cades.
17 Entonces Israel envió embajadores al rey de Edom, diciendo: Yo te ruego que me dejes pasar por tu tierra. Mas el rey de Edom no los escuchó. Envió también al rey de Moab; el cual tampoco quiso: quedóse por tanto Israel en Cades.
18 Después, yendo por el desierto, rodeó la tierra de Edom y la tierra de Moab, y viniendo por el lado oriental de la tierra de Moab, asentó su campo de estotra parte de Arnón, y no entraron por el término de Moab: porque Arnón término es de Moab.
19 Y envió Israel embajadores á Sehón rey de los Amorrheos, rey de Hesbón, diciéndole: Ruégote que me dejes pasar por tu tierra hasta mi lugar.
20 Mas Sehón no se fió de Israel para darle paso por su término; antes juntando Sehón toda su gente, puso campo en Jaas, y peleó contra Israel.
21 Empero Jehová el Dios de Israel entregó á Sehón y á todo su pueblo en mano de Israel, y venciólos: y poseyó Israel toda la tierra del Amorrheo que habitaba en aquel país.
22 Poseyeron también todo el término del Amorrheo desde Arnón hasta Jaboc, y desde el desierto hasta el Jordán.
23 Así que Jehová el Dios de Israel echó los Amorrheos delante de su pueblo Israel: ¿y lo has de poseer tú?
24 Si Chêmos tu Dios te echase alguno, ¿no lo poseerías tú? Así poseeremos nosotros á todo aquel que echó Jehová nuestro Dios de delante de nosotros.
25 ¿Eres tú ahora en algo mejor que Balac hijo de Sephor, rey de Moab? ¿tuvo él cuestión contra Israel, ó hizo guerra contra ellos?
26 Cuando Israel ha estado habitando por trescientos años á Hesbón y sus aldeas, á Aroer y sus aldeas, y todas las ciudades que están á los términos de Arnón, ¿por qué no las habéis reclamado en ese tiempo?
27 Así que, yo nada he pecado contra ti, mas tú haces mal conmigo haciéndome guerra: Jehová, que es el juez, juzgue hoy entre los hijos de Israel y los hijos de Ammón.
28 Mas el rey de los hijos de Ammón no atendió las razones de Jephté que le envió.
29 Y el espíritu de Jehová fué sobre Jephté: y pasó por Galaad y Manasés; y de allí pasó á Mizpa de Galaad; y de Mizpa de Galaad pasó á los hijos de Ammón.
30 Y Jephté hizo voto á Jehová, diciendo: Si entregares á los Ammonitas en mis manos,
31 Cualquiera que me saliere á recibir de las puertas de mi casa, cuando volviere de los Ammonitas en paz, será de Jehová, y le ofreceré en holocausto.
32 Pasó pues Jephté á los hijos de Ammón para pelear contra ellos; y Jehová los entregó en su mano.
33 Y los hirió de grandísimo estrago desde Aroer hasta llegar á Minnith, veinte ciudades; y hasta la vega de las viñas. Así fueron domeñados los Ammonitas delante de los hijos de Israel.
34 Y volviendo Jephté á Mizpa á su casa, he aquí que su hija le salió á recibir con adufes y danzas, y era la sola, la única suya; no tenía fuera de ella otro hijo ni hija.
35 Y como él la vió, rompió sus vestidos diciendo: ¡Ay, hija mía! de verdad me has abatido, y tú eres de los que me afligen: porque yo he abierto mi boca á Jehová, y no podré retractarme.
36 Ella entonces le respondió: Padre mío, si has abierto tu boca á Jehová, haz de mí como salió de tu boca, pues que Jehová ha hecho venganza en tus enemigos los hijos de Ammón.
37 Y tornó á decir á su padre: Hágasme esto: déjame por dos meses que vaya y descienda por los montes, y llore mi virginidad, yo y mis compañeras.
38 El entonces dijo: Ve. Y dejóla por dos meses. Y ella fué con sus compañeras, y lloró su virginidad por los montes.
39 Pasados los dos meses volvió á su padre, é hizo de ella conforme á su voto que había hecho. Y ella nunca conoció varón.
40 De aquí fué la costumbre en Israel que de año en año iban las doncellas de Israel á endechar á la hija de Jephté Galaadita, cuatro días en el año.

Resumen del capítulo 11 del libro de Jueces

El capítulo 11 del Libro de Jueces se centra en la historia de Jefte (también llamado Jefté), un líder de Israel que es llamado para liberar al pueblo de la opresión amonita. Aquí tienes un resumen exhaustivo del capítulo:

  1. Orígenes de Jefte: Jefte es presentado como un valiente guerrero, pero su linaje es cuestionado por los hijos legítimos de Gilead. Jefte es el hijo de una prostituta y es expulsado de la casa de su padre. Se refugia en la tierra de Tob, donde se convierte en líder de hombres ociosos y guerreros.
  2. La opresión amonita: Los amonitas, un pueblo vecino de Israel, oprimen a los israelitas durante dieciocho años. El pueblo de Israel sufre bajo esta opresión y clama a Dios por ayuda.
  3. Llamado de Jefte: Ante la opresión amonita, los líderes de Gilead, la región de donde proviene Jefte, recurren a él y le piden que los lidere en la batalla contra los amonitas. Jefte inicialmente se muestra renuente debido a su expulsión de la casa de su padre, pero acepta el liderazgo con la condición de que sea reconocido como líder si obtiene la victoria.
  4. Negociaciones con los amonitas: Jefte envía mensajeros al rey de los amonitas para preguntar por qué están invadiendo el territorio de Israel. El rey amonita alega que Israel había tomado tierras de los amonitas cuando salieron de Egipto. Jefte responde que esto es falso y que Israel ha poseído esas tierras durante mucho tiempo.
  5. Promesa a Dios: Antes de entrar en batalla, Jefte hace una promesa a Dios en Mizpa, ofreciendo sacrificar a la primera persona que salga de su casa si Dios le da la victoria sobre los amonitas.
  6. Victoria sobre los amonitas: Jefte lidera a Israel en una batalla contra los amonitas y obtiene una gran victoria sobre ellos. Derrota a veinte ciudades amonitas y asegura la libertad de Israel.
  7. Cumplimiento de la promesa a Dios: Tristemente, la primera persona que sale de la casa de Jefte después de su victoria es su propia hija, quien lo recibe con danzas y tambores. Jefte cumple con su promesa a Dios y ofrece a su hija como sacrificio, aunque algunos comentaristas interpretan que esto puede significar que la hija se dedica a servir a Dios en celibato.
  8. Ciclo de los jueces: El capítulo concluye mencionando que Jefte lidera a Israel durante seis años y murió. Luego, le siguen otros jueces y el ciclo de apostasía, opresión, arrepentimiento y liberación continúa en Israel.

En resumen, el capítulo 11 de Jueces narra la historia de Jefte, un líder de Israel que es llamado para liberar al pueblo de la opresión amonita. A pesar de su origen humilde, Jefte acepta el liderazgo y obtiene una victoria significativa, aunque con consecuencias personales dolorosas debido a su promesa a Dios. La historia muestra el patrón recurrente de liderazgo en la época de los jueces y las promesas hechas a Dios que pueden tener consecuencias profundas.

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