El Último Viaje de Pablo: De Malta a Roma en Hechos 28
El capítulo final de los Hechos de los Apóstoles nos lleva al clímax del viaje de Pablo: desde su milagrosa supervivencia en Malta hasta su llegada a Roma, donde predicaría el Evangelio “sin impedimento”. Este relato no solo cierra el libro con un sentido de cumplimiento, sino que también revela cómo Dios usa lo inesperado para avanzar su Reino.
Milagros en Malta: La Providencia en lo Cotidiano
Tras el naufragio, Pablo y los demás náufragos descubren que han llegado a Malta, donde son recibidos con hospitalidad por los isleños. En un momento dramático, una víbora venenosa se enreda en la mano de Pablo mientras recoge leña. Los malteses, supersticiosos, asumen que es un criminal al que “la justicia no deja vivir”. Pero cuando Pablo no sufre daño, cambian de opinión y lo consideran un dios (vv. 1-6).
Este episodio muestra dos verdades clave:
- La protección divina sobre Pablo (cumpliendo Marcos 16:18).
- La apertura de los malteses al mensaje del Evangelio tras presenciar lo sobrenatural.
Pablo no desperdicia la oportunidad: sana al padre de Publio (el hombre principal de la isla) y a otros enfermos, consolidando una puerta abierta para el testimonio cristiano (vv. 7-10).
El Largo Camino a Roma: Un Viaje con Propósito
Tres meses después, Pablo y sus compañeros parten hacia Italia en una nave con la insignia de Cástor y Pólux (dioses gemelos de la mitología romana, ironizando el contraste con el verdadero Dios que protege a Pablo). Tras escalas en Siracusa y Puteoli, finalmente llegan a Roma (vv. 11-14).
Lo más conmovedor es la recepción: hermanos en la fe salen a encontrarlo en el Foro de Apio y las Tres Tabernas, fortaleciendo su ánimo (v. 15). Aunque sigue siendo prisionero, se le permite vivir bajo custodia militar en una casa alquilada, donde recibe visitas libremente (v. 16).
Pablo en Roma: Predicando “Sin Impedimento”
En lugar de presentarse como víctima, Pablo convoca a los líderes judíos romanos para explicar su caso (vv. 17-20). Su estrategia es brillante:
- No acusa a su pueblo, sino que recalca su inocencia.
- Aclara que su cadena es “por la esperanza de Israel” (la resurrección de Cristo).
- Les da la oportunidad de escuchar el Evangelio directamente.
La reacción es mixta: algunos creen, otros no. Pablo entonces cita Isaías 6:9-10, revelando que el mensaje ahora irá a los gentiles (vv. 23-28).
El libro cierra con un resumen poderoso:
“Pablo permaneció dos años enteros […] predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento.” (v. 31).
Tres Lecciones Clave de Hechos 28
- Dios convierte los desastres en oportunidades
- El naufragio llevó a Pablo a Malta, donde su testimonio impactó a una cultura pagana.
- Su prisión en Roma le permitió predicar incluso en el corazón del Imperio.
- El Evangelio divide, pero también une
- Algunos judíos rechazaron el mensaje, pero muchos gentiles lo recibieron.
- La cadena de Pablo no lo silenció; ¡lo hizo más efectivo!
- El “final” es en realidad un nuevo comienzo
- Aunque Hechos termina aquí, la tradición sugiere que Pablo fue liberado y continuó su ministerio antes de su martirio bajo Nerón.
- Su legado perdura: el Evangelio ya había llegado a la capital del mundo.
Reflexión Final: ¿Cómo Aplicamos Esto Hoy?
La vida de Pablo nos desafía a:
- Ver las crisis como plataformas para Dios (como Malta o la prisión).
- Hablar de Cristo en toda circunstancia, incluso cuando otros dudan.
- Confiar en que ningún impedimento humano puede frenar el Reino.
¿Qué “Malta” o “Roma” hay en tu vida donde Dios te está llamando a ser testigo?
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“A los gentiles es enviada esta salvación de Dios; y ellos oirán” (Hechos 28:28).
Texto integro del Libro de la biblia Hechos capítulo: 28
Hechos 28
Pablo en la isla de Malta
1Estando ya a salvo, supimos que la isla se llamaba Malta.
2Y los naturales nos trataron con no poca humanidad; porque encendiendo un fuego, nos recibieron a todos, a causa de la lluvia que caía, y del frío.
3Entonces, habiendo recogido Pablo algunas ramas secas, las echó al fuego; y una víbora, huyendo del calor, se le prendió en la mano.
4Cuando los naturales vieron la víbora colgando de su mano, se decían unos a otros: Ciertamente este hombre es homicida, a quien, escapado del mar, la justicia no deja vivir.
5Pero él, sacudiendo la víbora en el fuego, ningún daño padeció.
6Ellos estaban esperando que él se hinchase, o cayese muerto de repente; mas habiendo esperado mucho, y viendo que ningún mal le venía, cambiaron de parecer y dijeron que era un dios.
7En aquellos lugares había propiedades del hombre principal de la isla, llamado Publio, quien nos recibió y hospedó solícitamente tres días.
8Y aconteció que el padre de Publio estaba en cama, enfermo de fiebre y de disentería; y entró Pablo a verle, y después de haber orado, le impuso las manos, y le sanó.
9Hecho esto, también los otros que en la isla tenían enfermedades, venían, y eran sanados;
10los cuales también nos honraron con muchas atenciones; y cuando zarpamos, nos cargaron de las cosas necesarias.
Pablo llega a Roma
11Pasados tres meses, nos hicimos a la vela en una nave alejandrina que había invernado en la isla, la cual tenía por enseña a Cástor y Pólux.
12Y llegados a Siracusa, estuvimos allí tres días.
13De allí, costeando alrededor, llegamos a Regio; y otro día después, soplando el viento sur, llegamos al segundo día a Puteoli,
14donde habiendo hallado hermanos, nos rogaron que nos quedásemos con ellos siete días; y luego fuimos a Roma,
15de donde, oyendo de nosotros los hermanos, salieron a recibirnos hasta el Foro de Apio y las Tres Tabernas; y al verlos, Pablo dio gracias a Dios y cobró aliento.
16Cuando llegamos a Roma, el centurión entregó los presos al prefecto militar, pero a Pablo se le permitió vivir aparte, con un soldado que le custodiase.
Pablo predica en Roma
17Aconteció que tres días después, Pablo convocó a los principales de los judíos, a los cuales, luego que estuvieron reunidos, les dijo: Yo, varones hermanos, no habiendo hecho nada contra el pueblo, ni contra las costumbres de nuestros padres, he sido entregado preso desde Jerusalén en manos de los romanos;
18los cuales, habiéndome examinado, me querían soltar, por no haber en mí ninguna causa de muerte.
19Pero oponiéndose los judíos, me vi obligado a apelar a César; no porque tenga de qué acusar a mi nación.
20Así que por esta causa os he llamado para veros y hablaros; porque por la esperanza de Israel estoy sujeto con esta cadena.
21Entonces ellos le dijeron: Nosotros ni hemos recibido de Judea cartas acerca de ti, ni ha venido alguno de los hermanos que haya denunciado o hablado algún mal de ti.
22Pero querríamos oír de ti lo que piensas; porque de esta secta nos es notorio que en todas partes se habla contra ella.
23Y habiéndole señalado un día, vinieron a él muchos a la posada, a los cuales les declaraba y les testificaba el reino de Dios desde la mañana hasta la tarde, persuadiéndoles acerca de Jesús, tanto por la ley de Moisés como por los profetas.
24Y algunos asentían a lo que se decía, pero otros no creían.
25Y como no estuviesen de acuerdo entre sí, al retirarse, les dijo Pablo esta palabra: Bien habló el Espíritu Santo por medio del profeta Isaías a nuestros padres, diciendo:
26Ve a este pueblo, y diles: De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, y no percibiréis;
27Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, Y con los oídos oyeron pesadamente, Y sus ojos han cerrado, Para que no vean con los ojos, Y oigan con los oídos, Y entiendan de corazón, Y se conviertan, Y yo los sane.
28Sabed, pues, que a los gentiles es enviada esta salvación de Dios; y ellos oirán.
29Y cuando hubo dicho esto, los judíos se fueron, teniendo gran discusión entre sí.
30Y Pablo permaneció dos años enteros en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían,
31predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento.
Resumen del capítulo 28 del libro de Hechos
El capítulo 28 de los Hechos de los Apóstoles marca el final de este libro bíblico y narra los eventos finales en la vida de Pablo. Es un capítulo que culmina con la llegada de Pablo a Roma, donde continúa compartiendo el evangelio y experimenta tanto la oposición como la aceptación.
La narrativa comienza con Pablo y los otros náufragos llegando a la isla de Malta. La hospitalidad de los habitantes de Malta es evidente cuando encienden un fuego para calentar a los náufragos que han sobrevivido al naufragio. Durante este tiempo, una serpiente venenosa muerde a Pablo, pero él permanece ileso, lo que lleva a los lugareños a considerarlo un hombre divino. Este incidente sirve como una ocasión para que Pablo comparta el mensaje del evangelio con los habitantes de Malta, y realiza milagros de sanación en la isla, incluida la curación del padre del principal habitante.
Después de pasar tres meses en Malta, Pablo y sus compañeros logran conseguir otro barco para llegar a Roma. En Roma, los hermanos cristianos salen a su encuentro y se sienten alentados al ver a Pablo, quien les comparte su viaje y la providencia divina que lo ha llevado a Roma. Pablo es permitido vivir en una casa alquilada, bajo custodia militar, pero con ciertas libertades.
Pablo convoca a los líderes judíos en Roma para compartir el evangelio con ellos. Durante la reunión, expone su caso, explicando que ha sido detenido debido a la esperanza de Israel y que es un prisionero por causa del evangelio. Aunque algunos responden con incredulidad, otros muestran interés y acuerdan reunirse nuevamente con Pablo.
En los versículos finales del capítulo 28, la narrativa concluye señalando que Pablo vivió en Roma por dos años en su propia casa, predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo. Aunque Pablo está bajo custodia romana, no está encarcelado en el sentido tradicional. El capítulo termina mencionando que muchos vinieron a visitar a Pablo y escuchar su mensaje, y que él proclamó el evangelio sin restricciones.
El libro de los Hechos concluye con una nota abierta, sin proporcionar detalles específicos sobre el destino final de Pablo. La última mención de Pablo en los Hechos presenta su ministerio continuo en Roma, predicando el evangelio y enseñando a aquellos que vinieron a él.
En resumen, el capítulo 28 de los Hechos de los Apóstoles proporciona un cierre a la narrativa de los eventos en la vida de Pablo y su viaje hacia Roma. Destaca la providencia divina que guía a Pablo incluso en medio de las dificultades, como el naufragio y la mordedura de la serpiente. También resalta la dedicación de Pablo a predicar el evangelio y compartir la esperanza de Cristo, incluso en circunstancias difíciles y bajo custodia romana. Este capítulo concluye el relato de los primeros años de la iglesia primitiva y del impacto del evangelio en el mundo antiguo, dejando a los lectores con la sensación de que la obra de Dios continúa a pesar de los desafíos y las adversidades.


