Marcos 15: La Crucifixión del Rey y el Triunfo Oculto en la Derrota
Marcos 15 relata el clímax del drama redentor: el juicio, la tortura y la crucifixión de Jesús. Lo que parece una derrota humillante es, en realidad, la victoria decisiva de Dios sobre el pecado. Cada detalle—desde el silencio de Jesús ante Pilato hasta el grito de abandono en la cruz—está cargado de significado profético. Aquí exploraremos este capítulo, revelando cómo el sufrimiento del Mesías cumple las Escrituras y transforma la historia.
Jesús ante Pilato: El Juicio del Inocente
Los líderes religiosos llevan a Jesús a Pilato, el gobernador romano, acusándolo de pretender ser “el Rey de los judíos”. Pilato, un político astuto, percibe la envidia detrás de las acusaciones (v. 10) y busca liberarlo. Pero Jesús, en un silencio que asombra a Pilato (v. 5), no se defiende. Cumple así Isaías 53:7: “Como cordero llevado al matadero, enmudeció.”
La multitud, manipulada por los sacerdotes, elige a Barrabás—un rebelde violento—y grita: “¡Crucifícale!” (v. 13-14). Pilato, temiendo un motín, cede. La ironía es profunda: el verdadero Libertador es condenado, mientras un criminal es liberado.
La Coronación de Espinas: La Burlada Majestad
Los soldados romanos se burlan de Jesús:
- Visten a Jesús con púrpura (color real).
- Le clavan una corona de espinas (símbolo de maldición, Génesis 3:18).
- Le golpean y escupen, fingiendo adoración (v. 17-19).
Lo que era burla, sin embargo, era verdad: Jesús es el Rey, aunque su reino no es de este mundo (Juan 18:36).
El Camino al Gólgota: Simón de Cirene y la Cruz
Debilitado por la flagelación, Jesús no puede cargar su cruz. Los soldados obligan a Simón de Cirene (padre de Alejandro y Rufo, nombres conocidos en la iglesia primitiva, Romanos 16:13) a llevarla. Este detalle muestra que el Evangelio ya se extendía más allá de Israel: un africano participa involuntariamente en el sufrimiento del Mesías.
La Crucifixión: El Rey en el Lugar de la Calavera
En el Gólgota (v. 22), Jesús es crucificado entre dos ladrones, cumpliendo Isaías 53:12: “Fue contado con los pecadores.” Sobre su cabeza cuelga un título irónico pero veraz: “EL REY DE LOS JUDÍOS” (v. 26).
Mientras Jesús agoniza:
- Los transeúntes se burlan: “¡Sálvate a ti mismo!” (v. 29-30).
- Los líderes religiosos escarnecen: “A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar” (v. 31).
- Los ladrones lo insultan (v. 32).
Paradójicamente, precisamente porque no se salva a sí mismo, puede salvar a otros.
El Clamor del Abandono y el Velo Rasgado
A la hora nona (3 p.m.), Jesús grita: “¡Eloi, Eloi, ¿lama sabactani?!” (Salmo 22:1). Este es el momento más oscuro: el Hijo experimenta el abandono del Padre, cargando el pecado de la humanidad.
Inmediatamente después de su muerte (v. 37-38):
- El velo del templo se rasga (de arriba abajo, señal de que Dios lo hizo). Este velo separaba el Lugar Santísimo, simbolizando que ahora, por la sangre de Cristo, todos tenemos acceso a Dios (Hebreos 10:19-20).
- Un centurión romano confiesa: “Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios” (v. 39). El primer reconocimiento de la identidad de Jesús viene de un soldado gentil.
El Entierro: José de Arimatea y las Mujeres Fieles
José de Arimatea, un miembro secreto del Sanedrín (Juan 19:38), pide el cuerpo de Jesús. Su acto es valiente: al tocar un cadáver, se hacía ceremonialmente impuro para la Pascua. Pero Jesús es el verdadero Cordero Pascual, y su sepultura en una tumba nueva cumple Isaías 53:9.
Las mujeres (María Magdalena, María madre de José y Salomé) observan todo (v. 40-41, 47). Su presencia es crucial: serán las primeras testigos de la resurrección.
Marcos 15 Hoy: ¿Reconocemos al Rey Crucificado?
Este capítulo nos confronta con preguntas radicales:
- ¿Somos como Pilato? ¿Cedemos a la presión social aunque sepamos la verdad?
- ¿Somos como el centurión? ¿Reconocemos a Jesús como Hijo de Dios cuando vemos su sacrificio?
- ¿Somos como José y las mujeres? ¿Estamos dispuestos a identificarnos con Cristo, aunque cueste?
La cruz no es solo un evento histórico; es el poder de Dios para salvación (1 Corintios 1:18). Como escribió Pablo: “Lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo” (Gálatas 6:14).
La tumba está sellada… pero la historia no termina aquí.
Texto integro del Libro de la biblia Marcos capítulo: 15
Marcos 15
Jesús ante Pilato
1Muy de mañana, habiendo tenido consejo los principales sacerdotes con los ancianos, con los escribas y con todo el concilio, llevaron a Jesús atado, y le entregaron a Pilato.
2Pilato le preguntó: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Respondiendo él, le dijo: Tú lo dices.
3Y los principales sacerdotes le acusaban mucho.
4Otra vez le preguntó Pilato, diciendo: ¿Nada respondes? Mira de cuántas cosas te acusan.
5Mas Jesús ni aun con eso respondió; de modo que Pilato se maravillaba.
Jesús sentenciado a muerte
6Ahora bien, en el día de la fiesta les soltaba un preso, cualquiera que pidiesen.
7Y había uno que se llamaba Barrabás, preso con sus compañeros de motín que habían cometido homicidio en una revuelta.
8Y viniendo la multitud, comenzó a pedir que hiciese como siempre les había hecho.
9Y Pilato les respondió diciendo: ¿Queréis que os suelte al Rey de los judíos?
10Porque conocía que por envidia le habían entregado los principales sacerdotes.
11Mas los principales sacerdotes incitaron a la multitud para que les soltase más bien a Barrabás.
12Respondiendo Pilato, les dijo otra vez: ¿Qué, pues, queréis que haga del que llamáis Rey de los judíos?
13Y ellos volvieron a dar voces: ¡Crucifícale!
14Pilato les decía: ¿Pues qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban aun más: ¡Crucifícale!
15Y Pilato, queriendo satisfacer al pueblo, les soltó a Barrabás, y entregó a Jesús, después de azotarle, para que fuese crucificado.
16Entonces los soldados le llevaron dentro del atrio, esto es, al pretorio, y convocaron a toda la compañía.
17Y le vistieron de púrpura, y poniéndole una corona tejida de espinas,
18comenzaron luego a saludarle: ¡Salve, Rey de los judíos!
19Y le golpeaban en la cabeza con una caña, y le escupían, y puestos de rodillas le hacían reverencias.
20Después de haberle escarnecido, le desnudaron la púrpura, y le pusieron sus propios vestidos, y le sacaron para crucificarle.
Crucifixión y muerte de Jesús
21Y obligaron a uno que pasaba, Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, que venía del campo, a que le llevase la cruz.
22Y le llevaron a un lugar llamado Gólgota, que traducido es: Lugar de la Calavera.
23Y le dieron a beber vino mezclado con mirra; mas él no lo tomó.
24Cuando le hubieron crucificado, repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes sobre ellos para ver qué se llevaría cada uno.
25Era la hora tercera cuando le crucificaron.
26Y el título escrito de su causa era: EL REY DE LOS JUDÍOS.
27Crucificaron también con él a dos ladrones, uno a su derecha, y el otro a su izquierda.
28Y se cumplió la Escritura que dice: Y fue contado con los inicuos.
29Y los que pasaban le injuriaban, meneando la cabeza y diciendo: ¡Bah! tú que derribas el templo de Dios, y en tres días lo reedificas,
30sálvate a ti mismo, y desciende de la cruz.
31De esta manera también los principales sacerdotes, escarneciendo, se decían unos a otros, con los escribas: A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar.
32El Cristo, Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, para que veamos y creamos. También los que estaban crucificados con él le injuriaban.
33Cuando vino la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena.
34Y a la hora novena Jesús clamó a gran voz, diciendo: Eloi, Eloi, ¿lama sabactani? que traducido es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
35Y algunos de los que estaban allí decían, al oírlo: Mirad, llama a Elías.
36Y corrió uno, y empapando una esponja en vinagre, y poniéndola en una caña, le dio a beber, diciendo: Dejad, veamos si viene Elías a bajarle.
37Mas Jesús, dando una gran voz, expiró.
38Entonces el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo.
39Y el centurión que estaba frente a él, viendo que después de clamar había expirado así, dijo: Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios.
40También había algunas mujeres mirando de lejos, entre las cuales estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo el menor y de José, y Salomé,
41quienes, cuando él estaba en Galilea, le seguían y le servían; y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén.
Jesús es sepultado
42Cuando llegó la noche, porque era la preparación, es decir, la víspera del día de reposo,
43José de Arimatea, miembro noble del concilio, que también esperaba el reino de Dios, vino y entró osadamente a Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús.
44Pilato se sorprendió de que ya hubiese muerto; y haciendo venir al centurión, le preguntó si ya estaba muerto.
45E informado por el centurión, dio el cuerpo a José,
46el cual compró una sábana, y quitándolo, lo envolvió en la sábana, y lo puso en un sepulcro que estaba cavado en una peña, e hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro.
47Y María Magdalena y María madre de José miraban dónde lo ponían.
Resumen del capítulo 15 del libro de Marcos
El capítulo 15 del Evangelio según Marcos es un relato sobrecogedor que narra los eventos relacionados con la crucifixión de Jesús. Este capítulo marca el punto culminante de la narrativa del Evangelio y presenta una visión penetrante del sacrificio redentor de Jesús en la cruz.
La narrativa comienza con Jesús siendo llevado ante Pilato, el gobernador romano de Judea. Los líderes religiosos judíos acusan a Jesús de blasfemia y buscan su condena. Pilato, sin encontrar culpabilidad en Jesús, intenta liberarlo como parte de una tradición pascual, pero la multitud, instigada por los líderes religiosos, exige la liberación de Barrabás, un criminal notorio. Pilato, cediendo a la presión, entrega a Jesús para ser azotado y crucificado.
Los soldados romanos llevan a Jesús al Pretorio, donde lo visten con un manto púrpura y colocan una corona de espinas en su cabeza, burlándose de él como el “Rey de los Judíos”. A pesar de la humillación y el sufrimiento físico, Jesús soporta en silencio la crueldad de los soldados.
La narrativa avanza hacia el camino del Calvario, donde Jesús es crucificado junto a dos criminales. A medida que Jesús cuelga en la cruz, la gente se burla de él y desafía su identidad como Hijo de Dios. Incluso los líderes religiosos presentes se mofan de Jesús, diciéndole que descienda de la cruz para que crean en él. Este momento refleja el desprecio y la incredulidad que rodean la crucifixión de Jesús.
A pesar de las burlas, Jesús permanece en la cruz, soportando el dolor físico y el sufrimiento espiritual. La oscuridad cubre la tierra desde el mediodía hasta las tres de la tarde, un fenómeno que simboliza la gravedad y la solemnidad del momento. En este punto, Jesús exclama con un fuerte grito y entrega su espíritu.
El velo del templo se rasga de arriba a abajo, simbolizando la apertura del acceso directo a Dios a través de la muerte de Jesús. La tierra tiembla, las rocas se parten, y los centuriones romanos, testigos de estos eventos, proclaman que Jesús era verdaderamente el Hijo de Dios. Estos fenómenos cósmicos subrayan la magnitud y la trascendencia del sacrificio de Jesús en la cruz.
El capítulo 15 culmina con el entierro de Jesús. José de Arimatea, miembro del Sanedrín que no había consentido en la decisión de condenar a Jesús, solicita el cuerpo de Jesús y lo coloca en un sepulcro. Las mujeres que habían seguido a Jesús observan el sepulcro y notan que es sellado con una gran piedra.
En resumen, el capítulo 15 de Marcos presenta la culminación dramática de la vida de Jesús en la tierra. Desde el juicio ante Pilato hasta la crucifixión y el entierro, cada evento contribuye a la profundidad teológica y espiritual de la narrativa. La crucifixión, en particular, se destaca como el acto central de redención en la fe cristiana, donde Jesús asume el castigo del pecado para reconciliar a la humanidad con Dios. La oscuridad, el rasgamiento del velo del templo y los fenómenos cósmicos ilustran la magnitud del sacrificio de Jesús y su significado en la historia de la salvación. El capítulo 15 establece un puente hacia el próximo capítulo, que revelará el sorprendente giro de la resurrección, transformando la tragedia de la cruz en la victoria de la vida eterna.