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Juan: 2

Juan 2: El Primer Milagro de Jesús y la Purificación del Templo

El segundo capítulo del Evangelio de Juan nos presenta dos eventos poderosos: el primer milagro de Jesús en las bodas de Caná y su confrontación en el templo de Jerusalén. Ambos relatos revelan aspectos únicos de su identidad y misión. Hoy quiero profundizar en estos pasajes, explorando su significado espiritual y su relevancia para nuestra fe.

Las Bodas de Caná: El Primer Milagro de Jesús

Todo comienza en una celebración familiar en Caná de Galilea. Jesús, su madre y sus discípulos son invitados a una boda, pero ocurre un problema: se acaba el vino. En la cultura judía, esto no era solo una incomodidad, sino una vergüenza para los anfitriones. María, confiando en su hijo, le dice: “No tienen vino” (Juan 2:3).

La respuesta de Jesús parece extraña al principio: “¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora” (Juan 2:4). Pero María, en un acto de fe, les dice a los sirvientes: “Haced todo lo que os dijere” (Juan 2:5). Jesús ordena llenar seis tinajas de agua, y cuando el maestresala prueba el líquido, se sorprende: ¡el agua se ha convertido en vino, y no cualquier vino, sino el mejor!

Este milagro no fue solo un acto de compasión, sino una manifestación de su gloria (Juan 2:11). Jesús no solo soluciona un problema cotidiano, sino que revela su poder sobre la creación misma. Además, este primer signo apunta a algo mayor: su hora definitiva, cuando en la cruz derramaría su sangre (representada por el vino) para la salvación de la humanidad.

Jesús Purifica el Templo: Celo por la Casa de Dios

Después de las bodas, Jesús viaja a Jerusalén para la Pascua. Al entrar en el templo, encuentra un escenario escandaloso: mercaderes vendiendo animales para sacrificios y cambistas explotando a los peregrinos. En un acto de justicia divina, Jesús hace un azote de cuerdas y los expulsa, gritando:

“Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado” (Juan 2:16).

Este momento muestra el celo de Jesús por la pureza del culto a Dios. El templo, destinado a ser un lugar de oración, se había convertido en un negocio corrupto. Los líderes religiosos, en lugar de alegrarse por la purificación, le exigen una señal. Jesús responde con una profecía enigmática:

“Destruid este templo, y en tres días lo levantaré” (Juan 2:19).

Los judíos piensan que habla del edificio físico, pero Juan aclara que Jesús se refería a su cuerpo (Juan 2:21). Esta declaración anticipa su muerte y resurrección, el verdadero templo donde Dios y la humanidad se reconcilian.

Jesús Conoce el Corazón del Hombre

El capítulo cierra con una observación profunda: muchos creen en Jesús por los milagros que hace, pero Él no se fía de ellos, “porque conocía a todos” (Juan 2:24). Jesús no busca seguidores superficiales, sino aquellos que lo reciban con fe genuina.

Reflexión Final: ¿Qué Significa para Nosotros?

  1. Jesús transforma lo ordinario en extraordinario. Así como convirtió el agua en vino, puede transformar nuestras vidas.
  2. El culto a Dios debe ser puro. No caigamos en rituales vacíos o intereses egoístas.
  3. Jesús es el verdadero templo. A través de su muerte y resurrección, tenemos acceso directo a Dios.

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Texto integro del Libro de la biblia Juan capítulo: 2

Juan 2
Las bodas de Caná
1Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús.
2Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos.
3Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino.
4Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora.
5Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere.
6Y estaban allí seis tinajas de piedra para agua, conforme al rito de la purificación de los judíos, en cada una de las cuales cabían dos o tres cántaros.
7Jesús les dijo: Llenad estas tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba.
8Entonces les dijo: Sacad ahora, y llevadlo al maestresala. Y se lo llevaron.
9Cuando el maestresala probó el agua hecha vino, sin saber él de dónde era, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo,
10y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el inferior; mas tú has reservado el buen vino hasta ahora.
11Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él.
12Después de esto descendieron a Capernaum, él, su madre, sus hermanos y sus discípulos; y estuvieron allí no muchos días.
Jesús purifica el templo
13Estaba cerca la pascua de los judíos; y subió Jesús a Jerusalén,
14y halló en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas allí sentados.
15Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las mesas;
16y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado.
17Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de tu casa me consume.
18Y los judíos respondieron y le dijeron: ¿Qué señal nos muestras, ya que haces esto?
19Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.
20Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás?
21Mas él hablaba del templo de su cuerpo.
22Por tanto, cuando resucitó de entre los muertos, sus discípulos se acordaron que había dicho esto; y creyeron la Escritura y la palabra que Jesús había dicho.
Jesús conoce a todos los hombres
23Estando en Jerusalén en la fiesta de la pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo las señales que hacía.
24Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque conocía a todos,
25y no tenía necesidad de que nadie le diese testimonio del hombre, pues él sabía lo que había en el hombre.

Resumen del capítulo 2 del libro de Juan

El segundo capítulo del Evangelio según Juan presenta un relato que destaca el inicio del ministerio público de Jesús y su primera manifestación milagrosa durante una boda en Caná de Galilea. Este capítulo, compuesto por 25 versículos, profundiza en la identidad de Jesucristo como el Hijo de Dios y el cumplimiento de las promesas mesiánicas.

El relato comienza con Jesús y sus discípulos siendo invitados a una boda en Caná. Durante la celebración, se agota el vino, lo cual era un elemento crucial en las festividades de la época. La madre de Jesús se acerca a él y le informa sobre la escasez de vino. Aunque inicialmente Jesús parece reacio a intervenir, María le dice a los sirvientes: “Hagan todo lo que él les diga” (Juan 2:5, NVI), confiando en que su hijo podría resolver el problema.

Aquí, se produce el primer milagro registrado en el Evangelio de Juan. Jesús ordena a los sirvientes que llenen seis tinajas de agua, y cuando el maestro de ceremonias prueba el líquido, descubre que se ha convertido en vino de la mejor calidad. Este milagro, que transforma el agua en vino, no solo demuestra el poder sobrenatural de Jesús, sino que también simboliza la abundancia y la nueva era mesiánica.

El relato en Caná subraya la importancia de la fe y la obediencia. A través de la acción de los sirvientes que siguen las instrucciones de Jesús, se manifiesta el milagro. Este episodio señala a Jesús como el cumplimiento de la Ley y los Profetas, superando las limitaciones de las antiguas formas de purificación ceremonial.

Después del milagro en Caná, el Evangelio de Juan narra la primera visita de Jesús a Jerusalén durante la Pascua. En el templo, encuentra a comerciantes y cambistas realizando transacciones, y se indigna ante la profanación del lugar sagrado. Jesús expulsa a los vendedores y declara: “No hagan de la casa de mi Padre un mercado” (Juan 2:16, NVI). Este acto enfatiza la autoridad de Jesús sobre el templo y su papel como el verdadero centro de adoración.

El capítulo 2 también presenta un enigma profético cuando Jesús responde a los líderes judíos que le piden una señal que respalde sus acciones. Él les dice: “Destruyan este templo, y en tres días lo levantaré” (Juan 2:19, NVI). Los líderes malinterpretan sus palabras, pensando en el templo físico, pero Jesús se refería a su propio cuerpo y a la resurrección que ocurriría después de su muerte en la cruz.

En resumen, el capítulo 2 del Evangelio según Juan revela a Jesús como el obrador de milagros, el cumplidor de las Escrituras, y el autoridad sobre el templo. A través del milagro en Caná, se muestra su capacidad de transformar lo ordinario en extraordinario, simbolizando la nueva era mesiánica y la abundancia espiritual. Además, su acción en el templo subraya su autoridad y la necesidad de un verdadero culto centrado en él. Este capítulo establece las bases para la comprensión de Jesucristo como el Mesías y el Hijo de Dios, revelando gradualmente su identidad y su misión redentora.

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