El Quinto y Sexto Toque de Trompeta: Los Ayes del Apocalipsis
El capítulo 9 del Apocalipsis es uno de los más intensos y aterradores de toda la Biblia. Aquí, los juicios de Dios se vuelven más severos, dirigidos específicamente a quienes rechazan Su misericordia. Si creías que las primeras cuatro trompetas fueron dramáticas, lo que viene ahora es aún más impactante: la liberación de fuerzas demoníacas, ejércitos destructores y un llamado final al arrepentimiento.
La Quinta Trompeta: El Abismo se Abre y las Langostas Demoníacas Atormentan
Cuando el quinto ángel toca su trompeta, ocurre algo que supera toda imaginación: una estrella caída (interpretada por muchos como un ángel rebelde o incluso Satanás) recibe la llave del pozo del abismo. Al abrirlo, un humo espeso asciende, oscureciendo el sol y el aire.
De este humo emergen criaturas aterradoras descritas como langostas con poder de escorpiones, pero su apariencia es mucho más siniestra:
- Cuerpos como caballos de guerra
- Rostros humanos
- Cabellos como de mujer (quizá simbolizando seducción engañosa)
- Dientes de león (fuerza destructiva)
- Colas con aguijones venenosos
Su misión es clara: atormentar durante cinco meses a quienes no tienen el sello de Dios en la frente. Lo más escalofriante es que no pueden matar, solo causar un sufrimiento tan intenso que los hombres desearán morir, pero la muerte huirá de ellos.
Estas langostas no son insectos comunes; son fuerzas espirituales de tortura, dirigidas por Abadón (en hebreo) o Apolión (en griego), cuyo nombre significa “Destructor”. Este ser es un ángel del abismo, lo que confirma que estamos ante una legión demoníaca liberada para cumplir un juicio divino.
La Sexta Trompeta: Los Cuatro Ángeles y el Ejército de 200 Millones
Tras el primer “¡Ay!“, el sexto ángel toca su trompeta, y una voz ordena liberar a cuatro ángeles atados junto al río Éufrates. Estos ángeles no son benignos; han sido reservados para matar a un tercio de la humanidad.
Lo que sigue es una visión apocalíptica sin igual: un ejército de 200 millones de jinetes, cuyos caballos tienen:
- Cabezas de león (ferocidad)
- Bocas que escupen fuego, humo y azufre
- Colas como serpientes venenosas
Este ejército no es humano; su descripción sugiere fuerzas sobrenaturales de destrucción. Las tres plagas que traen (fuego, humo y azufre) recuerdan el juicio de Sodoma y Gomorra, pero a escala global.
Lo más impactante es que, a pesar de estas señales, los sobrevivientes no se arrepienten. Siguen adorando demonios e ídolos, aferrados a sus homicidios, hechicerías, fornicación y robos. Esto revela un corazón endurecido que prefiere la muerte antes que someterse a Dios.
Reflexión Final: ¿Por Qué Estos Juicios?
Algunos podrían preguntarse: “¿Por qué un Dios de amor permite tanto sufrimiento?” La respuesta está en el texto: Dios está dando tiempo para el arrepentimiento, pero cuando la rebelión se vuelve incurable, la justicia divina actúa.
Estos pasajes no son solo profecías futuras; son advertencias para hoy. Nos llaman a examinar nuestras vidas:
- ¿Estamos sellados por Dios (como los protegidos de las langostas)?
- ¿O seguimos endurecidos, como aquellos que prefirieron adorar demonios antes que humillarse?
El mensaje es claro: el juicio es inevitable para quienes rechazan la verdad, pero la misericordia sigue disponible para quienes se vuelven a Él. El próximo “¡Ay!” será aún más grave, pero mientras haya aliento, hay esperanza de cambio.
¿De qué lado quieres estar cuando suene la séptima trompeta?
Texto integro del Libro de la biblia Apocalipsis capítulo: 9
Apocalipsis 9
1El quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo a la tierra; y se le dio la llave del pozo del abismo.
2Y abrió el pozo del abismo, y subió humo del pozo como humo de un gran horno; y se oscureció el sol y el aire por el humo del pozo.
3Y del humo salieron langostas sobre la tierra; y se les dio poder, como tienen poder los escorpiones de la tierra.
4Y se les mandó que no dañasen a la hierba de la tierra, ni a cosa verde alguna, ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tuviesen el sello de Dios en sus frentes.
5Y les fue dado, no que los matasen, sino que los atormentasen cinco meses; y su tormento era como tormento de escorpión cuando hiere al hombre.
6Y en aquellos días los hombres buscarán la muerte, pero no la hallarán; y ansiarán morir, pero la muerte huirá de ellos.
7El aspecto de las langostas era semejante a caballos preparados para la guerra; en las cabezas tenían como coronas de oro; sus caras eran como caras humanas;
8tenían cabello como cabello de mujer; sus dientes eran como de leones;
9tenían corazas como corazas de hierro; el ruido de sus alas era como el estruendo de muchos carros de caballos corriendo a la batalla;
10tenían colas como de escorpiones, y también aguijones; y en sus colas tenían poder para dañar a los hombres durante cinco meses.
11Y tienen por rey sobre ellos al ángel del abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadón, y en griego, Apolión.
12El primer ay pasó; he aquí, vienen aún dos ayes después de esto.
13El sexto ángel tocó la trompeta, y oí una voz de entre los cuatro cuernos del altar de oro que estaba delante de Dios,
14diciendo al sexto ángel que tenía la trompeta: Desata a los cuatro ángeles que están atados junto al gran río Eufrates.
15Y fueron desatados los cuatro ángeles que estaban preparados para la hora, día, mes y año, a fin de matar a la tercera parte de los hombres.
16Y el número de los ejércitos de los jinetes era doscientos millones. Yo oí su número.
17Así vi en visión los caballos y a sus jinetes, los cuales tenían corazas de fuego, de zafiro y de azufre. Y las cabezas de los caballos eran como cabezas de leones; y de su boca salían fuego, humo y azufre.
18Por estas tres plagas fue muerta la tercera parte de los hombres; por el fuego, el humo y el azufre que salían de su boca.
19Pues el poder de los caballos estaba en su boca y en sus colas; porque sus colas, semejantes a serpientes, tenían cabezas, y con ellas dañaban.
20Y los otros hombres que no fueron muertos con estas plagas, ni aun así se arrepintieron de las obras de sus manos, ni dejaron de adorar a los demonios, y a las imágenes de oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera, las cuales no pueden ver, ni oír, ni andar;
21y no se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de su fornicación, ni de sus hurtos.
Resumen del capítulo 9 del libro de Apocalipsis
El capítulo 9 del Libro de Apocalipsis continúa la secuencia apocalíptica con la apertura de la quinta y la sexta trompeta, desencadenando juicios adicionales y eventos cósmicos. Estas trompetas revelan imágenes simbólicas y visiones aterradoras que describen el impacto de los juicios divinos en la humanidad.
Quinta trompeta: Estrellas caídas y langostas.
Cuando se toca la quinta trompeta, una estrella cae del cielo y se le da la llave del pozo del abismo. Al abrir el pozo, humo como de un gran horno oscurece el sol y del humo salen langostas que tienen poder para atormentar a los hombres por cinco meses. Estas langostas, descritas de manera detallada y simbólica, causan dolor y sufrimiento, pero no tienen autoridad para matar a las personas.
Sexta trompeta: Caballería infernal.
Con la sexta trompeta, cuatro ángeles son liberados desde el río Éufrates, y un ejército de doscientos millones de jinetes, montando caballos extraños y destructivos, causa gran destrucción. A pesar de estas calamidades, la humanidad no se arrepiente de sus malas obras ni se aparta de sus ídolos.
En medio de estas visiones, se destaca la persistencia de la humanidad en su rebelión y resistencia al llamado al arrepentimiento. Aunque enfrentan juicios y calamidades, no se vuelven hacia Dios, lo que destaca la dureza del corazón humano.
Interludio: El pequeño libro.
Entre la sexta y la séptima trompeta, se presenta un interludio en el que Juan recibe un pequeño libro abierto de un ángel. Este libro contiene palabras que Juan debe profetizar sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes. Juan come el libro, y aunque le resulta dulce en la boca, le amarga el estómago. Este simbolismo indica que la revelación de Dios es a la vez dulce y amarga, ya que contiene tanto la promesa de la victoria final como la realidad de juicios y desafíos.
Séptima trompeta: Anuncio del reino eterno.
Cuando suena la séptima trompeta, se anuncia el reino eterno de Dios. Voces en el cielo proclaman que los reinos del mundo han llegado a ser de nuestro Señor y de su Cristo, y él reinará por los siglos de los siglos. Este anuncio es seguido por la adoración celestial y la revelación de juicios finales que preparan el escenario para las copas de la ira de Dios.
El capítulo 9 de Apocalipsis, con sus visiones de langostas, caballos y juicios, presenta imágenes impactantes que han sido objeto de interpretaciones diversas a lo largo de la historia. Las langostas y el ejército de jinetes simbolizan plagas y desastres que afectan la vida humana y la creación. A pesar de estos juicios, la falta de arrepentimiento resalta la obstinación y resistencia de la humanidad frente a la llamada divina.
En resumen, el capítulo 9 de Apocalipsis continúa la narrativa apocalíptica con la apertura de las quinta y sexta trompetas, desatando visiones de juicios divinos y calamidades cósmicas. A través de estas imágenes simbólicas, se enfatiza la persistencia de la humanidad en su rebelión y la necesidad de arrepentimiento. El interludio con el pequeño libro agrega una capa de significado al revelar la dualidad de la revelación divina, que contiene tanto promesas dulces como realidades amargas. La séptima trompeta anticipa el anuncio del reino eterno de Dios y establece el escenario para los eventos finales que se explorarán en los capítulos subsiguientes.