Apocalipsis 15: Preludio de las Siete Postreras Plagas y el Cántico de Victoria
El capítulo 15 de Apocalipsis es un puente dramático entre la adoración celestial y el juicio final. Aquí, Juan contempla una visión majestuosa: siete ángeles preparados para derramar las últimas plagas de la ira de Dios, mientras los redimidos celebran su victoria con un cántico que une el pasado y el futuro. Este pasaje no solo anuncia el clímax del juicio divino, sino que también revela la justicia y la santidad de Dios en medio de su ira.
El Mar de Vidrio Mezclado con Fuego: El Escenario de la Victoria
La escena se abre con un mar de vidrio mezclado con fuego, un símbolo que combina pureza y juicio. Sobre este mar están los vencedores—aquellos que resistieron a la bestia, su imagen y su marca—. No son espectadores pasivos; están de pie, con arpas divinas, listos para alabar.
Este grupo refleja a los mártires y fieles de todas las épocas que prefirieron la lealtad a Cristo antes que el conformismo al mundo. Su presencia aquí confirma una verdad crucial: la fidelidad tiene recompensa, incluso cuando el costo parece insoportable.
El Cántico de Moisés y del Cordero: Una Alabanza que Atraviesa la Historia
Lo que entonan estos redimidos no es cualquier alabanza, sino el cántico de Moisés y del Cordero, una fusión profunda:
- El cántico de Moisés (Éxodo 15) celebraba la liberación de Israel de Egipto.
- El cántico del Cordero proclama la redención eterna mediante Cristo.
Al unirlos, el texto muestra que el Dios que salvó a su pueblo en el pasado es el mismo que triunfa en el juicio final. Las palabras son inequívocas:
“Grandes y maravillosas son tus obras… justos y verdaderos son tus caminos” (v. 3).
Este cántico no solo glorifica a Dios, sino que también declara su autoridad universal: “Todas las naciones vendrán y te adorarán” (v. 4). Aunque ahora muchos rechazan a Dios, llegará el día en que toda rodilla se doblará (Filipenses 2:10).
Las Siete Postreras Plagas: El Juicio que Consuma la Ira de Dios
De pronto, la atención se desplaza al templo celestial abierto, del cual salen siete ángeles vestidos de lino resplandeciente (símbolo de pureza) con siete copas de oro llenas de la ira divina. Estos no son ángeles de misericordia, sino de juicio.
El ambiente se tensa: el templo se llena de humo, señal de la gloria y poder de Dios (como en Isaías 6:4), pero también de su inaccesibilidad durante el derramamiento de las plagas. Nadie puede interceder ya; el tiempo de la paciencia ha terminado.
Estas plagas no son arbitrarias: son el clímax de la justicia divina contra un mundo que, a pesar de las advertencias (Apocalipsis 14:6-7), persistió en la rebelión. A diferencia de las trompetas (que afectaban parcialmente), estas copas traen la consumación del juicio.
Reflexión: La Santidad de Dios en el Juicio
Apocalipsis 15 puede parecer sombrío, pero su mensaje central es la soberanía santa de Dios. Mientras el mundo se maravilla ante el engaño de la bestia, el cielo proclama:
- Sus caminos son justos (aunque inescrutables).
- Su ira es real, pero nunca caprichosa.
- Su victoria es segura, y los suyos participarán de ella.
Para los creyentes, este capítulo es un llamado a perseverar y un recordatorio de que la adoración no cesa, incluso ante el juicio. Los redimidos no cantan por venganza, sino porque Dios ha hecho justicia.
El capítulo cierra con una pausa solemne antes del clímax: las plagas están por derramarse, pero primero, el cielo afirma quiénes son los verdaderos vencedores. No los poderosos de la tierra, sino los que eligieron el Cordero sobre la bestia. Su cántico resuena como un eco eterno: “¡Solo tú eres santo!” (v. 4).
Mientras el mundo se prepara para las plagas finales, los fieles ya están celebrando. Porque para ellos, el juicio no es terror, sino la vindicación de Aquel cuyos caminos son perfectos.
Texto integro del Libro de la biblia Apocalipsis capítulo: 15
Apocalipsis 15
Los ángeles con las siete postreras plagas
1Vi en el cielo otra señal, grande y admirable: siete ángeles que tenían las siete plagas postreras; porque en ellas se consumaba la ira de Dios.
2Vi también como un mar de vidrio mezclado con fuego; y a los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el número de su nombre, en pie sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios.
3Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos.
4¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? pues sólo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado.
5Después de estas cosas miré, y he aquí fue abierto en el cielo el templo del tabernáculo del testimonio;
6y del templo salieron los siete ángeles que tenían las siete plagas, vestidos de lino limpio y resplandeciente, y ceñidos alrededor del pecho con cintos de oro.
7Y uno de los cuatro seres vivientes dio a los siete ángeles siete copas de oro, llenas de la ira de Dios, que vive por los siglos de los siglos.
8Y el templo se llenó de humo por la gloria de Dios, y por su poder; y nadie podía entrar en el templo hasta que se hubiesen cumplido las siete plagas de los siete ángeles.
Resumen del capítulo 15 del libro de Apocalipsis
El capítulo 15 del Libro de Apocalipsis presenta una visión que sirve como preludio a las siete últimas plagas, también conocidas como las siete copas de la ira de Dios. Esta sección se abre con la imagen de siete ángeles que tienen las últimas siete plagas, y se destaca la preparación y santidad del juicio divino que está por ser derramado sobre la tierra.
Los vencedores que cantan el cántico de Moisés:
En el inicio del capítulo, se introduce una multitud de vencedores que han superado la bestia, su imagen y el número de su nombre. Estos vencedores, de pie junto al mar de vidrio mezclado con fuego, tienen arpas de Dios y cantan el cántico de Moisés, el siervo de Dios, y el cántico del Cordero. Este cántico celebra la victoria de Dios sobre las fuerzas del mal y la redención de su pueblo.
La visión del templo celestial:
Luego, se revela una visión del templo celestial, donde los siete ángeles con las siete últimas plagas salen del templo vestidos de lino puro y resplandeciente, con cinturones de oro alrededor de sus pechos. Esta vestimenta simboliza la santidad y pureza del juicio divino que están a punto de administrar.
Las siete copas de la ira:
A continuación, se describe la entrega de las siete copas llenas de la ira de Dios a los siete ángeles. Estas copas son derramadas sobre la tierra, y cada una de ellas desencadena un juicio específico y devastador. Las copas representan la plenitud y la consumación de la ira divina que se está derramando sobre la humanidad y aquellos que han persistido en la rebelión.
Las plagas incluyen llagas malignas y dolorosas, la transformación del mar en sangre como de un muerto, la contaminación de las aguas dulces, el aumento del calor solar y la quema de los hombres con fuego, la oscuridad total sobre el reino de la bestia, el secado del río Éufrates preparando el camino para los reyes del oriente y, finalmente, un gran terremoto acompañado por granizo.
La respuesta de los seres celestiales y la consumación del juicio:
Después de la descripción de cada plaga, se presenta la reacción de los seres celestiales que están en el templo celestial. La gloria de Dios llena el templo, y nadie puede entrar hasta que se completen las siete plagas. Esta imagen destaca la gravedad y la solemnidad de la consumación del juicio divino.
En resumen, el capítulo 15 de Apocalipsis presenta una escena apocalíptica que sirve como preparación para las siete últimas plagas que se describirán en el próximo capítulo. La visión de los vencedores que cantan el cántico de Moisés y del templo celestial subraya la santidad y la justicia del juicio divino que se avecina. Las siete copas de la ira representan el clímax de los juicios divinos sobre la tierra y la culminación de la consumación de la historia redentora.
Este capítulo, al igual que otros en el libro de Apocalipsis, utiliza un lenguaje simbólico y apocalíptico para transmitir verdades espirituales y proféticas. La visión de la multitud vencedora, el templo celestial y las copas de la ira invitan a los lectores a reflexionar sobre la soberanía de Dios, la victoria final sobre las fuerzas del mal y la seriedad del juicio divino.