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Deuterenomio 18

Deuterenomio 18: El Sostenimiento del Ministerio y la Pureza de la Fe

Como creyentes, encontramos en el capítulo 18 de Deuteronomio una poderosa guía sobre dos aspectos fundamentales de nuestra vida espiritual: el sostenimiento adecuado del ministerio y la protección contra prácticas espirituales abominables.

El Sustento de los Siervos de Dios

La provisión específica para los levitas y sacerdotes me recuerda continuamente que nuestro servicio a Dios debe estar acompañado del sostenimiento apropiado. Personalmente, he visto cómo cuando cuidamos correctamente de aquellos que se dedican completamente al ministerio, todo el cuerpo de creyentes prospera espiritualmente.

Las porciones específicas designadas –la espalda, las quijadas, el cuajar, y las primicias– no son simples asignaciones arbitrarias. Representan nuestra responsabilidad colectiva de mantener a aquellos que se dedican exclusivamente al servicio divino. Como alguien involucrado en ministerio, aprecio especialmente esta provisión establecida por Dios.

La Protección contra Prácticas Ocultas

Me impresiona profundamente la lista detallada de prácticas prohibidas. No se trata simplemente de regulaciones culturales; representan una barrera protectora contra influencias espirituales destructivas. He experimentado cómo estas prohibiciones mantienen relevancia absoluta en nuestra era moderna donde tanto se relativiza lo oculto.

La advertencia específica contra hacer pasar hijos por el fuego demuestra la seriedad con que debemos tratar cualquier práctica que comprometa nuestras vidas o las de nuestros seres queridos. Como padre/madre, entiendo la importancia crucial de proteger a nuestras familias de estas influencias mortales.

La Perfección como Mandato Divino

El llamado a ser perfectos ante Jehová no es una carga imposible. Representa nuestra disposición a mantenernos separados de prácticas contrarias a su naturaleza. He aprendido que esta perfección no significa ausencia de error, sino dirección constante hacia la pureza espiritual.

La distinción clara entre nuestro pueblo y las naciones paganas muestra que nuestro Dios no tolera compromisos con lo oculto. Me conmueve especialmente cuando considero cómo esta separación nos protege de influencias destructivas.

El Ministerio Profético Legítimo

La promesa de un profeta como Moisés representa más que una simple sucesión ministerial. Demuestra el cuidado divino por mantener comunicación clara con su pueblo. He visto cómo este principio se cumple plenamente en Cristo, el profeta definitivo.

La advertencia contra profetas falsos no es simplemente una precaución histórica. En nuestra era de información masiva, enfrentamos constantemente voces que pretenden hablar en nombre de Dios sin autoridad legítima.

La Verificación Divina

El criterio establecido para identificar verdaderos profetas muestra la preocupación divina por proteger a su pueblo de engaños. Me impresiona profundamente cómo este principio de verificación mantiene vigencia absoluta en nuestra experiencia moderna.

La seguridad proporcionada por la confirmación divina de las palabras proféticas demuestra que nuestro Dios no deja a su pueblo en confusión espiritual. Como creyentes, tenemos la responsabilidad de examinar cuidadosamente cualquier declaración que pretenda venir de parte de Dios.

La Bendición de la Obediencia

La ratificación final de obedecer todos estos estatutos no es legalismo vacío. Demuestra nuestra respuesta natural al amor y provisión divinos manifestados en nuestras vidas diarias. Como creyentes, tenemos la seguridad de que nuestra prosperidad proviene de mantener estas prácticas de justicia y misericordia.

Si estas palabras han resonado en tu corazón como lo han hecho en el mío al compartirlas, te invito a ser parte activa en esta obra. Comparte este mensaje con otros que puedan beneficiarse de él. Juntos podemos ayudar a construir comunidades basadas en el sostenimiento adecuado del ministerio y la devoción sincera al único digno de toda adoración.

Texto integro del Libro de Deuteronomio capítulo: 18
Deuterenomio capítulo 18

Capítulo 18

LOS sacerdotes Levitas, toda la tribu de Leví, no tendrán parte ni heredad con Israel; de las ofrendas encendidas á Jehová, y de la heredad de él comerán.
2 No tendrán, pues, heredad entre sus hermanos: Jehová es su heredad, como él les ha dicho.
3 Y este será el derecho de los sacerdotes de parte del pueblo, de los que ofrecieren en sacrificio buey ó cordero: darán al sacerdote la espalda, y las quijadas, y el cuajar.
4 Las primicias de tu grano, de tu vino, y de tu aceite, y las primicias de la lana de tus ovejas le darás:
5 Porque le ha escogido Jehová tu Dios de todas tus tribus, para que esté para ministrar al nombre de Jehová, él y sus hijos para siempre.
6 Y cuando el Levita saliere de alguna de tus ciudades de todo Israel, donde hubiere peregrinado, y viniere con todo deseo de su alma al lugar que Jehová escogiere,
7 Ministrará al nombre de Jehová su Dios, como todos sus hermanos los Levitas que estuvieren allí delante de Jehová.
8 Porción como la porción de los otros comerán, además de sus patrimonios.
9 Cuando hubieres entrado en la tierra que Jehová tu Dios te da, no aprenderás á hacer según las abominaciones de aquellas gentes.
10 No sea hallado en ti quien haga pasar su hijo ó su hija por el fuego, ni practicante de adivinaciones, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero,
11 Ni fraguador de encantamentos, ni quien pregunte á pitón, ni mágico, ni quien pregunte á los muertos.
12 Porque es abominación á Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios las echó de delante de ti.
13 Perfecto serás con Jehová tu Dios.
14 Porque estas gentes que has de heredar, á agoreros y hechiceros oían: mas tú, no así te ha dado Jehová tu Dios.
15 Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios: á él oiréis:
16 Conforme á todo lo que pediste á Jehová tu Dios en Horeb el día de la asamblea, diciendo: No vuelva yo á oir la voz de Jehová mi Dios, ni vea yo más este gran fuego, porque no muera.
17 Y Jehová me dijo: Bien han dicho.
18 Profeta les suscitaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare.
19 Mas será, que cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le residenciaré.
20 Empero el profeta que presumiere hablar palabra en mi nombre, que yo no le haya mandado hablar, ó que hablare en nombre de dioses ajenos, el tal profeta morirá.
21 Y si dijeres en tu corazón: ¿Cómo conoceremos la palabra que Jehová no hubiere hablado?
22 Cuando el profeta hablare en nombre de Jehová, y no fuere la tal cosa, ni viniere, es palabra que Jehová no ha hablado: con soberbia la habló aquel profeta: no tengas temor de él.

Resumen del capítulo 18 del libro Deuteronomio

El capítulo 18 del libro de Deuteronomio de la Biblia se centra en la provisión de Dios de líderes espirituales para el pueblo de Israel y en la prohibición de la consulta adivinatoria y la adoración de dioses ajenos. Aquí tienes un resumen exhaustivo de este capítulo:

  1. Los deberes de los sacerdotes y levitas (Versículos 1-8): Moisés instruye al pueblo de Israel sobre cómo se deben tratar a los sacerdotes y levitas. Los sacerdotes son responsables de ofrecer sacrificios y ministrar en el santuario, mientras que los levitas, que no tienen herencia en la tierra, son sostenidos por las ofrendas y los diezmos del pueblo.
  2. Prohibición de la consulta adivinatoria (Versículos 9-14): Moisés advierte al pueblo contra la consulta adivinatoria, la brujería, la hechicería y la adivinación. Estas prácticas son abominables ante Dios, y él proporcionará profetas en lugar de permitir que el pueblo busque tales prácticas paganas.
  3. Promesa de un profeta como Moisés (Versículos 15-19): Dios promete levantar un profeta de entre los israelitas que será como Moisés y a quien deben escuchar. Este profeta actuará como un mediador entre Dios y el pueblo y revelará la voluntad de Dios. Moisés enfatiza que Dios se enojará si el pueblo no escucha a este profeta.
  4. La autenticidad del profeta (Versículos 20-22): Moisés establece una prueba para determinar si un profeta es auténtico. Si un profeta habla en nombre de otros dioses o pronostica eventos que no se cumplen, no debe ser considerado un verdadero profeta y debe ser rechazado.
  5. La prohibición de la adoración de dioses ajenos (Versículo 20): Se prohíbe la adoración de dioses ajenos, y cualquier persona que lo haga será condenada a muerte.

En resumen, el capítulo 18 de Deuteronomio enfatiza la provisión de Dios de líderes espirituales, incluidos sacerdotes, levitas y profetas, para guiar y enseñar al pueblo de Israel. Se prohíben estrictamente las prácticas de consulta adivinatoria y la adoración de dioses ajenos. Además, se promete un profeta especial como Moisés para revelar la voluntad de Dios. Este capítulo subraya la importancia de escuchar y obedecer a los líderes espirituales y seguir a Dios fielmente.

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