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Deuterenomio 3

Deuterenomio 3: El Camino por el Desierto

Al estudiar Deuteronomio capítulo 3 junto con los eventos relacionados en Éxodo, contemplamos una poderosa lección sobre la provisión divina y la importancia crucial de seguir fielmente las instrucciones de Dios, especialmente cuando parecen llevarnos por caminos más largos.

Las Victorias Divinas: Fe en la Promesa

La narrativa de las victorias sobre Sehón rey de Hesbón y Og rey de Basán establece un precedente importante sobre cómo Dios cumple sus promesas. Aunque el camino fue más largo, finalmente experimentaron las primeras manifestaciones de la posesión de la tierra prometida.

Estos encuentros específicos – donde ciudades fortificadas fueron entregadas en sus manos – muestran que la obediencia eventualmente lleva a la bendición divina. No podemos apresurar el tiempo de Dios, pero cuando llega, sus promesas se cumplen plenamente.

El Patrón de Victoria: Fe en la Promesa

La descripción detallada de las batallas contra Sehón y Og revela un momento crítico en la historia de Israel. Después de ser comisionados por Dios para poseer la tierra prometida, la reacción del pueblo ante estas victorias muestra cómo debemos confiar en el poder de Dios para superar obstáculos aparentemente imposibles.

La referencia a “ciudades grandes y muradas hasta el cielo” refleja cómo exageramos los obstáculos cuando olvidamos el poder de Dios. Este patrón de incredulidad sigue siendo relevante para los creyentes hoy.

Las Consecuencias Permanentes de la Desobediencia

El juramento divino de que “No verá hombre alguno de estos de esta mala generación, la buena tierra” establece un principio eterno sobre las consecuencias permanentes de la desobediencia deliberada. Aunque Moisés oró por el pueblo, la sentencia permaneció firme, mostrando que hay momentos en que nuestras decisiones tienen efectos duraderos.

La excepción hecha para Caleb destaca que aquellos que mantienen fe activa pueden recibir bendición incluso cuando otros enfrentan juicio. Su ejemplo de “cumplió en pos de Jehová” debe inspirarnos a mantener fidelidad constante.

El Peligro de la Obediencia Retrasada

El intento posterior del pueblo de subir al monte después de que Dios ya no los acompañaría muestra que la obediencia fuera de tiempo puede ser tan peligrosa como la desobediencia. Su derrota en Seir demuestra que nuestros esfuerzos deben estar respaldados constantemente por la presencia y dirección de Dios.

La advertencia “no subáis, ni peleéis, pues no estoy entre vosotros” enseña que nuestros esfuerzos deben estar respaldados constantemente por la presencia y dirección de Dios. Sin su acompañamiento, incluso nuestras mejores intenciones están destinadas al fracaso.

Si este mensaje ha tocado tu corazón como ha tocado el mío al escribirlo, compártelo con otros. Hay personas en tu círculo que necesitan descubrir estas verdades eternas que pueden transformar sus vidas. Comparte este artículo y permite que otros experimenten la maravilla del Dios que sigue guiando a su pueblo aún hoy.

Texto integro del Libro de Deuteronomio capítulo: 3
Deuterenomio capítulo 3

Capítulo 3

Y VOLVIMOS, y subimos camino de Basán, y saliónos al encuentro Og rey de Basán para pelear, él y todo su pueblo, en Edrei.
2 Y díjome Jehová: No tengas temor de él, porque en tu mano he entregado á él y á todo su pueblo, y su tierra: y harás con él como hiciste con Sehón rey Amorrheo, que habitaba en Hesbón.
3 Y Jehová nuestro Dios entregó también en nuestra mano á Og rey de Basán, y á todo su pueblo, al cual herimos hasta no quedar de él ninguno.
4 Y tomamos entonces todas sus ciudades; no quedó ciudad que no les tomásemos: sesenta ciudades, toda la tierra de Argob, del reino de Og en Basán.
5 Todas éstas eran ciudades fortalecidas con alto muro, con puertas y barras; sin otras muy muchas ciudades sin muro.
6 Y destruímoslas, como hicimos á Sehón rey de Hesbón, destruyendo en toda ciudad hombres, mujeres, y niños.
7 Y tomamos para nosotros todas las bestias, y los despojos de las ciudades.
8 También tomamos en aquel tiempo de mano de dos reyes Amorrheos que estaban de esta parte del Jordán, la tierra desde el arroyo de Arnón hasta el monte de Hermón:
9 (Los Sidonios llaman á Hermón Sirión; y los Amorrheos, Senir:)
10 Todas las ciudades de la llanura, y todo Galaad, y todo Basán hasta Salchâ y Edrei, ciudades del reino de Og en Basán.
11 Porque sólo Og rey de Basán había quedado de los gigantes que quedaron. He aquí su cama, una cama de hierro, ¿no está en Rabbath de los hijos de Ammón?; la longitud de ella de nueve codos, y su anchura de cuatro codos, al codo de un hombre.
12 Y esta tierra que heredamos entonces desde Aroer, que está al arroyo de Arnón, y la mitad del monte de Galaad con sus ciudades, dí á los Rubenitas y á los Gaditas:
13 Y el resto de Galaad, y todo Basán, del reino de Og, dílo á la media tribu de Manasés; toda la tierra de Argob, todo Basán, que se llamaba la tierra de los gigantes.
14 Jair hijo de Manasés tomó toda la tierra de Argob hasta el término de Gessuri y Machâti; y llamóla de su nombre Basán-havoth-jair, hasta hoy.
15 Y á Machîr dí á Galaad.
16 Y á los Rubenitas y Gaditas dí de Galaad hasta el arroyo de Arnón, el medio del arroyo por término; hasta el arroyo de Jaboc, término de los hijos de Ammón:
17 Asimismo la campiña, y el Jordán, y el término, desde Cinereth hasta la mar del llano, el mar Salado, las vertientes abajo del Pisga al oriente.
18 Y os mandé entonces, diciendo: Jehová vuestro Dios os ha dado esta tierra para que la poseáis: pasaréis armados delante de vuestros hermanos los hijos de Israel todos los valientes.
19 Solamente vuestras mujeres, vuestros niños, y vuestros ganados, (yo sé que tenéis mucho ganado,) quedarán en vuestras ciudades que os he dado,
20 Hasta que Jehová dé reposo á vuestros hermanos, así como á vosotros, y hereden también ellos la tierra que Jehová vuestro Dios les da á la otra parte del Jordán: entonces os volveréis cada uno a su heredad que yo os he dado.
21 Mandé también á Josué entonces, diciendo: Tus ojos vieron todo lo que Jehová vuestro Dios ha hecho á aquellos dos reyes: así hará Jehová á todos los reinos á los cuales pasarás tú.
22 No los temáis; que Jehová vuestro Dios, él es el que pelea por vosotros.
23 Y oré á Jehová en aquel tiempo, diciendo:
24 Señor Jehová, tú has comenzado á mostrar á tu siervo tu grandeza, y tu mano fuerte: porque ¿qué dios hay en el cielo ni en la tierra que haga según tus obras, y según tus valentías?
25 Pase yo, ruégote, y vea aquella tierra buena, que está á la parte allá del Jordán, aquel buen monte, y el Líbano.
26 Mas Jehová se había enojado contra mí por causa de vosotros, por lo cual no me oyó: y díjome Jehová: Bástate, no me hables más de este negocio.
27 Sube á la cumbre del Pisga, y alza tus ojos al occidente, y al aquilón, y al mediodía, y al oriente, y ve por tus ojos: porque no pasarás este Jordán.
28 Y manda a Josué, y anímalo, y confórtalo; porque él ha de pasar delante de este pueblo, y él les hará heredar la tierra que verás.
29 Y paramos en el valle delante de Beth-peor.

Resumen del capítulo 3 del libro Deuteronomio

Claro, puedo proporcionarte un resumen exhaustivo del capítulo 3 del libro de Deuteronomio de la Biblia:

El capítulo 3 de Deuteronomio comienza con Moisés recordando la victoria sobre Og, el rey de Basán, y Sehón, el rey amorreo, quienes fueron derrotados por los israelitas en batalla. Moisés enfatiza que Dios les había entregado a estos reyes y sus territorios como prometido.

Luego, Moisés describe la asignación de tierras al este del río Jordán para las tribus de Rubén, Gad y la mitad de la tribu de Manasés. Estas tribus habían pedido quedarse en la región de Galaad y Jazer debido a que eran pastores y encontraron que esa tierra era adecuada para su ganado.

Moisés recuerda cómo les encomendó a estas tribus que ayudaran a conquistar la Tierra Prometida al oeste del Jordán antes de establecerse en sus propias tierras. Les recordó la importancia de mantener su compromiso y fidelidad a Dios y de obedecer sus mandamientos.

El capítulo concluye con Moisés rogando a Dios que le permita entrar en la Tierra Prometida, pero Dios le dice que no lo permitirá debido a un incidente anterior en Meriba, donde Moisés desobedeció a Dios al golpear la roca en lugar de hablarle.

En resumen, el capítulo 3 de Deuteronomio se centra en la asignación de tierras al este del Jordán a las tribus de Rubén, Gad y la mitad de Manasés, así como en las advertencias de Moisés sobre la importancia de la obediencia a Dios y su deseo de entrar en la Tierra Prometida, que le fue negado debido a su desobediencia en Meriba.

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