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Zacarías : 3

Texto integro del Libro de la biblia Zacarías capítulo: 3

Zacarías 3
Visión del sumo sacerdote Josué
1Me mostró al sumo sacerdote Josué, el cual estaba delante del ángel de Jehová, y Satanás estaba a su mano derecha para acusarle.
2Y dijo Jehová a Satanás: Jehová te reprenda, oh Satanás; Jehová que ha escogido a Jerusalén te reprenda. ¿No es éste un tizón arrebatado del incendio?
3Y Josué estaba vestido de vestiduras viles, y estaba delante del ángel.
4Y habló el ángel, y mandó a los que estaban delante de él, diciendo: Quitadle esas vestiduras viles. Y a él le dijo: Mira que he quitado de ti tu pecado, y te he hecho vestir de ropas de gala.
5Después dijo: Pongan mitra limpia sobre su cabeza. Y pusieron una mitra limpia sobre su cabeza, y le vistieron las ropas. Y el ángel de Jehová estaba en pie.
6Y el ángel de Jehová amonestó a Josué, diciendo:
7Así dice Jehová de los ejércitos: Si anduvieres por mis caminos, y si guardares mi ordenanza, también tú gobernarás mi casa, también guardarás mis atrios, y entre éstos que aquí están te daré lugar.
8Escucha pues, ahora, Josué sumo sacerdote, tú y tus amigos que se sientan delante de ti, porque son varones simbólicos. He aquí, yo traigo a mi siervo el Renuevo.
9Porque he aquí aquella piedra que puse delante de Josué; sobre esta única piedra hay siete ojos; he aquí yo grabaré su escultura, dice Jehová de los ejércitos, y quitaré el pecado de la tierra en un día.
10En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, cada uno de vosotros convidará a su compañero, debajo de su vid y debajo de su higuera.

Resumen del capítulo 3 del libro de Zacarías

El capítulo 3 del libro de Zacarías en la Biblia es una sección que presenta una visión profética y simbólica centrada en Josué, el sumo sacerdote, y en un ángel del Señor. Este capítulo, como parte de los doce libros menores de los profetas, continúa desarrollando el tema de la restauración y la purificación del pueblo de Dios en el contexto postexílico, alrededor del 520 a.C.

La visión comienza con la presentación de Josué, el sumo sacerdote, de pie ante el ángel del Señor. Este escenario simboliza un juicio divino sobre el sumo sacerdote y, por extensión, sobre el pueblo de Dios. Josué está vestido con ropas impuras, lo que representa la condición pecaminosa y manchada de Israel. Aunque se encuentra en una posición de liderazgo espiritual, su vestimenta sugiere la necesidad de purificación y perdón.

Sin embargo, a pesar de la impureza de Josué, el ángel del Señor interviene para restaurarlo. El ángel ordena a aquellos que están presentes que quiten las ropas impuras de Josué y lo vistan con ropas limpias. Este acto simboliza la justificación y la purificación que provienen de Dios. Josué, como representante del pueblo, experimenta la gracia divina que elimina la mancha del pecado y le otorga una nueva vestimenta, simbolizando una nueva identidad y estado espiritual.

El capítulo también destaca la importancia de la obediencia y la responsabilidad en la vida del pueblo de Dios. A Josué se le da una serie de mandamientos y se le insta a caminar en los caminos de Dios y a guardar sus ordenanzas. La obediencia es presentada como una respuesta natural y necesaria a la gracia recibida. La purificación de Josué no es solo un acto divino, sino que también implica la responsabilidad del sumo sacerdote de vivir de acuerdo con la voluntad de Dios.

La visión se expande aún más al mencionar un “renuevo,” un término que tiene connotaciones mesiánicas. Este renuevo, simbolizado por una piedra grabada, apunta hacia un futuro redentor y promete la eliminación completa de la iniquidad del país en un solo día. Esta profecía anticipa la venida del Mesías, que traerá la salvación y la purificación completa para el pueblo de Dios.

El capítulo 3 de Zacarías, en su conjunto, resalta la conexión entre la gracia divina y la respuesta humana. La visión de Josué ilustra la realidad del pecado y la necesidad de purificación, pero también muestra la disposición de Dios para perdonar y restaurar. La vestimenta limpia de Josué simboliza la justificación imputada por Dios a aquellos que confían en Él.

En resumen, el capítulo 3 de Zacarías ofrece una visión poderosa de la gracia divina, la purificación y la responsabilidad humana. A través de la figura del sumo sacerdote Josué, se presenta el proceso de perdón y restauración que proviene de la intervención divina. La visión mesiánica del renuevo apunta hacia un futuro redentor y establece un puente entre la restauración inmediata de Israel y la salvación última que vendrá a través del Mesías. Este capítulo, por lo tanto, se integra en el mensaje más amplio de Zacarías sobre la restauración, la esperanza y el papel crucial de la gracia divina en la vida del pueblo de Dios.