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Isaías: 50

Texto integro del Libro de la biblia Isaías capítulo: 50

Isaías 51
Palabras de consuelo para Sion
1Oídme, los que seguís la justicia, los que buscáis a Jehová. Mirad a la piedra de donde fuisteis cortados, y al hueco de la cantera de donde fuisteis arrancados.
2Mirad a Abraham vuestro padre, y a Sara que os dio a luz; porque cuando no era más que uno solo lo llamé, y lo bendije y lo multipliqué.
3Ciertamente consolará Jehová a Sion; consolará todas sus soledades, y cambiará su desierto en paraíso, y su soledad en huerto de Jehová; se hallará en ella alegría y gozo, alabanza y voces de canto.
4Estad atentos a mí, pueblo mío, y oídme, nación mía; porque de mí saldrá la ley, y mi justicia para luz de los pueblos.
5Cercana está mi justicia, ha salido mi salvación, y mis brazos juzgarán a los pueblos; a mí me esperan los de la costa, y en mi brazo ponen su esperanza.
6Alzad a los cielos vuestros ojos, y mirad abajo a la tierra; porque los cielos serán deshechos como humo, y la tierra se envejecerá como ropa de vestir, y de la misma manera perecerán sus moradores; pero mi salvación será para siempre, mi justicia no perecerá.
7Oídme, los que conocéis justicia, pueblo en cuyo corazón está mi ley. No temáis afrenta de hombre, ni desmayéis por sus ultrajes.
8Porque como a vestidura los comerá polilla, como a lana los comerá gusano; pero mi justicia permanecerá perpetuamente, y mi salvación por siglos de siglos.
9Despiértate, despiértate, vístete de poder, oh brazo de Jehová; despiértate como en el tiempo antiguo, en los siglos pasados. ¿No eres tú el que cortó a Rahab, y el que hirió al dragón?
10¿No eres tú el que secó el mar, las aguas del gran abismo; el que transformó en camino las profundidades del mar para que pasaran los redimidos?
11Ciertamente volverán los redimidos de Jehová; volverán a Sion cantando, y gozo perpetuo habrá sobre sus cabezas; tendrán gozo y alegría, y el dolor y el gemido huirán.
12Yo, yo soy vuestro consolador. ¿Quién eres tú para que tengas temor del hombre, que es mortal, y del hijo de hombre, que es como heno?
13Y ya te has olvidado de Jehová tu Hacedor, que extendió los cielos y fundó la tierra; y todo el día temiste continuamente del furor del que aflige, cuando se disponía para destruir. ¿Pero en dónde está el furor del que aflige?
14El preso agobiado será libertado pronto; no morirá en la mazmorra, ni le faltará su pan.
15Porque yo Jehová, que agito el mar y hago rugir sus ondas, soy tu Dios, cuyo nombre es Jehová de los ejércitos.
16Y en tu boca he puesto mis palabras, y con la sombra de mi mano te cubrí, extendiendo los cielos y echando los cimientos de la tierra, y diciendo a Sion: Pueblo mío eres tú.
17Despierta, despierta, levántate, oh Jerusalén, que bebiste de la mano de Jehová el cáliz de su ira; porque el cáliz de aturdimiento bebiste hasta los sedimentos.
18De todos los hijos que dio a luz, no hay quien la guíe; ni quien la tome de la mano, de todos los hijos que crió.
19Estas dos cosas te han acontecido: asolamiento y quebrantamiento, hambre y espada. ¿Quién se dolerá de ti? ¿Quién te consolará?
20Tus hijos desmayaron, estuvieron tendidos en las encrucijadas de todos los caminos, como antílope en la red, llenos de la indignación de Jehová, de la ira del Dios tuyo.
21Oye, pues, ahora esto, afligida, ebria, y no de vino:
22Así dijo Jehová tu Señor, y tu Dios, el cual aboga por su pueblo: He aquí he quitado de tu mano el cáliz de aturdimiento, los sedimentos del cáliz de mi ira; nunca más lo beberás.
23Y lo pondré en mano de tus angustiadores, que dijeron a tu alma: Inclínate, y pasaremos por encima de ti. Y tú pusiste tu cuerpo como tierra, y como camino, para que pasaran.

Resumen del capítulo 50 del libro de Isaías

El capítulo 50 de Isaías se centra en el Siervo del Señor, destacando su obediencia y paciencia en medio de la adversidad. Este Siervo es presentado como alguien que confía plenamente en Dios y está dispuesto a enfrentar el sufrimiento por el bien de la redención. A continuación, se presenta un resumen estructurado del capítulo:

Introducción:
El capítulo 50 de Isaías inicia con una pregunta retórica dirigida a los que temen al Señor y obedecen su voz. La pregunta implica que, aunque Israel ha experimentado problemas y adversidades, no es debido a la incapacidad de Dios para salvar, sino a las consecuencias de la desobediencia.

Versículos 1-3: Divorcio y el sufrimiento del Siervo:
El capítulo comienza con una imagen de un divorcio, sugiriendo que la separación entre Dios e Israel no es por falta de poder de Dios, sino por la transgresión del pueblo. A pesar de esto, el Siervo del Señor no es excluido ni repudiado. Se destaca que el sufrimiento experimentado por el Siervo no es el resultado de su maldad, sino de la resistencia y desobediencia del pueblo.

Versículos 4-9: La obediencia del Siervo:
El foco se desplaza hacia el Siervo del Señor, quien es presentado como alguien dotado de palabras de aliento y enseñanza. Aunque enfrenta oposición y sufre, confía completamente en la ayuda de Dios. El Siervo no se rebela ni retrocede, sino que se somete pacientemente al sufrimiento por la causa de la redención. La confianza del Siervo en Dios se destaca como un ejemplo para los que temen al Señor.

Versículos 10-11: Llamado a confiar en el Señor:
El capítulo concluye con un llamado a confiar en el Señor, incluso en medio de la oscuridad. Los que temen al Señor son instados a confiar en el nombre del Señor y a depender de la luz que él proporciona. Sin embargo, se advierte a aquellos que confían en su propia luz y encienden sus propios fuegos que enfrentarán la consecuencia de su elección.

Conclusión:

El capítulo 50 de Isaías ofrece una perspectiva sobre el Siervo del Señor y su papel en la redención. La imagen de un divorcio señala las consecuencias de la desobediencia, pero el Siervo del Señor destaca por su obediencia y paciencia en medio de la adversidad. La confianza del Siervo en Dios y su disposición a soportar el sufrimiento se presentan como ejemplos para aquellos que temen al Señor. Este capítulo también subraya la importancia de confiar en la luz de Dios en lugar de depender de nuestras propias habilidades. En conjunto, el capítulo 50 contribuye al desarrollo de la figura del Siervo y anticipa temas que se desarrollarán más plenamente en los capítulos posteriores de Isaías.