Salmos 79: Cuando La Sangre De Los Santos Corre Como Agua En Jerusalén Saltar al contenido

Salmos : 79

Salmo 79: El Lamento por la Destrucción de Jerusalén y la Súplica por Restauración

Cuando contemplamos la devastación de lo que era sagrado y la afrenta contra el nombre de Dios, el Salmo 79 eleva una poderosa oración que clama por justicia divina y restauración, mostrando cómo la destrucción física del templo representa una profanación espiritual que requiere intervención divina.

La Profanación del Sagrado Patrimonio

El salmista inicia con una descripción desgarradora: “Oh Dios, vinieron las naciones a tu heredad; Han profanado tu santo templo”. Esta declaración revela cómo la invasión extranjera no solo afectó aspectos materiales sino que representó un ataque directo contra la presencia divina entre su pueblo.

La Desolación Completa de Jerusalén

La enumeración de la destrucción es particularmente impactante: “Dieron los cuerpos de tus siervos por comida a las aves de los cielos”. Estas imágenes muestran la magnitud de la tragedia donde incluso los rituales básicos de sepultura fueron negados a los santos.

La Afrenta Pública al Nombre Divino

La descripción de la burla de las naciones es significativa: “Porque dirán las gentes: ¿Dónde está su Dios?”. Este versículo muestra cómo la destrucción física se convierte en motivo para cuestionar la presencia y poder del Dios de Israel.

La Petición de Venganza Justa

La solicitud incluye varias dimensiones específicas: “Derrama tu ira sobre las naciones que no te conocen”. Esta declaración muestra cómo la justicia divina debe manifestarse contra aquellos que atacaron tanto a su pueblo como a su reputación.

La Confesión Nacional y Petición de Misericordia

La referencia a las iniquidades pasadas es crucial: “No recuerdes contra nosotros las iniquidades de nuestros antepasados”. Este reconocimiento muestra cómo la situación actual también es consecuencia de pecados acumulados que requieren perdón divino.

La Respuesta Anticipada al Clamor

Finalmente, el salmo concluye con una promesa de alabanza continua: “Y nosotros, pueblo tuyo, y ovejas de tu prado, Te alabaremos para siempre”. Esta declaración encapsula toda la enseñanza del salmo, mostrando cómo la respuesta divina genera adoración perpetua.

La Lección sobre la Conexión entre Pecado y Consecuencias

Este cántico nos enseña que la destrucción nacional no es meramente política o militar sino que tiene raíces espirituales profundas, conectadas con la fidelidad o infidelidad del pueblo a su pacto divino.

La Importancia de la Intercesión Colectiva

La referencia constante al “nosotros” enfatiza la necesidad de confesar colectivamente los pecados nacionales, reconociendo que nuestras acciones individuales impactan a toda la comunidad de fe.

La Perspectiva Correcta sobre la Justicia Divina

La descripción de la venganza divina ayuda a mantener una perspectiva adecuada sobre cómo la justicia verdadera eventualmente prevalecerá, aunque desde nuestra perspectiva humana pueda parecer demorada.

El Recordatorio de la Fidelidad Inevitable

La seguridad expresada en la intervención divina sirve como recordatorio constante de que aunque permita disciplina temporal, su propósito final es restaurar y vindicar a su pueblo según su carácter justo.

La Dimensión Profética de la Restauración

Muchos elementos de este salmo apuntan hacia una realidad futura donde la plenitud del propósito divino será restaurada y manifestada en toda su gloria, cumpliendo completamente las promesas aún no realizadas.

La Celebración de la Soberanía Indisputable

La enumeración de los actos poderosos pasados revela cómo el verdadero control reside únicamente en Dios, quien mantiene autoridad absoluta sobre la naturaleza y la historia humana, pudiendo intervenir según su voluntad soberana para cumplir su propósito redentor.

La Interconexión entre Juicio y Restauración

La relación entre el juicio divino y la restauración muestra cómo nuestro crecimiento espiritual está conectado directamente con la comprensión de ambas dimensiones del carácter divino, siendo esta la base fundamental para cualquier madurez genuina.

Texto integro del Libro de Salmos capítulo: 79


Salmos 79
Lamento por la destrucción de Jerusalén
1Oh Dios, vinieron las naciones a tu heredad; Han profanado tu santo templo; Redujeron a Jerusalén a escombros.
2Dieron los cuerpos de tus siervos por comida a las aves de los cielos, La carne de tus santos a las bestias de la tierra.
3Derramaron su sangre como agua en los alrededores de Jerusalén, Y no hubo quien los enterrase.
4Somos afrentados de nuestros vecinos, Escarnecidos y burlados de los que están en nuestros alrededores.
5¿Hasta cuándo, oh Jehová? ¿Estarás airado para siempre? ¿Arderá como fuego tu celo?
6Derrama tu ira sobre las naciones que no te conocen, Y sobre los reinos que no invocan tu nombre.
7Porque han consumido a Jacob, Y su morada han asolado.
8No recuerdes contra nosotros las iniquidades de nuestros antepasados; Vengan pronto tus misericordias a encontrarnos, Porque estamos muy abatidos.
9Ayúdanos, oh Dios de nuestra salvación, por la gloria de tu nombre; Y líbranos, y perdona nuestros pecados por amor de tu nombre.
10Porque dirán las gentes: ¿Dónde está su Dios? Sea notoria en las gentes, delante de nuestros ojos, La venganza de la sangre de tus siervos que fue derramada.
11Llegue delante de ti el gemido de los presos; Conforme a la grandeza de tu brazo preserva a los sentenciados a muerte,
12Y devuelve a nuestros vecinos en su seno siete tantos De su infamia, con que te han deshonrado, oh Jehová.
13Y nosotros, pueblo tuyo, y ovejas de tu prado, Te alabaremos para siempre; De generación en generación cantaremos tus alabanzas.

Resumen del capítulo 79 del libro de Salmos

Resumen del Salmo 79: Lamento por la Destrucción de Jerusalén y una Súplica de Restauración

El Salmo 79 es un lamento que expresa el dolor y la aflicción del pueblo de Dios ante la destrucción de Jerusalén. El salmista clama a Dios en busca de ayuda, pidiendo restauración y venganza contra los enemigos que han profanado el santuario.

Versículos 1-4: Lamento por la Desolación de Jerusalén:
El salmista comienza lamentándose por la invasión de Jerusalén. Expresa la aflicción del pueblo al ver el santuario profanado, los cuerpos de los fieles arrojados como alimento a las aves y los cuerpos de los siervos de Dios como pasto para las bestias.

Versículos 5-7: Reconocimiento del Pecado y Súplica por la Misericordia:
En esta sección, el salmista reconoce el pecado del pueblo y cómo han llegado a ser objeto de burla y escarnio entre las naciones vecinas. A pesar de esto, clama a Dios por su misericordia y perdón, pidiendo que Su ira se aparte de ellos.

Versículos 8-13: Súplica por Restauración y Venganza:
El salmo continúa con una súplica apasionada por la restauración. El salmista pide a Dios que recuerde la aflicción del pueblo y actúe en favor de Su nombre, vengándolos de los enemigos que han derramado sangre inocente y han deshonrado a Dios.

Aplicación y Significado:
El Salmo 79 es un lamento ferviente por la desolación de Jerusalén. El dolor y la aflicción del pueblo de Dios son palpables en las palabras del salmista, quien clama a Dios en busca de ayuda, perdón y venganza.

El lamento inicial describe la devastación de Jerusalén, enfocándose en la profanación del santuario y la humillación del pueblo. Se destaca la angustia al ver los cuerpos arrojados como alimento a las aves y las bestias, lo que añade un nivel de indignidad a la aflicción.

La segunda sección revela un reconocimiento del pecado por parte del pueblo. El salmista admite que están siendo objeto de burla y escarnio debido a sus transgresiones. A pesar de su pecado, clama a Dios por misericordia, pidiendo que aparte Su ira y restaure la relación con Su pueblo arrepentido.

La súplica por restauración y venganza es una expresión de deseo de justicia divina. El salmista pide a Dios que actúe en favor de Su nombre, recordando la aflicción del pueblo y vengándolos de los enemigos que han derramado sangre inocente. La petición es apasionada y refleja la urgencia del momento.

En resumen, el Salmo 79 es un lamento que expresa el dolor y la angustia del pueblo de Dios ante la destrucción de Jerusalén. A través de la lamentación, la súplica y el reconocimiento del pecado, el salmista busca la misericordia y la intervención divina para restaurar y vengar al pueblo de Dios.

Rate this post