Salmo 122: La Alegría de Jerusalén y el Llamado a su Paz
Jerusalén no es solo una ciudad de piedras antiguas; es el corazón simbólico de la fe, el lugar donde el cielo y la tierra se encuentran. El Salmo 122, otro de los Cánticos de Ascenso, captura la emoción de un peregrino que llega a la Ciudad Santa, pero también es un llamado urgente a orar por su paz—un mensaje tan relevante hoy como hace tres mil años.
La Alegría de Llegar a la Casa de Dios
El salmo comienza con una explosión de gozo: “Yo me alegré con los que me decían: A la casa de Jehová iremos”. No es un viaje solitario; es una celebración comunitaria. Imagina la escena: familias, amigos y vecinos caminando juntos hacia Jerusalén para las fiestas, cantando estos salmos en el camino.
El versículo 2 añade nostalgia: “Nuestros pies estuvieron dentro de tus puertas, oh Jerusalén”. Para el pueblo de Israel, pisar Jerusalén no era solo un acto físico; era un encuentro con la presencia de Dios. Hoy, aunque no todos podamos visitar la Jerusalén terrenal, este salmo nos recuerda la dicha de congregarnos para adorar (Hebreos 12:22).
Jerusalén: Ciudad Unida y Centro de Justicia
La descripción de Jerusalén como “una ciudad que está bien unida entre sí” (v. 3) va más allá de su arquitectura. Habla de unidad espiritual, un lugar donde las “tribus de JAH” subían para alabar (v. 4). Además, era el centro de gobierno: “Allí están las sillas del juicio, los tronos de la casa de David” (v. 5).
Esto nos desafía:
- La adoración verdadera debe unirnos, no dividirnos.
- La justicia y la alabanza van de la mano. No podemos honrar a Dios mientras ignoramos su ley.
El Mandato Más Urgente: “Pedid por la Paz de Jerusalén”
El corazón del salmo late en el versículo 6: “Pedid por la paz de Jerusalén; sean prosperados los que te aman”. La palabra “paz” (shalom) aquí no es solo ausencia de guerra; es plenitud, armonía y bienestar integral.
La oración se expande:
- “Sea la paz dentro de tus muros” (v. 7): Protección contra enemigos externos.
- “El descanso dentro de tus palacios” (v. 7): Tranquilidad en el liderazgo.
Hoy, este mandato aplica tanto literal como espiritualmente:
- Por la Jerusalén física: Oramos por judíos, árabes y todos sus habitantes (Isaías 62:6-7).
- Por la Jerusalén celestial: La Iglesia, “el Israel de Dios” (Gálatas 6:16), necesita unidad y santidad.
Compromiso Personal: “Buscaré tu Bien”
El salmista no se limita a orar; actúa: “Por amor a la casa de Jehová nuestro Dios, buscaré tu bien” (v. 9). Su motivación es clara: amor a Dios y a su pueblo (v. 8).
¿Cómo podemos aplicar esto hoy?
- Intercediendo: Usando este salmo como guía de oración.
- Trabajando por la unidad: Rechazando divisiones en la Iglesia.
- Apoyando causas justas: Ya sea en Medio Oriente o en nuestra comunidad.
Conclusión: Un Salmo para Hoy
Mientras conflictos políticos y religiosos siguen sacudiendo a Jerusalén, este salmo nos da un modelo:
- Alegrarnos en la presencia de Dios.
- Orar fervientemente por la paz.
- Actuar con amor práctico.
Oración final:
“Señor, que Jerusalén—tanto la ciudad como tu Iglesia—conozca tu shalom. Que nuestros pies se apresuren a llevar tu luz, y que nuestro corazón nunca deje de interceder. Amén”.
Texto integro del Libro de Salmos capítulo: 122
Salmos 122
Oración por la paz de Jerusalén
1Yo me alegré con los que me decían: A la casa de Jehová iremos.
2Nuestros pies estuvieron Dentro de tus puertas, oh Jerusalén.
3Jerusalén, que se ha edificado Como una ciudad que está bien unida entre sí.
4Y allá subieron las tribus, las tribus de JAH, Conforme al testimonio dado a Israel, Para alabar el nombre de Jehová.
5Porque allá están las sillas del juicio, Los tronos de la casa de David.
6Pedid por la paz de Jerusalén; Sean prosperados los que te aman.
7Sea la paz dentro de tus muros, Y el descanso dentro de tus palacios.
8Por amor de mis hermanos y mis compañeros Diré yo: La paz sea contigo.
9Por amor a la casa de Jehová nuestro Dios Buscaré tu bien.
Resumen del capítulo 122 del libro de Salmos
Salmo 122: Alegría por Ir a la Casa de Dios
El Salmo 122 es un himno de alegría y gratitud por la oportunidad de ir a la Casa de Dios para adorar y rendir culto. El salmista expresa su gozo al recibir la invitación de adorar en Jerusalén y anhela la paz para la ciudad.
1. Alegría por la Invitación a la Casa de Dios (Versículos 1-2): El salmista comienza expresando su alegría al recibir la invitación de ir a la Casa de Dios en Jerusalén. Declara su emoción y expectación al participar en los rituales de adoración.
2. Oración por la Paz de Jerusalén (Versículos 6-9): El salmista intercede por la paz de Jerusalén y por la prosperidad de aquellos que la aman. Pide bendiciones para la ciudad y para todos sus habitantes.
3. Gratitud por la Ciudad de Jerusalén (Versículos 3-5): El salmista elogia a Jerusalén como la ciudad donde están las tribus de Israel y donde se elevan las casas del Señor. La considera un lugar de unión y testimonio para Israel.
4. La Alegría por la Casa de Dios (Versículos 1-2): A lo largo del Salmo, se destaca la alegría y gratitud del salmista por la oportunidad de ir a la Casa de Dios para adorar y rendir culto. Se expresa la emoción y la expectación de participar en los rituales de adoración.
5. La Oración por la Paz (Versículos 6-9): El salmista intercede por la paz de Jerusalén y por la prosperidad de sus habitantes. Pide bendiciones y protección para la ciudad y sus habitantes, deseando que haya paz en sus murallas.
6. La Exaltación de Jerusalén (Versículos 3-5): Se elogia a Jerusalén como el lugar donde están las tribus de Israel y donde se levantan las casas del Señor. Es considerada un símbolo de unidad y testimonio para todo Israel.
En resumen, el Salmo 122 es un himno de alegría y gratitud por la oportunidad de ir a la Casa de Dios en Jerusalén para adorar y rendir culto. El salmista expresa su gozo al recibir la invitación y anhela la paz y prosperidad para la ciudad y sus habitantes. Se exalta a Jerusalén como un símbolo de unidad y testimonio para Israel. El Salmo 122 refleja la importancia y la emoción de la adoración en la Casa de Dios y la intercesión por la paz y prosperidad de la ciudad de Jerusalén.