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2 Reyes 4

2 Reyes 4: Milagros de Provisión y Resurrección: El Poder de Dios en Eliseo

El capítulo 4 de 2 Reyes muestra cuatro milagros sorprendentes realizados por Eliseo, demostrando que el Dios de Elías sigue obrando poderosamente. Cada historia revela principios espirituales para quienes enfrentan crisis financieras, esterilidad, pérdidas o necesidades cotidianas.


1. La Viuda y el Aceite que No Se Acababa (vv. 1-7)

Situación:

  • Una viuda de un profeta está en deuda. El acreedor amenaza con tomar a sus hijos como esclavos.
  • Solo tiene una vasija de aceite (símbolo del Espíritu Santo y provisión).

Instrucción de Eliseo:

  1. “Pide vasijas prestadas, muchas” (v. 3).
  2. “Ciérrate con tus hijos y llena los vasos” (v. 4).

Resultado:

  • El aceite fluyó hasta que no hubo más recipientes (v. 6).
  • La viuda vendió el aceite, pagó sus deudas y vivió del resto.

Lección:

  • Dios multiplica lo que entregamos en obediencia.
  • La provisión cesó cuando no hubo más vasijas (nuestra fe limita o libera el milagro).

2. La Sunamita y el Hijo Prometido (vv. 8-17)

Situación:

  • Una mujer sunamita y su esposo (anciano) no tenían hijos.
  • Ella hospedó a Eliseo en una “cámara pequeña”, sirviéndole sin pedir nada.

Bendición inesperada:

  • Eliseo declara: “Tendrás un hijo” (v. 16).
  • Un año después, nace el niño (v. 17).

Lección:

  • La generosidad abre puertas a lo imposible.
  • Dios honra a quienes sirven sin motivos ocultos.

3. La Resurrección del Hijo de la Sunamita (vv. 18-37)

Tragedia:

  • El niño muere repentinamente (vv. 18-20).
  • La madre lo lleva a la cama de Eliseo, buscando al profeta con determinación (v. 22).

Milagro:

  1. Eliseo ora y se tiende sobre el niño (vv. 33-35).
  2. El niño estornuda 7 veces y revive (v. 35).

Lección:

  • La fe persistente mueve a Dios.
  • La resurrección es posible cuando llevamos nuestras cargas al lugar de la unción.

4. La Purificación del Potaje Mortal y la Multiplicación de los Panes (vv. 38-44)

a) La olla envenenada (vv. 38-41):

  • Los hijos de los profetas comen un guiso tóxico.
  • Eliseo echa harina (símbolo de la Palabra) y lo sana.

b) Los 20 panes para 100 (vv. 42-44):

  • Un hombre trae panes de primicias (ofrenda).
  • Eliseo ordena repartirlos, y sobra comida (como Jesús en Juan 6:11).

Lección:

  • Dios transforma lo mortal en vida.
  • Lo pequeño se multiplica cuando se entrega a Dios.

Aplicación Práctica

Crisis financiera? Entrega tu “aceite” a Dios y Él multiplicará.
Necesidad familiar? Sirve a Dios como la sunamita, sin esperar recompensa.
Pérdida dolorosa? Corre al lugar de la unción (oración, Palabra).
Hambre espiritual/física? Dios multiplica lo que das con fe.

“Traed todos los diezmos al alfolí… probadme ahora en esto, dice Jehová, si no os abriré las ventanas de los cielos” (Malaquías 3:10).

Comparte este estudio con alguien que necesite recordar:
🔥 Dios es proveedor en la escasez
🔥 La obediencia activa la bendición
🔥 Nada es imposible para Él

Eliseo demostró que el poder de Elías no se había ido… ¡y el poder de Dios sigue igual hoy! ¿Qué milagro necesitas ver en tu vida?

Texto integro del Libro de 2 Reyes capítulo: 4
2 Reyes capítulo 4

Capítulo 4

UNA mujer, de las mujeres de los hijos de los profetas, clamó á Eliseo, diciendo: Tu siervo mi marido es muerto; y tú sabes que tu siervo era temeroso de Jehová: y ha venido el acreedor para tomarse dos hijos míos por siervos.
2 Y Eliseo le dijo: ¿Qué te haré yo? Declárame qué tienes en casa. Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una botija de aceite.
3 Y él le dijo: Ve, y pide para ti vasos prestados de todos tus vecinos, vasos vacíos, no pocos.
4 Entra luego, y cierra la puerta tras ti y tras tus hijos; y echa en todos los vasos, y en estando uno lleno, ponlo aparte.
5 Y partióse la mujer de él, y cerró la puerta tras sí y tras sus hijos; y ellos le llegaban los vasos, y ella echaba del aceite.
6 Y como los vasos fueron llenos, dijo á un hijo suyo: Tráeme aún otro vaso. Y él dijo: No hay más vasos. Entonces cesó el aceite.
7 Vino ella luego, y contólo al varón de Dios, el cual dijo: Ve, y vende el aceite, y paga á tus acreedores; y tú y tus hijos vivid de lo que quedare.
8 Y aconteció también que un día pasaba Eliseo por Sunem; y había allí una mujer principal, la cual le constriñó á que comiese del pan: y cuando por allí pasaba, veníase á su casa á comer del pan.
9 Y ella dijo á su marido: He aquí ahora, yo entiendo que éste que siempre pasa por nuestra casa, es varón de Dios santo.
10 Yo te ruego que hagas una pequeña cámara de paredes, y pongamos en ella cama, y mesa, y silla, y candelero, para que cuando viniere á nosotros, se recoja en ella.
11 Y aconteció que un día vino él por allí, y recogióse en aquella cámara, y durmió en ella.
12 Entonces dijo á Giezi su criado: Llama á esta Sunamita. Y como él la llamó, pareció ella delante de él.
13 Y dijo él á Giezi: Dile: He aquí tú has estado solícita por nosotros con todo este esmero: ¿qué quieres que haga por ti? ¿has menester que hable por ti al rey, ó al general del ejército? Y ella respondió: Yo habito en medio de mi pueblo.
14 Y él dijo: ¿Qué pues haremos por ella? Y Giezi respondió: He aquí ella no tiene hijo, y su marido es viejo.
15 Dijo entonces: Llámala. Y él la llamó, y ella se paró á la puerta.
16 Y él le dijo: A este tiempo según el tiempo de la vida, abrazarás un hijo. Y ella dijo: No, señor mío, varón de Dios, no hagas burla de tu sierva.
17 Mas la mujer concibió, y parió un hijo á aquel tiempo que Eliseo le había dicho, según el tiempo de la vida.
18 Y como el niño fué grande, aconteció que un día salió á su padre, á los segadores.
19 Y dijo á su padre: ¡Mi cabeza, mi cabeza! Y él dijo á un criado: Llévalo á su madre.
20 Y habiéndole él tomado, y traídolo á su madre, estuvo sentado sobre sus rodillas hasta medio día, y murióse.
21 Ella entonces subió, y púsolo sobre la cama del varón de Dios, y cerrándole la puerta, salióse.
22 Llamando luego á su marido, díjole: Ruégote que envíes conmigo á alguno de los criados y una de las asnas, para que yo vaya corriendo al varón de Dios, y vuelva.
23 Y él dijo: ¿Para qué has de ir á él hoy? No es nueva luna, ni sábado. Y ella respondió: Paz.
24 Después hizo enalbardar una borrica, y dijo al mozo: Guía y anda; y no me hagas detener para que suba, sino cuando yo te lo dijere.
25 Partióse pues, y vino al varón de Dios al monte del Carmelo. Y cuando el varón de Dios la vió de lejos, dijo á su criado Giezi: He aquí la Sunamita:
26 Ruégote que vayas ahora corriendo á recibirla, y dile: ¿Tienes paz? ¿y tu marido, y tu hijo? Y ella dijo: Paz.
27 Y luego que llegó al varón de Dios en el monte, asió de sus pies. Y llegóse Giezi para quitarla; mas el varón de Dios le dijo: Déjala, porque su alma está en amargura, y Jehová me ha encubierto el motivo, y no me lo ha revelado.
28 Y ella dijo: ¿Pedí yo hijo á mi señor? ¿No dije yo, que no me burlases?
29 Entonces dijo él á Giezi: Ciñe tus lomos, y toma mi bordón en tu mano, y ve; y si alguno te encontrare, no lo saludes; y si alguno te saludare, no le respondas: y pondrás mi bordón sobre el rostro del niño.
30 Y dijo la madre del niño: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré.
31 El entonces se levantó, y siguióla. Y Giezi había ido delante de ellos, y había puesto el bordón sobre el rostro del niño, mas ni tenía voz ni sentido; y así se había vuelto para encontrar á Eliseo; y declaróselo, diciendo: El mozo no despierta.
32 Y venido Eliseo á la casa, he aquí el niño que estaba tendido muerto sobre su cama.
33 Entrando él entonces, cerró la puerta sobre ambos, y oró á Jehová.
34 Después subió, y echóse sobre el niño, poniendo su boca sobre la boca de él, y sus ojos sobre sus ojos, y sus manos sobre las manos suyas; así se tendió sobre él, y calentóse la carne del joven.
35 Volviéndose luego, paséose por la casa á una parte y á otra, y después subió, y tendióse sobre él; y el joven estornudó siete veces, y abrió sus ojos.
36 Entonces llamó él á Giezi, y díjole: Llama á esta Sunamita. Y él la llamó. Y entrando ella, él le dijo: Toma tu hijo.
37 Y así que ella entró, echóse á sus pies, é inclinóse á tierra: después tomó su hijo, y salióse.
38 Y Eliseo se volvió á Gilgal. Había entonces grande hambre en la tierra. Y los hijos de los profetas estaban con él, por lo que dijo á su criado: Pon una grande olla, y haz potaje para los hijos de los profetas.
39 Y salió uno al campo á coger hierbas, y halló una como parra montés, y cogió de ella una faldada de calabazas silvestres: y volvió, y cortólas en la olla del potaje: porque no sabía lo que era.
40 Echóse después para que comieran los hombres; pero sucedió que comiendo ellos de aquel guisado, dieron voces, diciendo: ¡Varón de Dios, la muerte en la olla! Y no lo pudieron comer.
41 El entonces dijo: Traed harina. Y esparcióla en la olla, y dijo: Echa de comer á la gente. Y no hubo más mal en la olla.
42 Vino entonces un hombre de Baal-salisa, el cual trajo al varón de Dios panes de primicias, veinte panes de cebada, y trigo nuevo en su espiga. Y él dijo: Da á la gente para que coman.
43 Y respondió su sirviente: ¿Cómo he de poner esto delante de cien hombres? Mas él tornó á decir: Da á la gente para que coman, porque así ha dicho Jehová: Comerán, y sobrará.
44 Entonces él lo puso delante de ellos, y comieron, y sobróles, conforme á la palabra de Jehová.

Resumen del capítulo 4 del libro de 2 Reyes

El capítulo 4 del Libro de 2 Reyes en la Biblia relata una serie de milagros realizados por el profeta Eliseo y su interacción con personas que buscaban la ayuda de Dios en diversas situaciones. Aquí tienes un resumen exhaustivo de este capítulo:

  1. La viuda y el aceite milagroso: La historia comienza con una viuda que había perdido a su esposo, un discípulo de Eliseo, y estaba endeudada. Ella busca ayuda al profeta, quien le pregunta sobre sus recursos. La mujer solo tiene un poco de aceite. Eliseo le indica que reúna vasijas vacías y llene el aceite en ellas. El aceite milagrosamente se multiplica hasta que llena todas las vasijas disponibles, lo que le permite pagar sus deudas y mantener el sustento para ella y sus hijos.
  2. La mujer sunamita y su hijo: Una mujer rica de Sunem muestra hospitalidad a Eliseo ofreciéndole comida y un lugar para quedarse en sus visitas a la ciudad. En agradecimiento, Eliseo le profetiza que ella tendrá un hijo, a pesar de que ella y su esposo eran ancianos. Tiempo después, la profecía se cumple y la mujer da a luz a un hijo. Sin embargo, el niño muere más tarde debido a una enfermedad. La mujer busca a Eliseo, quien viene y, después de orar, el niño vuelve a la vida.
  3. El envenenamiento de un guisado: En otra ocasión, mientras Eliseo está con un grupo de profetas, se prepara un guisado. Alguno de los profetas encuentra algo venenoso en la comida y alerta a Eliseo. El profeta echa harina en la olla y el guisado se vuelve inofensivo para comer.
  4. La multiplicación de panes: En otra historia similar a la multiplicación de los panes y los peces que se encuentra en los Evangelios, un hombre trae veinte panes de cebada a Eliseo como ofrenda. Eliseo le dice que dé de comer a la gente. A pesar de la cantidad limitada de pan, todos comen y sobra pan al final del banquete.
  5. Eliseo y la sunamita de nuevo: La mujer sunamita busca la ayuda de Eliseo nuevamente cuando enfrenta dificultades debido a una sequía y hambre en la tierra. Eliseo le anuncia una sequía y le aconseja que se vaya a otra tierra durante ese tiempo. La mujer obedece y regresa después de la sequía, recuperando su propiedad que le habían confiscado en su ausencia.

En resumen, el capítulo 4 de 2 Reyes destaca el ministerio de Eliseo como un profeta lleno de poderes milagrosos otorgados por Dios. Las historias de este capítulo resaltan la compasión de Eliseo por las personas necesitadas, su capacidad para solucionar problemas y la importancia de la fe y la obediencia en la vida de aquellos que buscan a Dios. Las historias de multiplicación de alimentos y el milagro de resucitar al hijo de la mujer sunamita también anticipan eventos similares en el ministerio de Jesús en el Nuevo Testamento.

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